Daniel Whiteson y Michael Mulhearn son dos físicos de California que pasan buena parte del año en Suiza, investigando en el Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra. A pesar de lo costoso de las instalaciones, uno de los lugares más productivos del CERN es la cafetería, donde los investigadores intercambian ideas. "Estábamos jugueteando con nuestros móviles", recuerda Whiteson, "cuando nos dimos cuenta: 'Espera un segundo, ¡estos smartphones podrían ser utilizados como detectores de partículas!". Desde entonces trabajan en el desarrollo de una aplicación que permite convertir los teléfonos de los usuarios en detectores de rayos cósmicos de alta energía, uno de los fenómenos más esquivos y misteriosos de la física.
'Espera un segundo, ¡estos smartphones podrían ser utilizados como detectores de partículas
Su idea es utilizar un tipo de chip, llamado CMO, que está en el interior de las cámaras de todos los móviles. Si suficiente gente activa la aplicación, los científicos podrían tener una herramienta utilísima para detectar el impacto de estos rayos superenergéticos al impactar contra la Tierra en tiempo real. Una red en movimiento y con una gran cobertura geográfica, mayor incluso que los 3.000 km² del observatorio Pierre Auger en Argentina donde se intenta cazar a estos rayos.
El equipo de Sarah Minson, del Instituto Tecnológico de California (Caltech), acaba de presentar una idea similar pero para detectar terremotos. Su equipo cree que los datos recogidos mediante el GPS de los teléfonos podrían servir para crear un sistema de alerta temprana de grandes terremotos. Los investigadores han descubierto que el GPS de estos dispositivos puede detectar el desplazamiento de tierra causada por el movimiento de una falla geológica en grandes terremotos. Los investigadores han diseñado ahora un método que permite enviar estos datos de desplazamiento a un servidor central para que estime rápidamente la magnitud del terremoto. Según sus pruebas, los datos podían utilizarse para emitir advertencias cinco segundos antes de que las ondas sísmicas llegaran a los principales centros de población, o para advertir de la posibilidad de un gran tsunami como el que asoló las costas de Japón en 2011.
Los móviles son medidores ambulantes de gran precisión.
En la Universidad Tecnológica de Michigan (EEUU), Alex Mayer y Robert Pastel lideran un proyecto que trata de aprovechar el potencial de los teléfonos móviles para que la gente haga ciencia ciudadana. Los teléfonos inteligentes recopilan numerosos datos en tiempo real localizados en el tiempo y en el espacio, lo que los convierte en medidores ambulantes, aseguran. Su idea es poner a científicos y estudiantes de las más diversas disciplinas a pensar en qué tipo de datos podrían aprovechar si los ciudadanos les ayudasen en sus investigaciones. Así han nacido aplicaciones como Marine Debris Tracker, que permite seguir la basura que aparece en la costa oeste de EE.UU. procedente del tsunami de Japón; Secchi, una aplicación para que los marineros de todo el mundo manden datos sobre la abundancia de fitoplancton en los mares; mPing, en la que los ciudadanos aportan datos sobre las precipitaciones en su zona, o What's Invasive, en el que las personas reportan la aparición de especies invasoras.
Algunas de las más aplicaciones más novedosas intentan recopilar información sobre problemas que afectan a las ciudades. Loss of the Night recoge datos de los ciudadanos sobre los niveles de contaminación lumínica y NoiseTube emplea los móviles como detectores de ruido y fue creado en París para construir un mapa de las zonas más ruidosas de la ciudad. Una de las aplicaciones más interesantes ha sido creada por dos ingenieros españoles y se está utilizando para monitorizar los olores generados por la industria de Tarragona en las localidades cercanas. Se llama Nassap y se basa en los informes que los ciudadanos envían sobre la presencia de olores en determinado lugar, su intensidad, duración y características. Cuando el sistema detecta que más de diez informadores detectan un olor extraño, se envía una alerta automática a las autoridades locales pata que se pongan en marcha y tomen medidas por si se trata de algún tipo de escape.
Imagen: Petr Dosek (Flickr, CC)
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