Ciencia

El mito del deportista que “se traga la lengua” cuesta vidas

Un estudio muestra que la falsa creencia está muy extendida entre los deportistas y tiene consecuencias fatales porque retrasa las maniobras de reanimación cardiopulmonar.

Jueves 2 de marzo de 2017. Estadio de Riazor, minuto 84 de juego. El jugador del Deportivo de La Coruña Álex Bergantiños choca con fuerza contra el atlético Fernando Torres y este cae desplomado e inconsciente sobre el césped. Un instante después, varios compañeros corren para tratar de ayudarle y su primer gesto es meterle la mano en la boca para que no se trague la lengua. En realidad están poniendo en riesgo su vida y repitiendo un acto reflejo que repiten los deportistas de todo el mundo cada día sin saber que es un mito y que podrían causar un daño.

Los autores han revisado detenidamente hasta 29 vídeos de este tipo de episodios

Un equipo internacional de investigadores publica esta semana en la revista HeartRhythm un análisis detallado de este tipo de reacciones en el mundo del deporte cuando un jugador cae desplomado al suelo por un fallo cardíaco. Para ello han revisado detenidamente hasta 29 vídeos de este tipo de episodios en todo el mundo desde 1990 hasta 2017 y han analizado las reacciones de los compañeros y el personal médico. En un 65 por ciento de las grabaciones las acciones iniciales fueron intentar impedir que el deportista “se tragara la lengua”, ya fuera metiendo los dedos en su boca, poniéndole de lado o sacudiendo su cabeza. Solo en un 38 por ciento de las ocasiones se acompañó de una maniobra de compresión en el pecho para la reanimación. Y lo que es más preocupante, solo en dos de las ocasiones alguien hizo llegar un desfribilador hasta la escena, y en una de las dos la primera descarga llegó diez minutos más tarde. Del total de casos analizados, y este es el dato estremecedor, solo el 36 por ciento sobrevivió.

“Los episodios de parada cardiaca de deportistas registrados en vídeo y disponibles en internet ofrecen un retrato muy preocupante de los compañeros de equipo respondiendo a la situación de manera incorrecta”, asegura Dana Viskin, autora principal del estudio. “Prevenir o intentar evitar que se traguen la lengua parece ser la prioridad sobre la compresión sobre el pecho en la mayoría de sucesos documentados en vídeo”. ¿De dónde surge este mito de que el verdadero problema está en que la persona se trague la lengua? Los autores del estudio señalan que incluso los grandes medios han contribuido a difundir este enfoque erróneo y recuerdan un artículo de la BBC que recomienda de manera errónea e irresponsable a los compañeros y médicos que eviten que el deportista se trague la lengua. “El malentendido viene de lejos”, asegura Julián Palacios, cardiólogo de la Unidad de Arritmias del Hospital Clínico de Madrid. “Cuando una persona entra en parada pierde la conciencia y muchas veces lo primero que hace es emitir un ronquido. Así que piensas que se ha tragado la lengua, pero ese no es el problema ni tiene sentido tirar de la punta de un músculo tan grande para desatascarlo. Es tan absurdo como poner al deportista de pie porque se ha caído”.

“Se calcula que la mortalidad aumenta un 10 por ciento por cada minuto que pasa”

Lo que debemos tener claro es que, salvo en enfermedades de generativas como el ELA, es muy poco frecuente que alguien se ahogue con su propia lengua. “En bebés, es la causa principal es la asfixia”, apunta Palacios, “pero en adultos se da muy raramente”. En tal caso bastaría con poner a la persona de lado o realizar la maniobra de extensión mandibular, consistente en ponerle la cabeza hacia arriba, como si estuviera oliendo algo. Pero no es eso lo que hay que hacer en caso de desvanecimiento súbito y los protocolos de actuación han cambiado. Para Palacios, el problema es que se confunde la vía estándar de actuación en cualquier emergencia con la que hay que aplicar en el caso de un deportista. “En otras situaciones lo primero es ver si respira y después si hay pulso. En una situación de un corredor o un futbolista no tiene sentido seguir ese orden, porque casi con toda seguridad es una parada por arritmia. En tal caso hay que mantener la sangre bombeando y, en cuanto dispongas de desfribilador, ponérselo. Y cada segundo cuenta”, añade, “porque se calcula que la mortalidad aumenta un 10 por ciento por cada minuto que pasa. Si tardas diez minutos no hay nada que hacer o habrá fallos neurológicos muy graves”.

Si la persona no respira y está inconsciente hay que empezar inmediatamente con el masaje cardíaco

Para Peter J. Kudenchuk, especialista en arritmia cardiaca en la Universidad de Washington, el problema está en esos primeros minutos. “Es en este periodo cuando podemos perder fácilmente la batalla por la superviencia”, escribe en un artículo editorial de la revista. “Especialmente si confundimos la muerte súbita cardiaca (SCA) con algo menos amenazante para la vida, y los procedimientos se dirigen donde no deben o no se aplican en absoluto”. En el pasado, las guías para la reanimación cardiopulmonar se regían por el criterio ABC (Vía aérea / Respiración / Compresiones, por sus siglas en inglés), pero en 2010 se actualizó y se pusieron por delante las compresiones, asumiendo que todos los desvanecimientos son causados por una muerte súbita cardiaca. Lo único que hay que hacer es preguntarse dos cosas: “¿Está el paciente consciente?” y “¿Está respirando?”. Si la respuesta a ambas es “No” debemos empezar inmediatamente con el masaje cardíaco. Y aplicar este sencillo mecanismo está aumentando los índices de supervivencia.

La falta de conocimiento de estos protocolos es de la máxima preocupación para los cardiólogos en este momento. “Desde que empezamos nuestra investigación sobre este tema”, apunta la doctora Viskin, “hemos tenido que añadir al menos otros tres casos a nuestras estadísticas, incluyendo uno reciente, que no incluimos en este estudio, que afecto a un jugador de futbol en Holanda. Es interesante que el mundo está moviéndose rápido en materia de tecnología, equipamiento médico e investigación, pero en un asunto de cara al público con millones de espectadores en todo el mundo, parecemos llevar una década de retraso”. “Ningún futbolista se desploma durante un partido porque no pueda respirar”, recalca Palacios. “Lo hace porque se le ha parado el corazón y hay que olvidarse de problemas secundarios y poner a bombear la sangre mientras alguien trae un desfribrilador antes de que sea tarde”.

* Esta información es muy relevante para la salud pública. Si lo consideras oportuno compártela con tus contactos y dedica solo 7 minutos a ver este vídeo. Quizá puedas salvar una vida:

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP