El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), en colaboración con un grupo internacional de investigación, ha descubierto por primera vez una nebulosa planetaria que destruyó su propio sistema solar, pero manteniendo los escombros de un exoplaneta dentro de ella.
Según ha explicado este miércoles el IAC en una nota, hasta la fecha se han descubierto más de 5.000 exoplanetas orbitando estrellas de todo tipo y de casi cualquiera de las fases evolutivas y aunque se han visto exoplanetas alrededor de enanas blancas; es decir, la última fase en la vida de estrellas de masa baja e intermedia como el Sol, nunca se ha detectado un exoplaneta alrededor de una estrella en la fase anterior, justo la que se denomina nebulosa planetaria.
Las nebulosas planetarias son brillantes burbujas que se encuentran alrededor de las enanas blancas más jóvenes, formadas de materia expulsada de la estrella central de ese sistema al final de su vida justo antes de convertirse en una enana blanca.
La expulsión de esa materia interfiere en los planetas que orbitan alrededor de la estrella, haciendo que los más cercanos caigan hacia dentro hasta ser engullidos por la estrella central, y que los menos cercanos se alejen aún más, llegando incluso hasta soltarse y escaparse de ese sistema estelar.
La ausencia de exoplanetas detectados alrededor de estrellas en la fase de nebulosa planetaria presenta importantes problemas para entender cómo puede haber exoplanetas orbitando estrellas en fases evolutivas más tardías.
"Este descubrimiento publicado en la revista Nature Astronomy donde ha participado el IAC es un importante paso para entender la población de exoplanetas alrededor de estrellas evolucionadas", señala el IAC.
El hallazgo ha tenido lugar inspeccionando datos de 2.000 estrellas centrales de nebulosas planetarias procedentes del satélite GAIA y del cartografiado ZTF, que son las siglas de Zwicky Transient Facility, un proyecto de observación astronómica que se sirve de telescopios robóticos para hacer barridos de grandes superficies de cielo nocturno de manera regular y que permite estudiar cambios en el mismo.
Un comportamiento inusual
Fue un astrónomo aficionado, Klaus Bernhard, perteneciente a la asociación alemana Bundesdeutsche Arbeitsgemeinschaft fur Veranderliche Sterne, quien encontró en una de estas nebulosas planetarias un comportamiento muy inusual.
"Al ver los datos, noté que en 2021 la estrella central de WeSb1 bajó su brillo más del noventa por ciento durante un par de semanas y luego volvió a su brillo normal. En los años anteriores, también había momentos en los que se atenuó mucho pero siempre con una duración distinta y nunca llegando a ser tan débil", cuenta Klaus Bernhard.
"La típica indicación de la presencia de un exoplaneta o una estrella compañera son bajones cortos y a intervalos regulares en el brillo de la estrella debido a eclipses, así que fue una gran sorpresa cuando Klaus nos mostró la variabilidad tan rara de esta estrella", explica David Jones, coautor del trabajo e investigador del IAC.
Para James Munday, coautor del trabajo y estudiante de doctorado de la Universidad de Warwick, en Reino Unido, la única explicación viable para su comportamiento es que había grandes nubes de polvo orbitando cerca de la estrella central y dentro de la nebulosa.
Para entender mejor las propiedades y orígenes de ese polvo, el equipo obtuvo datos adicionales usando el Nordic Optical Telescope (NOT) del Observatorio del Roque de los Muchachos del IAC, ubicado en el municipio de Garafía en La Palma.
Además, utilizaron otros datos sobre el sistema provenientes de otros cartografiados como el de ATLAS, una red de telescopios que dentro de poco contará también con uno instalado en el Observatorio del Teide, también del IAC en Tenerife.
"Uniendo todos los datos provenientes de distintas fuentes, empezaba a quedar claro qué pasaba en el sistema", afirma Jan Budaj, autor principal del estudio e investigador de la Academia de Ciencias de Eslovaquia.
Budaj añade que "la estrella central no es una estrella sino dos" y que la interacción de la estrella central con su compañera "formó la nebulosa y, a la vez, destruyó su sistema planetario, dejando los restos en forma de grandes nubes de polvo orbitando alrededor de la estrella compañera”, concluye.
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