Ciencia

Descubren un patrón universal en todas las canciones humanas

El análisis de las músicas de 315 culturas del mundo muestra que los humanos utilizamos las mismas melodías cuando queremos cantar una nana, una canción de amor o un canto religioso. Y que somos capaces de reconocer estos patrones, sea cual sea nuestro lugar de procedencia.

Aunque se suele decir que la música es el lenguaje universal de los humanos, en la comunidad científica existe un encendido debate sobre hasta qué punto inciden los factores culturales y los biológicos en el tipo de música que apreciamos. Al igual que sucede con las emociones, algunos estudios habían apuntado ya a que existe una especie de código emocional universal de los sonidos, no solo en los que emitimos cantando, sino en los que emitimos para expresar un sentimiento. Así se ha observado, por ejemplo, que cuando a un miembro de una tribu de Camerún se le pide que clasifique una música como “alegre”, “triste” o “terrorífica”, aplica el mismo criterio que un habitante de Canadá o uno de Camboya.

Ahora, en un exhaustivo trabajo publicado por la revista Science, el equipo de Samuel Mehr ha ido un paso más allá y presenta sólidas pruebas de que los seres humanos usamos el mismos tipo de canciones en los mismos contextos. El trabajo, que combina una visión etnográfica, antropológica y musical de la cuestión, se ha basado en la elaboración de una gran base de datos con canciones pertenecientes a 315 culturas muy diversas y registradas por los etnógrafos desde hace más de cien años por todo el planeta. Con toda esta información, los autores se centraron en tres valores principales de cada tema vocal - la forma, agitación y religiosidad - y se centraron en la comparación de cuatro tipos de canciones: las nanas, las canciones para bailar, las canciones de amor y las aplicadas en rituales de de curación.

Los resultados subrayan la existencia de un patrón universal en todos estos temas y demuestra no solo que en cada una de esas sociedades se usan el mismo tipo de formas melódicas para las mismas funciones y contextos, sino que estos patrones son reconocibles por los miembros de otras culturas cuando se les da a escuchar una de estas composiciones. Muchas de estas regularidades, como apuntan W. Tecumseh Fitch y Tudor Popescu en un artículo complementario, resultan poco sorprendentes, como el hecho de que las canciones que son para bailar tengan un ritmo más rápido que aquellas que son para dormir a un bebé, pero otras relaciones halladas en el análisis de datos son más inesperadas, como el hecho de que las canciones rituales de curación sean menos variables melódicamente que las de baile.

El resultado apunta a que existen sesgos cognitivos universales a la hora de generar melodías

Este uso de la música en las mismas situaciones podría mostrar, según los autores, la existencia de unos sesgos cognitivos universales en todos los humanos a la hora de generar melodías a partir de bloques de sonido y categorías elementales. El trabajo apunta también a la existencia de más variaciones musicales en el contexto de cada cultura que entre culturas diferentes y abre la puerta a continuar investigando sobre las músicas no vocálicas que, por su volumen, han quedado fuera de este análisis.

Referencias: Universality and diversity in human song (Science)  | The world in a song (Science)

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