Por primera vez dos equipos de astrónomos han detectado una molécula prebiótica en protoestrellas de tipo solar, el tipo de estrella a partir de la cual evolucionó nuestro propio sistema. Los investigadores han utilizado la capacidad de las 66 antenas que componen ALMA, en Chile, para detectar isocianato de metilo —una molécula orgánica compleja prebiótica— en el sistema estelar múltiple IRAS 16293-2422. Se trata de un sistema múltiple de estrellas muy jóvenes que se encuentra a unos 400 años luz de distancia, en una gran región de formación estelar llamada Ro Ofiuco en la constelación de Ofiuco (el portador de la serpiente). Los nuevos resultados de ALMA muestran que el gas de isocianato de metilo rodea a cada una de estas estrellas jóvenes.
"Esta familia de moléculas son la base biológica para la vida tal y como la conocemos"
"¡Este sistema sigue sorprendiéndonos!”, aseguran Niels Ligterink y Audrey Coutens, coautores del hallazgo. “Tras el descubrimiento de los azúcares, ahora hemos encontrado isocianato de metilo. Esta familia de moléculas orgánicas está implicada en la síntesis de péptidos y aminoácidos, que, en forma de proteínas, son la base biológica para la vida tal y como la conocemos”.
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Las capacidades de ALMA permitieron a ambos equipos observar la molécula en varias longitudes de onda diferentes y definidas a lo largo de todo el espectro de ondas de radio. Los astrónomos encontraron las distintivas huellas químicas en las cálidas y densas regiones interiores de la envoltura de polvo y gas que rodea a las estrellas jóvenes en sus primeras etapas de evolución. Cada equipo identificó y aisló las firmas del isocianato de metilo, y luego lo desarrollaron con modelos químicos de ordenador y experimentos de laboratorio para refinar nuestra comprensión del origen de la molécula.
La Tierra y los demás planetas de nuestro Sistema Solar se formaron a partir del material que sobró tras la formación del Sol. Por tanto, estudiar protoestrellas de tipo solar, puede ayudar a los astrónomos a comprender el pasado, permitiéndoles observar condiciones similares a las que condujeron a la formación de nuestro Sistema Solar hace más de 4.500 millones de años.
"Es otra pieza del rompecabezas que nos ayudará a comprender cómo surgió la vida en nuestro planeta”
"Estamos especialmente emocionados con el resultado porque estas protoestrellas son muy similares al Sol al principio de su vida, con las condiciones adecuadas para que se formen planetas del tamaño de la Tierra”, explican Rafael Martín-Doménech y Víctor M. Rivilla, autores principales de uno de los artículos. “Ahora, con el descubrimiento de moléculas prebióticas en este estudio, contamos con otra pieza del rompecabezas que nos ayudará a comprender cómo surgió la vida en nuestro planeta”.
"Además de detectar moléculas, también queremos entender cómo se forman”, destaca Niels Ligterink. “Nuestros experimentos de laboratorio muestran que, en efecto, el isocianato de metilo puede formarse sobre partículas heladas bajo condiciones muy frías, similares a las del espacio interestelar. Esto implica que es muy probable que esta molécula —y, por tanto, la base para los enlaces peptídicos— esté presente cerca de la mayor parte de las estrellas jóvenes de tipo solar”.
Fuente: ESO
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