Ciencia

Diez curiosidades que quizá no conocía sobre los hongos

Los hongos son unos seres fascinantes, desconocidos y peligrosos por igual

En unos días comenzará la temporada de setas, muy apreciadas en la gastronomía española. Cuando nos sentamos a degustar un plato de níscalos, ¿sabemos realmente lo que tenemos delante?

Los hongos son unos seres fascinantes, desconocidos y peligrosos por igual. Han acompañado al ser humano desde la antigüedad y han sido fuente de leyendas e historias. Aún así, siguen siendo un reino desconocido por su abundante número y gran variedad de hábitats. Al mismo tiempo, sus variados efectos y propiedades generan un elevado interés. Estas son algunas curiosidades que quizá no conozca.

Su variedad en formas, tamaños y hábitats, hacen del Reino Fungi uno de los más desconocidos para el ser humano. Wikipedia

El ser vivo más grande de la Tierra

Cuando uno piensa en el ser vivo más grande del planeta, probablemente vengan a su mente elefantes y ballenas azules. Otros quizá piensen en las enormes secuoyas del continente americano, árboles que llegan a alcanzar más de cien metros de altura.

Y, sin embargo, un hongo los supera a todos.

La devastación presente en los bosques de Oregón es debida al crecimiento del parásito A. ostoyae. Biohabitats

El micelio –estructura similar a la raíz– del hongo Armillaria ostoyae llega a cubrir una extensión de unos 9 km² en las Montañas Azules de Oregón.

Es, además, el organismo más viejo del mundo, con una edad estimada de unos 2.400 años.

Los primeros colonizadores

Antes de que las plantas puedan reproducirse en un terreno, los hongos son los primeros que colonizan la dura y fría roca. Esto es posible gracias a su asociación con algas para formar líquenes.

Esta singular asociación es la responsable directa de las primeras formas de vida en el duro sustrato rocoso. En los líquenes, el organismo se alimenta gracias a la fotosíntesis realizada por el alga, mientras que el hongo proporciona protección frente a la desecación y la radiación solar.

Pacientes e imprevisibles

Los hongos parecen tener consciencia propia sobre su entorno. Son capaces de esperar durante meses o años a que se den las condiciones adecuadas para su desarrollo.

En muchas ocasiones, un grado de temperatura o la presencia de un hospedador pueden ser la diferencia entre desarrollarse o seguir esperando su momento. Esta característica remarca su carácter único como reino biológico

El reino desconocido

Se han estimado unas 611.000 especies terrestres de hongos, de las cuales solo se han catalogado algo más de 43.000.

Esto significaría que aproximadamente el 93% de los hongos está por descubrir.

Otros autores estiman números mucho mayores de esta diversidad (Hawksworth estimó 1,5 millones de especies).

Existen en todos los continentes y todos los hábitats

Desde los cálidos desiertos a los gélidos polos, pasando por selvas, montañas e incluso mares, los hongos están presentes en todo el planeta.

Uno de los casos más curiosos estaría en ciertos hongos marinos, bastante desconocidos. Se les adjudica importantes funciones en la cadena trófica como descomponedores de sustancias vegetales.

Biorremediadores

Los hongos pueden tener un papel biorremediador. Esto significa que tienen la capacidad de producir ciertas sustancias capaces de destruir o acumular y eliminar del medio materiales tan problemáticos como petróleo, residuos sanitarios e, incluso, residuos nucleares.

Las investigaciones realizadas sobre varios hongos han demostrado que su papel como descontaminantes es altamente eficaz, ya que la degradación de estos materiales, de otra manera, resultaría complicada y costosa.

En este sentido, científicos mexicanos han conseguido usar hongos para degradar residuos domésticos como pañales, empleando para ello seta de ostra (Pleurotus ostreatus).

Conocidos desde los orígenes del hombre

Desde que nuestra especie comenzó a pintar en las cavernas, dejó constancia de su relación con las setas. El dato más antiguo que se tiene de dicha interacción data de la Edad de Bronce.

El mural de Selva Pascuala (Cuenca), contiene imágenes de hongos muy similares a Psilocybes. Psilosopedium

El mural de Selva Pascuala (Cuenca), contiene curiosas imágenes de lo que parecen setas, muy similares a Psilocybes

No sabemos qué pensaban nuestros ancestros de las setas o qué grado de conocimiento tenían de ellas, pero sí que dejaron constancia de su presencia desde el primer momento.

Efectos imprevisibles

Sabemos que los hongos no actúan igual en todos los seres humanos. Una misma seta puede generar efectos diversos en diferentes personas.

Para muchos, los hongos resultan indigestos en bajo número, mientras que para otros, un exceso de setas comestibles puede generar serios problemas digestivos.

No se sabe mucho sobre los mecanismos de acción de los hongos, pero algunos estudios apuntan a su influencia sobre los microorganismos presentes en nuestro cuerpo.

Altamente nutritivos

Las setas comestibles son consideradas por muchos especialistas como comida medicinal.

Además de proteínas (presentan hasta un 40%), minerales y fibra, su contenido en grasas es muy bajo, lo que los convierte alimentos perfectos para dietas bajas en calorías.

Otro punto a favor de los hongos es que las alergias alimentarias por consumo de setas son raras, se han reportado pocos casos.

Otro hongo conocido como reishi (Ganoderma lucidum) es capaz de contrarrestar los efectos negativos de la alergia al usarse como extracto.

Poderosos médicos

Los hongos son famosos por ser grandes antibióticos, como el caso de Penicillium. Otros, como Ganoderma lucidum, son investigados por su posible acción frente a los tumores.

Actualmente se investiga a Ganoderma lucidum por su posible papel antitumoral. Wikipedia

Pero muchos otros cuentan entre sus propiedades el ser potentes antioxidantes, ser capaces de reducir el colesterol sanguíneo y reducir los niveles de glucosa en sangre.

Estos particulares organismos son un misterio en sí mismos, lo cual hace que sean temidos, estudiados e incluso venerados. Estaban aquí mucho antes que nosotros y, sin duda, estarán mucho tiempo después de que el ser humano desaparezca de la Tierra.

Sergio Fuentes Antón, Profesor de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Universidad de Salamanca.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP