Quizá no contribuyeron a su extinción, pero debieron ser una molestia permanente para los dinosaurios. Un equipo de investigadores acaba de identificar varios especímenes de garrapatas adosados a plumas de dinosaurio y perfectamente conservadas en el interior de fragmento de ámbar del Cretácico. El hallazgo, publicado en Nature Communications, es una de las evidencias más antiguas de la actividad de estos insectos chupadores de sangre.
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Estudios anteriores indicaban que estos parásitos habían vivido hace al menos 99 millones de años, pero los fósiles de estas criaturas son muy raros y los detalles sobre sus hábitos de alimentación no estaban claros. El equipo de Ricardo Pérez de la Fuente ha hallado e identificado numerosos especímenes de garrapata atrapados en ámbar birmano con una antigüedad similar y, lo más interesante, algunos de ellos estaban enredados en plumas de dinosaurios.
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Otro de los especímenes identificados estaba hinchado por la sangre consumida de sus huéspedes y otras dos garrapatas se encontraron junto a material relacionado con nidos de terópodos, lo que indica que con casi toda probabilidad se alimentaron de la sangre de estos animales de forma habitual. El hallazgo no solo arroja luz sobre la evolución de estos parásitos, sino sobre su relación temprana con los antepasados de las aves, a las que siguen parasitando en la actualidad d ella misma manera que lo hicieron con sus ancestros.
Referencia: Parasitised feathered dinosaurs as revealed by Cretaceous amber assemblages (Nature Communications) DOI 10.1038/s41467-017-01550-z
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