Una de las obsesiones de todo buen epidemiólogo es hacer un seguimiento temprano de las posibles enfermedades que pueden causar estragos en la especie humana y convertirse en una epidemia a partir de un brote aislado. Para ello, lo mejor es conocer con detalle cómo se produce el salto de distintos patógenos a la especie humana, ya sea en las profundidades de la selva o en un restaurante de Nueva York.
Con este objetivo, el equipo de Barbara Han ha elaborado un meticuloso estudio sobre la transmisión de enfermedades zoonóticas que se publica en la revista Review in Trends in Parasitology junto a una serie de mapas que recogen patrones inesperados. Estos mapas se han elaborado a partir de los datos de 27 órdenes de mamíferos terrestres, incluidos murciélagos con rabia, camellos que transmiten el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS), el ganado que transmite enfermedades alimentarias y más de 2.000 especies de ratas que contagian a los humanos.
El objetivo es conocer con detalle cómo se produce el salto de distintos patógenos a la especie humana
Aunque siempre se ha creído que las enfermedades causadas por patógenos que se originan en huéspedes no humanos eran impredecibles por su propia naturaleza, lo que muestran los mapas es que hay algunos patrones que podrían servir para predecir la aparición de estos contagios. "Me sorprendió bastante ver que las zonas calientes de las enfermedades zoonóticas no coincidían con las zonas calientes donde la biodiversidad", asegura la investigadora. "Por ejemplo, existe una gran diversidad de especies en los trópicos, así que esperaba encontrar un patrón de mayor presencia de parásitos y patógenos zoonóticos en los trópicos también. Encontramos más huéspedes de estas enfermedades en los trópicos, pero hay más enfermedades zoonóticas en las zonas templadas, posiblemente porque las enfermedades pueden ocurrir en múltiples especies huésped".
Otra conclusión interesante es que una proporción mayor de especies de primates (21%) son portadores de estas enfermedades frente a solo el 10% de las especies de roedores, aunque éstas son muchas más. Por otro lado, a pesar de su fama bien ganada de transmisores de virus, hay menos especies de murciélagos portadoras (25) que de roedores (85) y primates (85). Además, los datos indican que Europa Y Rusia son los principales puntos calientes en cuanto a roedores transmisores de enfermedades mientras que en América Central y Sudamérica abundan más los murciélagos y en África ecuatorial los primates. Otro dato interesante es que los mamíferos portamos más bacterias patógenas que virus, en términos generales.
"También vemos que aunque hay más especies en los trópicos, menos de ellas portan zoonosis", explica Han. "En contraste, muchas más especies de las que viven en latitudes más al norte, como el Círculo Polar Ártico, portan más zoonosis. Comprender las implicaciones de estos patrones a la luz de las evoluciones del calentamiento global puede ser una línea importante de investigación que deberá ser asumida tarde o temprano".
Los datos para elaborar estos mapas se han obtenido de la red epidemiológica GIDEON y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. A juicio de los autores, si conseguimos conocer los puntos donde están las enfermedades podríamos prepararnos para su potencial transmisión a los humanos. "Los grandes desafíos que tenemos como sociedad, como predecir dónde parecerá la próxima enfermedad zoonótica, depende exactamente de este tipo de conocimiento científico básico", sentencia Han.
Referencia: Global patterns of zoonotic disease in mammals (Trends in Parasitology)
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