El cohete Falcon-9 de la empresa aeroespacial estadounidense SpaceX ha despegado este lunes desde Cabo Cañaveral, ha dejado once satélites en el espacio y ha vuelto a aterrizar sin novedad en tierra.
El logro se considera todo un hito en el camino hacia la reutilización de los lanzadores y la reducción de los costes de las operaciones espaciales, especialmente desde el ámbito privado. "Bienvenido de vuelta, baby!," tuiteó el presidente de la compañía, Elon Musk, tras el éxito de esta misión, denominada ORBCOMM-2.
Falcon-9 dejó varios satélites en el espacio y aterrizó de forma vertical en 10 minutos
El vuelo de Falcon-9, que mide unos 68 metros de altura, duró unos 10 minutos. Durante ese tiempo entregó los satélites de comunicaciones, alcanzó los 200 km de altura, regresó y descendió hasta depositarse de forma vertical en una plataforma de aterrizaje situada a casi 10 km al sur de la del lanzamiento. La emoción y las muestras de júbilo se desbordó en la estación de seguimiento en tierra.
La hazaña de la operación llega después de los fracasos de este año, uno en enero, cuando el cohete aterrizó de forma accidentada por diversos fallos; y la otra en junio, que fue mucho peor, ya que explotó tras el despegue mientras llevaba al carguero Dragon con suministros para la Estación Espacial Internacional (ISS).
SpaceX tiene un contrato de 1.600 millones de dólares con la NASA para suministrar material a la ISS, un encargo que se verá reforzado con el éxito de esta semana. El objetivo de la compañía es revolucionar la industria de los lanzadores, que hasta ahora ha perdido millones de euros
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