Ciencia

España se juega su última ‘bala’ contra el coronavirus

La evolución de la epidemia esta semana será clave para saber si conseguimos contener o retrasar la fase exponencial del virus. Estas son las armas para no llegar a la situación de China e Italia.

La evolución de los casos de contagio en las próximas horas será determinante para saber si España consigue frenar el avance de la epidemia de coronavirus y evita el peor escenario. El principal temor es que nos encontremos en una situación parecida a la que experimentó Italia unos días antes de tener que tomar medidas drásticas como el cierre de Lombardía. Los expertos en epidemiología consultados por Vozpópuli consideran que, aunque la situación es grave, con más de 500 contagios y 17 fallecidos, nuestro país cuenta con varias ventajas respecto a la situación italiana y aún está a tiempo de contener el avance de la epidemia.

Según estas fuentes, el número de casos se acelerará hasta el viernes y a partir de ese momento la velocidad de avance debería ser menor. Si no es así, el peor escenario obligará a cambiar de fase en determinados lugares, como ya está planteando el ministerio, y tomar medidas más drásticas, incluido el cierre de algunas zonas y el control del transporte, especialmente por tierra. “Lo que se está intentando es ganar tiempo, llegar a los meses de calor e ir capeando un exceso de casos que ya tienen una saturación importante y no queremos que se desborde”, explica el epidemiólogo de atención primaria del iCS Cataluña central, Jacobo Mendioroz. La principal diferencia con nuestros vecinos italianos es que “cuando la epidemia le llega a Italia todavía no tiene mucha información al respecto, y nosotros hemos tenido un margen de dos semanas para ir avisando y montando todo el sistema de vigilancia para que cuando llegara el momento el resto de estructuras no estuvieran desprevenidas”.

Según varios epidemiólogos que trabajan en primera línea de la salud pública, otra diferencia importante es que en Italia un altísimo porcentaje de los casos estaba sin filiar, es decir, no se conseguía trazar su origen y aislar a los contagiados, lo que es vital en las primera fases de la epidemia. En España, en cambio, hasta un 95 por ciento de los casos están identificados y aislados por ahora y se está haciendo caso a los técnicos. “Algunos colegas italianos nos escriben para que no sigamos su ejemplo”, aseguran a Vozpópuli fuentes del ministerio. Si jugamos bien nuestras cartas y mantenemos la serenidad, apuntan, aún estamos a tiempo de evitar el mayor impacto de la enfermedad sobre nuestro sistema.

El modelo exponencial

En las últimas horas se han vitalizado varios hilos y artículos en los que se habla de un aumento exponencial inevitable de la epidemia que ignoran algunos principios básicos de la epidemiología. La tentación de coger papel y lápiz y hacer una proyección matemática es grande, pero los que trabajan con epidemias desde hace años saben que hay que tener en cuenta muchos otros factores, como los medios con los que estamos intentando frenar el avance de la enfermedad para frenar esa curva. Esto es una batalla en la que no solo hay que tener en cuenta lo lejos que puede llegar el virus en condiciones teóricas, sino las medidas excepcionales que estamos poniendo en marcha para contenerlo. “Están obviando que las medidas de prevención y control van destinadas a detener ese crecimiento exponencial que nunca es logarítmico”, explica un epidemiólogo del sistema de salud que prefiere no ser citado. El problema de quienes hacen esos cálculos, asegura, es que consideran que el Ro (el índice de contagios que produce cada persona) "son las tablas de la la ley”, sin tener en cuenta que es un parámetro que modificamos con nuestra acción y que se reduce con la intervención.

“Todos podemos coger los números y hacer una línea”, explica Mendioroz. “Efectivamente, sobre todo al principio de la epidemia, las curvas son hiperbólicas y tienden al infinito, pero lo importante es que hay un momento en que empieza a aplanarse y cambia la situación. ¿En qué momento de la curva estamos ahora? Eso no lo sabemos”. De lo que se trata en este momento es de poner toda la carne en el asador para conseguir que esa curva empiece a cambiar la tendencia y para ello nuestra mejor arma es el conocimiento de quienes están gestionando la crisis y la experiencia de brotes anteriores, explican los epidemiólogos. Como en una batalla, decidir cuándo dar la orden de atacar es muy relevante, porque puedes empezar a actuar antes de tiempo, lo que se conoce como “efecto arrastre” y puedes poner al sistema de salud en una situación aún peor.

“No hemos llegado al punto en que cerrar todo, no es que estemos esperando a ver si el sistema colapsa”

Estos modelos con los que trabajan los epidemiólogos tienen en cuenta los recursos que tienes, el número de camas, cómo de saturadas tenemos las urgencias o cuántos pacientes están en UCI. Este sistema les permiten saber si tienen margen para resistir en fase de contención o no, y en qué punto de la línea de progresión de los contagios tienen que pasar a tomar medidas más drásticas. No hemos tomado medidas más radicales de aislamiento o corte de transportes, como reclaman algunas voces, “porque no hemos llegado a la línea que dice que hay que cerrar todo, no es que estemos esperando a ver si colapsa”, indica Mendioroz. La capacidad del sistema es limitada, y si en un momento los casos a seguir supera al número epidemiólogos que pueden seguir cada caso, habrá que pasar a otra fase, pero en este momento entre los que trabajan contra la epidemia hay esperanza en que se pueda resistir.

Según la evolución de los próximos días, de acuerdo con estas fuentes, podemos encontrarnos en tres escenarios. El más optimista, en el que el número de introducciones es limitado, no hay transmisión sostenida y tenemos agrupaciones de casos con vínculos epidemiológicos conocidos. El escenario intermedio, en el que se produce una difusión comunitaria sostenida esporádica, con un aumento en el número de casos cuyo origen del contagio no es conocido. Y el peor escenario, con transmisión sostenida generalizada con presión creciente sobre el sistema de salud. “Lo que se ha demostrado es que lo que dobla la curva sí o sí, el plan B en el peor de los casos, es llegar a hacer lo que han hechos los chinos o lo que han hecho en Italia con Lombardía”, indica Mendioroz.

“Si reaccionamos bien juntos, no será para tanto; si no, vamos a tener un problema”

Lo que suceda en las próximas horas dependerá de lo que vayamos haciendo y de los imprevistos que se vaya encontrando el sistema, que los habrá. “Si la gente se lo toma a la ligera iremos al escenario peor”, explica Mendioroz. “Van a subir casos, la cuestión es cuándo empezamos a paliar la enfermedad, y como nos hemos preparado antes, confiar en que no lleguemos a que la subida sea tan drástica. A lo mejor se tienen que tomar medidas de aislamientos poblacionales. Si se llega los niveles que se han marcado como que se tiene que hacer, se hará igual, aunque yo espero que no. La situación es grave y va a poner a prueba la capacidad de reaccionar en conjunto a este tipo de amenazas; si reaccionamos bien juntos, no será para tanto; si no, vamos a tener un problema”.

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