A finales de enero Tonya Illman paseaba con una amiga por una solitaria playa del oeste de Australia cuando vio un objeto que sobresalía entre la arena. “Parecía una bonita botella, así que la cogí pensando que quedaría bien en mi estantería”, recuerda. Pero al quitarle la arena se dio cuenta de que había algo en su interior, una especie de nota enrollada. “La nota estaba húmeda, firmemente enrollada y sujeta con una cuerda”, explica. “La llevamos a casa y la secamos, y cuando la abrimos descubrimos que estaba impresa, en alemán, con algunas marcas muy difuminadas escritas a mano”.
“Parecía una bonita botella, así que la cogí pensando que quedaría bien en mi estantería”
La nota descubierta por la señora Illman y su familia en la playa de Wedge Island estaba fechada el 12 de junio de 1886 y, tras la investigación realizada por el Western Australian Museum, resulta ser el mensaje en una botella más antiguo datado hasta la fecha. En concreto, el mensaje tiene 132 años de antigüedad, frente al anterior, que tenía 108. “Después de investigar mucho, pudimos descifrar la fecha, las coordenadas, el nombre del barco [desde el que fue lanzada la nota] y al dirección del viaje”, asegura Kim Illman, marido de la descubridora. El mensaje fue enviado por el capitán del barco alemán Paula mientras navegaba por el océano Índico, a 950 km de la costa australiana, como parte de un experimento oceanográfico para entender mejor cómo funcionaban las corrientes y encontrar rutas marítimas mas eficientes. El mensaje pedía a su receptor que enviara una carta de vuelta al consulado alemán más cercano con la localización del hallazgo para que el Deutsche Seewarte, el Observatorio Naval Alemán, pudiera recopilar la información.
Los especialistas creen que el mensaje quedó varado en la playa en el año siguiente a ser lanzado
Los barcos alemanes estuvieron lanzando este tipo de botellas con mensajes al mar entre 1864 y 1933 y los capitanes registraron en sus diarios la fecha de cada lanzamiento junto a las coordenadas exactas. “Sorprendentemente, una búsqueda en el archivo del diario meteorológico del Paula permitió localizar una entrada del 12 de junio de 1886 hecha por el capitán, con el registro del lanzamiento de la botella”, asegura Ross Anderson, comisario del museo australiano. “La fecha y las coordenadas coinciden exactamente con las del mensaje en la botella”. Una comparación con la tinta , la escritura, las fuentes y la fuerza de impresión también indican que el hallazgo es auténtico. Los especialistas que han analizado minuciosamente el documento y la botella también creen que el mensaje quedó varado en la playa en el año siguiente a ser lanzado y el hecho de haber quedado enterrado ha ayudado a su conservación (de lo contrario el sol habría degradado el papel y la tinta). De los miles de mensajes lanzados durante los 69 años que duro el experimento solo se habían recuperado 662 hasta ahora, y el último fue localizado el 7 de enero de 1934 en Dinamarca. Solo la casualidad ha hecho que la señora Illman desenterrara este mensaje del pasado conservado bajo la arena, que ahora será expuesto en el museo durante al menos dos años.
Más info: Western Australian Museum | kymillman.com
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