A fecha de hoy, solo 24 seres humanos han viajado al espacio propiamente dicho: los 24 que participaron en las misiones Apolo entre 1969 y 1972. De ellos, ocho ya han fallecido y el 43% lo hizo por una enfermedad cardiovascular. Son algunos de los datos que Michael Delp y su equipo han utilizado para comprobar si viajar al espacio entraña un riesgo específico para el sistema circulatorio o, si como se creía hasta ahora, suponen un riesgo menor.
Los resultados, publicados en Scientific Reports, indican que los astronautas que viajaron fuera de los cinturones que protegen a la Tierra de la radiación exterior tienen hasta cinco veces más riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. El hecho había pasado desapercibido porque se tomaba a los astronautas en su totalidad (incluyendo a los que viajan a órbitas bajas como la Estación Espacial Internacional) y, los números no eran alarmantes. Pero lo que ha hecho Delp ha sido tomar los datos de los astronautas lunares y compararlos con los de 35 astronautas de órbitas bajas y 35 astronautas que nunca han salido de la Tierra y ver los resultados.
En una segunda fase de su estudio, los autores buscaron las posibles causas de estos daños en el sistema circulatorio mediante experimentos con ratones. Los científicos sometieron a 44 roedores a condiciones parecidas a las que sufren los astronautas en los viajes espaciales. Durante seis meses 8el equivalente a 20 años humanos) sometieron a un grupo de ratones a ingravidez simulada y a otro a una radiación similar a la que están expuestos los astronautas.
Los resultados hacen pensar a Delp y su equipo que la causa está en la exposición prolongada a la radiación, pues los ratones sometidos a estas condiciones mostraron daños similares en sus arterias a los que aparecen en los humanos con la arterosclerosis cardiovascular.
Los ratones sometidos a radiación mostraron daños similares en sus arterias
Los investigadores sugieren que los riesgos de morir de un trombo, un ictus o un infarto se producen por el daño producido por la radiación cósmica en las células de la sangre y es otro de los factores que termina marcando su salud de por vida. "Lo que muestran los datos con ratones es que la radiación del espacio profundo es dañina para la salud vascular", asegura Delp. Hasta ahora, insiste, "sabemos muy poco sobre los efectos de la radiación del espacio profundo en la salud humana", y "esto nos da una primera idea de sus efectos adversos".
El trabajo de Delp coincide con el interés de las grandes agencias espaciales para realizar viajes tripulados en el medio plazo. La NASA planea realizar misiones orbitales a la Luna entre 2020 y 2030 para preparar un posible viaje a Marte y la ESA, Rusia y China también están interesadas en planificar una misión de regreso a la Luna, mientras que la compañía privada SpaceX, del visionario Elon Musk, habla de poner humanos en Marte en 2026. Conocer a qué riesgos estarán expuestos estos astronautas será prioritario.
Referencia: Apollo Lunar Astronauts Show Higher Cardiovascular Disease Mortality: Possible Deep Space Radiation Effects on the Vascular Endothelium (Scientific Reports) DOI 10.1038/srep29901
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