Millones de usuarios europeos de Facebook han recibido en las últimas semanas una notificación para que revisen las condiciones de uso de la red social. Se trata de uno de los muchos servicios que están enviando este tipo de notificaciones por la entrada en vigor este viernes del Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (RGPD). En el caso de Facebook, la compañía está aprovechando para pedir un permiso extra para rastrear la imagen de sus usuarios mediante un software de reconocimiento facial, una práctica que la UE le obligó a dejar de poner en práctica en 2012. "Si activas esta opción”, informan ahora, “emplearemos tecnología de reconocimiento facial para detectar cuándo apareces en las fotos, los vídeos y la cámara a fin de protegerte de desconocidos que puedan usar tu foto”. O “para buscar y mostrarte fotos en las que apareces y no se te ha etiquetado”, añaden. Pero en plena polémica por la filtración de datos a través de Cambridge Analytica, hay pocos motivos para fiarse de estas intenciones y muchos para ser cauto y no ceder nuestros datos biométricos alegremente.
La red social utiliza desde hace años la tecnología de etiquetado e identificación de caras, pero dado que vulnera la privacidad de los usuarios se ve obligada a requerir el consentimiento explícito tras la aprobación del RGPD, de la misma forma que te pide que aceptes el uso de tus datos con fines publicitarios. De hecho, algunos medios han denunciado que la compañía ha activado la opción de reconocimiento por defecto en algunas cuentas y está inmersa en un litigio judicial en Estados Unidos por haber recopilado y almacenado los datos biométricos de los usuarios sin su permiso. La polémica se produce en plena ronda de petición de excusas del propio Mark Zuckerberg, quien compareció hace unos días ante el Parlamento Europeo para dar explicaciones después de haberlo hecho ante el Senado de Estados Unidos. Paradójicamente, mientras de cara al público Zuckerberg asegura que protegerá mejor los datos personales de los usuarios europeos, por el otro lado pisa el acelerador y añade el reconocimiento facial al pack de informaciones que maneja sobre ti.
“Esta petición beneficia mucho a Facebook y nada a los usuarios”, aseguran los expertos
Darle permiso a Facebook para que maneje la información de nuestras caras no es darle un permiso más; la decisión tiene implicaciones que nos pueden afectar en muchos planos en nuestras vidas. “Esta petición beneficia mucho a Facebook y nada a los usuarios”, explica a Next la especialista en el impacto de la tecnología Gemma Galdón. “La red social quiere recoger datos biométricos de cuanto más usuarios mejor para poderlo vender a terceros, como ya ha hecho otras veces. Requerir permiso para usar nuestras caras es de una desproporción brutal, porque un número de móvil o tu domicilio lo puedes cambiar con el tiempo, pero tu cara la vas a llevar contigo para siempre”. Para Carissa Véliz, investigadora en el Centro Uehiro de Ética Práctica de la Universidad de Oxford, las tecnologías de reconocimiento facial representan riesgos importantes, y no está nada claro que los posibles beneficios para los usuarios superen los riesgos a la privacidad. “Presenta un riesgo importante a la seguridad”, explica a Next. “Si alguien consiguiera hacerse de esos datos y falsificarlos, el robo de la identidad puede ser realmente grave, porque una persona puede cambiar su contraseña si se la roban, pero no puede cambiar su cara tan fácilmente”. En su opinión, Facebook y otras empresas “deberían estar tomando la oportunidad de la GDPR para ofrecer más herramientas para proteger la privacidad, y no para aprovecharse para utilizar tecnologías cada vez más invasivas de la privacidad”.
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Los expertos advierten de que un futuro no tan lejano podrá inferirse información muy sensible en base al reconocimiento facial. El anuncio por parte de la compañía Ntech de que usará estos sistemas de reconocimiento para identificar a las personas por su etnia ha desatado ya la polémica y hace unos días hemos conocido que Amazon está poniendo su tecnología Rekognition a disposición de las fuerzas de seguridad en algunos lugares de Estados Unidos para identificar a los ciudadanos. “En un mundo con una historia terrible de racismo, es peligroso identificar a la gente por su etnia”, asegura Véliz. “Un ejemplo alarmante y reciente es el caso de los Rohingyaa, que han sido forzados a dar sus datos biométricos para poder acceder a ayuda humanitaria. Pero esta es gente huyendo de un genocidio; gente perseguida justamente por poseer esos rasgos que están siendo recolectados por agencias humanitarias y el gobierno de Bangladesh”.
Para Galdón, el problema es que una vez que los datos de tu cara estén en circulación y en manos de diversas empresas, será difícil dar marcha atrás. “La privacidad es aquello que no sabes lo que es hasta que lo pierdes”, apunta. “Y si mañana te importa no tienes manera de revertirlo. Puede que al caminar por un centro comercial el día de mañana una tienda registre tu entrada, o que una multinacional te haga ofertas personalizadas al tiempo que cualquiera de tus movimientos queda registrado”. Y todo esto sin contar que estos sistemas fallan y te pueden amargar la vida. “Todo esto abre un campo de impacto ético brutal, porque habrá muchísimos errores y falsos positivos”, indica la analista. “No tenemos mecanismos para remediar que la tecnología se equivoca. Muchas veces ni siquiera sabes que estás ahí, te identifican hasta que algún día aparece el problema”.
Si descartamos el riesgo de Facebook ponga tus datos faciales en manos de terceros, está la posibilidad de que se los roben. “En el ciberespacio los datos personales siempre están en riesgo”, asegura Véliz. “Los atacantes suelen tener más ventaja que los defensores, y hay tantos actores que codician nuestros datos, que estos siempre estarán en peligro. Si la NSA no fue capaz de proteger alguna de su información más sensible, ¿podemos confiar en empresas y gobiernos para proteger nuestros datos más personales?”. Por no hablar de las consecuencias de vivir en un mundo donde el anonimato ya no es posible porque las grandes empresas como Facebook o Amazon, la empresa con la que sacas las entradas de cine o la propia policía, están recopilando datos de tus movimientos a partir de tu cara.
“Si el reconocimiento facial se propaga por las ciudades, constituirá una erosión de la esfera pública”
Aunque las empresas, como Amazon, insisten en que utilizarán estos programas para hacer el bien: como localizar niños perdidos en un parque de atracciones o identificar a los famosos asistentes a la boda real de hace unos días, las organizaciones de derechos civiles dudan de sus intenciones. “Si el reconocimiento facial se propaga por las ciudades, constituirá una erosión de la esfera pública”, asegura Véliz. “Parte de la función de las calles, las plazas, los espacios públicos, en particular en las ciudades grandes, es ofrecer un grado de anonimato, un respiro de los espacios privados. Si la policía puede saber quién está en una protesta, esta tecnología será un desincentivo para salir a las calles, y nuestras democracias podrían verse desgastadas”.
Y ahora que ya sabes todo esto, tal vez quieras ir a la pestaña de configuración de Facebook y ver si has activado por accidente, o falta de atención, la opción de reconocimiento facial, no vaya a ser que te apetezca desactivarla.
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