Ciencia

Los japoneses que viven junto a Fukushima reciben una radiación extra similar a la natural

Investigadores de la Universidad de Kyoto han medido las dosis de radiación que reciben los habitantes de tres áreas situadas en la zona entre 20 y 50 km alrededor de la central nuclear de Fukushima. Tras analizar las lecturas de los dosímetros y la radiación recibida por otras vías, los autores concluyen que estas personas están expuestas a una radiación extra similar a la que se recibe cada año de fuentes naturales. También estiman que, si se toman las medidas oportunas, el riesgo de aumento de cáncer tras el accidente nuclear de 2011 no será relevante epidemiológicamente en los próximos años.  

Los habitantes de comunidades que lindan con áreas restringidas alrededor de la central nuclear de Fukushima recibieron una dosis de radiación de entre 0’89 y 2’51 milisieverts al año en 2012, una dosis similar a los 2 milisieverts por año que los habitantes de Japón podrían recibir de fuentes naturales, según un estudio publicado este lunes en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Las explosiones de los reactores 1 y 3 tras el accidente en la central nuclear en marzo de 2011 liberaron radioisótopos a la atmósfera, al suelo y al agua, y cientos de miles de personas fueron evacuadas de la zona. Alrededor de la central sigue existiendo un perímetro de seguridad de 20 km (donde los niveles están por encima de los 20 milisieverts por año), pero en las zonas colindantes miles de ciudadanos siguen con sus vidas.

En agosto y septiembre de 2012, el equipo de Akio Koizumi, de la Universidad de Kyto, midió los niveles de exposición a la radiación que 483 habitantes de tres áreas no restringidas situadas entre 20 y 50 kilómetros de la central (Kawauchi, Minami Soma y Soma). Los participantes en el estudio llevaron dosímetros para medir la radiación que recibían del suelo. Los autores también midieron los niveles de cesio en sus comidas y en el aire que respiraban. La radiación de radioisótopos depositados en el suelo era de entre 1’03 y 2'75 mSv/año, la de la comida era de 0’0058-0’019 mSv/año y la inhalada de menos de 0’001. “De las tres áreas”, explica Koizumi a Next, “la radiación extra fue similar a la natural en Kawauchi “y fue un poco mayor que el fondo natural en Minami Soma y Soma”.

Medición en una zona muy contaminada, hasta 148mSv/año

“Las personas que viven cerca de Fukushima”, asegura el investigador principal del trabajo,  “están expuestas a una radiación de entre 0,89 y 2,51 milisiervets al año más la radiación natural de 2 mSv”. Siendo 1mSv/año el límite legal para exposición a radiación de fuentes no naturales, la media recibida por cada habitante de esta región fue algo mayor que lo aconsejable en algunos casos, aunque mucho menor, apuntan, que el límite legal de 20mSv/ año en emergencias nucleares. En cualquier caso, las previsiones para los años 2022 y 2062 invitan a no ser alarmista, pues sugieren que los niveles de radiación de la central en estas áreas no excederán 1 mSv/año.

Según el informe UNSCEAR 2000, la dosis por radiación natural que se recibe en el planeta se encuentra entre 1 mSv y 10 mSv/año. Por tanto, aún en el caso de que los habitantes de la zona reciban 4 mSv anuales, están por encima de la radiación natural media en ese emplazamiento pero se encuentran dentro del rango de radiación natural que se recibe en otros lugares del planeta. En España, por ejemplo, estamos entorno a los 3'7 mSv/año, aunque depende mucho de la altitud así como del terreno.

"La radiación por debajo de 1 mSv/año será la misma que hay en cualquier área residencial”

Aún así, el estudio presenta algunas incertidumbres, como el hecho de no tener en cuenta la radiación recibida durante 2011 (el año del accidente), o que la medición se realizó solo durante el verano, aunque los autores consideran que la radiación emitida por el suelo en invierno, cuando la nieve cubre la principal fuente de contaminación, es menor. Los niveles de radiación en el suelo también son muy variables por zonas, aunque los habitantes de estas regiones han aprendido a mantenerse lejos de los lugares donde hay mayor riesgo de contaminación, como los abundantes bosques de la zona. En cuanto a la comida, aunque es difícil controlar las dosis que ingiere cada individuo, los científicos han medido la radiación de la comida local y no se han encontrado dosis peligros, por lo que consideran que los controles están funcionando.

Dos investigadores toman muestras de comida de una habitante de la zona

Los autores de este estudio han realizado también una proyección para los próximos años y estiman que el riesgo de cáncer para los habitantes está entre un 0,28% para cáncer de mama en mujeres y 1,06% para todos los tipos cáncer sólido, lo que sugiere que las medidas de protección relativas a la comida, las visitas a los bosques contaminados, y las restricciones de área podrían prevenir un aumento significativo de cáncer entre los habitantes de los lugares cercanos a Fukushima. Esta predicción es más optimista que la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estimaba que las dosis que recibirían durante su vida estas personas equivaldrían al doble de las recibidas en 2011. Por poner un ejemplo, el riesgo de cáncer en el caso de una niña de 1 año era de 0’035–0’041% por milisievert recibido para la OMS y de 0’025% para los investigadores de la Universidad de Kyoto.

Los dos principales isótopos contaminantes en Fukushima son el Cesio-134 y el Cesio-137. El primero tiene dos años de vida hasta su decaimiento, lo que implica que en 2016 los niveles de radiación se habrán reducido en un 75%. Por otra parte, muchos elementos volátiles como el yodo han desaparecido ya de la atmósfera por su corta vida y la presencia de otros elementos como el estroncio no es relevante. “En este momento”, concluye Koizumi, “el riesgo de cáncer atribuible a la radiación de Fukushima en las áreas residenciales es muy pequeño. Si tomamos en cuenta el decaimiento en los próximos 10 años, la radiación por debajo de 1 mSv/año será la misma que hay en cualquier área residencial”.  “Sin embargo”, añade, “no deberíamos ser tan optimistas, pues existen algunas pruebas de que las setas de la zona están contaminadas con cesio y hay grandes niveles de radiación en los bosques adyacentes, así que las autoridades deberán ser tan restrictivas y cautelosas como al principio”.

Referencia: Radiation dose rates now and in the future for residents neighboring restricted areas of the Fukushima Daiichi Nuclear Power Plant (PNAS)

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