La primera vez que Alfred Wegener propuso la tesis de la deriva continental fue terriblemente ridiculizado por algunos colegas ¿Cómo y por qué iban a moverse los continentes? Aquello no tenía sentido. No fue hasta cincuenta años después, en la década de 1960, cuando el descubrimiento de las dorsales oceánicas y las zonas de subducción llevó a plantear la teoría de la tectónica de placas. La corteza de nuestro planeta está literalmente troceada y sus fragmentos, o placas, se desplazan unos respecto a otros. Además, en algunas zonas, la superficie se renueva constantemente desde el interior a la superficie en una especie de "cinta transportadora" de material desde las profundidades del manto.
Pero, ¿cómo y cuándo se empezó a producir este proceso y por qué no se produce en otros planetas de nuestro entorno, como por ejemplo Venus? Los investigadores David Bercovici y Yanick Ricard acaban de presentar un trabajo en la revista Nature en el que proponen que la clave está en las propiedades microscópicas de los minerales que componen la corteza terrestre. Según sus experimentos, estos materiales más débiles se deforman en los límites de las placas y permiten que el sistema de subducción se ponga en marcha.
Hasta ahora, los estudios de las primeras rocas y minerales sugieren que las placas tectónicas se extendieron hace unos 3.000 millones de años, pero no ha habido una explicación satisfactoria de cómo las placas y los límites entre ellas aparecieron en primer lugar. El trabajo de Bercovici y Ricard se centró en el estudio de los minerales que componen estas capas de la superficie y su comportamiento a determinadas presiones y temperaturas. Según proponen, estos minerales se fragmentan en granos cada vez más pequeños en determinadas zonas, lo que provoca un debilitamiento y estrechamiento del terreno y finalmente una zona en la que se hunde, como sucede en los límites de las placas tectónicas. "Debido a esta retroalimentación", afirma Bercovici, "la zona deformada se hace más estrecha y afilada, y termina con el aspecto del límite de una placa tectónica".
Para comprobar sus hallazgos, los científicos también han comparado la estructura de la Tierra con la del planeta Venus, donde la actividad tectónica nunca ha tenido lugar. Su modelo dice que las temperaturas extremas del planeta, especialmente en la atmósfera, provocan que las zonas más débiles de la corteza "cicatricen" antes, de manera que el proceso tectónico no se puede poner en marcha.
Referencia: Plate tectonics, damage and inheritance (Nature) doi:10.1038/nature13072
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