En los casi dos kilómetros de largo de la isla de Ardley, en la Península Antártica, vive hoy una de las mayores y más antiguas colonias de pingüinos Papúa (Pygoscelis papua) del mundo. Viendo las idas y venidas de estas pequeñas y simpáticas uno apenas alcanza a imaginar el pasado dramático que han vivido estas colonias en los últimos 7.000 años. Pero el equipo de Stephen Roberts se acaba de adentrar en su historia y lo ha hecho analizando los sedimentos de excrementos que estos animales han dejado durante siglos sobre las rocas.
En un trabajo publicado este martes en la revista Nature Communications, Roberts y su equipo detallan el análisis de las señales bioquímicas encontradas en el guano de los pingüinos sedimentado en los últimos 7.000 años en el lago central de la isla. Los resultados indican que lejos de haber estado amenazados por el cambio de temperatura o la extensión de los hielos en el mar, estas criaturas vivieron varios episodios dramáticos que casi les conducen a la desaparición debido a las erupciones del volcán en la cercana isla de Decepción, donde se ubica una base española.
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Según el estudio, las erupciones del volcán lanzaron grandes cantidades de ceniza sobre las islas adyacentes y obligaron a los pingüinos a abandonar el lugar en al menos tres ocasiones. Los registros hallados en el guano indican asimismo que la recuperación de las colonias llevo entre 400 y 800 años cada vez. Este conocimiento del pasado de las colonias es importante, según los autores, para conocer mejor su posible evolución en el futuro, dado que ahora son los pingüinos Papúa los que están creciendo en número en el lugar en detrimento de los de Adelaida y los pingüinos barbijos.
Referencia: Past penguin colony responses to explosive volcanism on the Antarctic Peninsula (Nature Communications) DOI 10.1038/ncomms14914
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