Establecer conexiones entre dos obras artísticas es a veces una labor parecida a la alquimia. En la valoración no entran solo los elementos formales, como los trazos y la composición, sino matices que tienen que ver con la atmósfera, los estilos o lo que se representa el autor de forma simbólica. Pero, ¿y si dispusiéramos de una herramienta que nos sirviera para comparar de forma objetiva y ofrecer alguna pista?
El equipo de Ahmed Elgammal, de la Universidad Estatal de Nueva Jersey, ha enfocado el problema desde el punto de vista de la programación y acaba de publicar un trabajo en el que presentan el primer algoritmo capaz de comparar obras de arte y establecer relaciones. Para el estudio, publicado en Multimedia Tools and Applications, los autores utilizaron una base de datos con 1.710 reproducciones de pinturas en alta resolución pintadas entre 1412 y 1996 por 66 artistas en 13 estilos pictóricos. Para realizar la comparación, el programa se basó principalmente en clasificar los objetos representados y su posición, además de comparar valores como el color y el trazo de las pinceladas.
El retrato de Inocencio X de Velázquez y la versión de Francis Bacon es un ejemplo de influencia directa.
El resultado fue que el programa era capaz de clasificar correctamente el estilo de las pinturas en un 70% de las ocasiones y encontró relaciones entre cuadros que nunca antes habían sido observadas ni comentadas. El caso más llamativo es el de la relación entre dos obras de Frédéric Bazille (Studio 9 Rue de la Condamine) y Norman Rockwell (Rockwell’s 1950 Shuffleton’s Barbershop) en las que la relación y posición de los objetos disparó la respuesta del algoritmo. Nunca antes, escriben los autores, se había relacionado los dos cuadros.
Dos cuadros pintados en 1912, uno por Braque (izqda.) y otro por Picasso.
El análisis de este programa podría ofrecer a los historiadores del arte una nueva forma de analizar las influencias artísticas, asegura Elgammal. Entre otros parecidos, el programa también conectó una obra de Georges Braque con una de Picasso, ambas de 1912, y una pintura de Joan Miró cuya disposición de elementos coincide sorprendentemente con otro de Van Gogh.
A la izquierda, el cuadro de Van Gogh y a la derecha el de Joan Miró.
Este trabajo pionero en el análisis por ordenador de obras deja la puerta abierta a muchas mejoras, como la introducción de más elementos con los que el algoritmo pueda comparar, pero aún no está claro que vaya a ser una herramienta útil para quienes trabajan en este terreno. Emily Spratt, historiadora del arte de la Universidad de Princeton, cree que muchas de estas similitudes halladas por el programa pueden ser meras coincidencias. Aún así, admite, "puede que en el futuro, con una tecnología que vea las cosas a través del ordenador, tengamos tener de verdad un historiador de arte en el bolsillo".
Referencia: Toward Automated Discovery of Artistic Inuence (Multimedia Tools and Applications)
--
Next es la nueva sección de Ciencia y Futuro de Vozpópuli. No te olvides de seguirnos en Twitter
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación