A medida que envejecemos nuestro cerebro se hace más rígido y son más frecuentes las roturas de pequeños vasos sanguíneos que provocan microsangrados. Este daño se ha asociado a enfermedades neurodegenerativas y a un declive cognitivo, pero se desconoce si nuestro organismo tiene alguna forma de repararlo, más allá de generar nuevos vasos en la zona.
Mediante una serie de experimentos y observaciones con el cerebro de peces cebra, el equipo de Lingfei Luo ha descubierto un papel insospechado de los macrófagos, unas células del sistema inmune que se comen todos los cuerpos extraños que encuentran a su paso y cuyo papel es esencial para que no enfermemos. El experimento, que describen este martes en la revista Immunity, consistió en lesionar pequeños vasos en el cerebro de los peces para simular un daño y observar a continuación lo que sucedía mediante microscopios especiales.
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El resultado, como se puede observar en la grabación, es espectacular. Una hora después de la rotura, aparece un macrófago que extiende dos 'brazos' para juntar los extremos del vaso dañado y, mediante la segregación de una serie de moléculas de adhesión, arreglar y soldar la rotura. Después de alrededor de tres horas, una vez que se producía el arreglo, el macrófago 'fontanero' abandonada la escena.
"Al principio no estábamos seguros de que fuera una reparación", asegura Chi Liu, coautor del estudio. "Después de confirmar que el macrófago interviene en esta reparación mediante adhesión física directa y la generación de fuerzas de tracción, nos emocionamos mucho. Es un papel desconocido hasta ahora en los macrófagos". Los científicos documentaron un comportamiento similar fuera del cerebro y filmaron otras situaciones en las que acudían dos macrófagos a dos roturas. También observaron que si mataban al primer macrófago con el pulso láser acudía otro macrófago a comerse al primero pero nadie reparaba la rotura.
El macrófago se estira para juntar y pegar los extremos del vaso roto
"El microsangrado ocurre con mucha frecuencia en el cerebro humano, especialmente en la gente mayor", asegura Luo. "Creemos que el comportamiento de estos macrófagos es un mecanismo celular fundamental para reparar las roturas de los vasos sanguíneos y evitar microhemorragias en el cerebro". Los macrófagos no son el único mecanismo contra estas roturas, pero sí parece el más rápido y eficiente, según los autores del estudio. Los científicos tienen motivos para creer que su papel puede ser esencial también en el cerebro humano y que este conocimiento abre nuevas vías para combatir algunos tipos de lesiones.
Referencia: Macrophages Mediate the Repair of Brain Vascular Rupture through Direct Physical Adhesion and Mechanical Traction (Immunity)
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