Cincuenta años después de las primeras misiones tripuladas a la Luna, nuestro satélite cuenta con unos nuevos habitantes. Se trata de los miles de tardígrados, animales microscópicos también conocidos como ‘osos de agua’, que contenía el módulo de aterrizaje de la misión israelí Beresheet que se estrelló el pasado 11 de abril de 2019 en la superficie de la Luna. En un artículo publicado este martes en la revista Wired, una de las responsables de la misión, Nova Spivack, ha revelado que estas criaturas se encontraban dentro del módulo estrellado y que con toda probabilidad han sobrevivido, aunque están en estado de letargo y sin actividad por la ausencia de agua.
El módulo Beresheet, que en hebreo significa “Génesis”, pretendía ser la primera misión privada en aterrizar en la Luna y contenía varios experimentos, aunque su objetivo era dejar en nuestro satélite una especie de “cápsula del tiempo” en forma de DVD con millones de datos sobre la vida en la Tierra y muestras de ADN de la propia Spivack y soy equipo de la Arch Mission Foundation. Un fallo del giroscopio en el módulo de aterrizaje dio al traste con la misión, que se estrelló contra la superficie dejando una marca visible. “Durante las primeras 24 horas estábamos conmocionados”, asegura Spivack en Wired. “De alguna manera creíamos que iba a ser un éxito. Sabíamos que había riesgos pero no pensamos que fueran tan importantes”.
“Sabíamos que había riesgos pero no pensamos que fueran tan importantes”
Los tardígrados enviados a bordo de la nave estaban deshidratados, la forma en que estos diminutos animales, de apenas 500 micras de longitud, entran en un estado de letargo que los ha hecho famosos, dado que son capaces de resistir la radiación del espacio, las temperaturas más extremas y permanecer a la espera de volver a la vida durante más de 10 años. Según los expertos, lo más seguro es que estas criaturas hayan resistido perfectamente el impacto contra el suelo, pero para Spivack no es motivo de preocupación que se hayan esparcido por la superficie lunar, dado que sin agua permanecerán aletargados y sin actividad.
“Los tardígrados pueden resistir presiones que son comparables con las que se producen cuando un asteroide golpea la Tierra, así que un pequeño impacto no es nada para ellos”, explica en The Guardian en astrobiólogo Lukasz Kaczmarek, experto en estos animales. Lo más seguro, a su juicio, es que puedan sobrevivir deshidratados en la Luna durante años, lo que abre la posibilidad de recuperarlos en alguna misión futura y traerlos de vuelta a nuestro planeta para ver si ‘reviven’. “No pueden colonizar la Luna porque no hay atmósfera ni agua líquida”, añade. “Pero podríamos traerlos de vuelta a la Tierra y añadirles agua. Podrían resucitar”.
“Podríamos traerlos de vuelta a la Tierra y añadirles agua. Podrían resucitar”.
Afortunadamente para Spivack y su equipo, esparcir seres vivos y muestras de ADN en la superficie de la Luna no vulnera ningún tratado espacial, ya que nuestro satélite no entra dentro de los programas de protección planetaria que supervisan estrictamente las naves que se envían a lugares como Marte, donde el análisis en busca de seres vivos podría verse alterado por la contaminación de nuestras propias sondas. No en vano, recuerdan varios expertos, en la Luna ya quedaron algunos seres vivos tras las misiones Apolo, cuando los astronautas dejaron allí varias decenas de bolsas con sus restos fecales.
Más info: A crashed Israeli lunar lander spilled tardigrades on the Moon (Wired)
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación