Cada vez que uno de nuestros residuos de plástico llega a la naturaleza está contribuyendo a un problema global y su presencia tiene un enorme alcance potencial. Numerosos estudios han mostrado ya que los ríos son la principal vía por la que estos plásticos llegan a los océanos, pero el equipo de Emily Duncan ha contribuido a entender mejor las dinámicas de transporte mediante un curioso experimento cuyos resultados se publican este miércoles en la revista PLOS ONE.
El trabajo ha consistido en soltar 25 dispositivos con forma de botella de plástico, provistos de un sistema de seguimiento por GPS, en distintos puntos del río Ganges, en el norte de La India, así como en el Golfo de Bengala, para ver cómo eran los desplazamientos de estos objetos una vez en el océano. La máxima distancia registrada en una de estas botellas fue de 2845 kilómetros, recorridos durante un periodo de 94 días. El experimento, que se realizó durante una campaña de investigación de National Geographic en 2019, se llevó a cabo en dos fases y las botellas se soltaron a distintas alturas del curso del río para ver hasta dónde llegaban. En el Ganges la distancia media recorrida por los dispositivos fue de 68 km, aunque la botella que más distancia recorrió, soltada en la localidad de Anupshahar, viajó 610 km hasta quedar atrapada en unos canales. En el mar, la distancia media fue mayor, por la ausencia de obstáculos, y una de las botellas alcanzó la marca de 2845 kilómetros, a una media de unos 6 kilómetros al día.
Por trabajos anteriores sabemos que el 75% de la basura del sudeste asiático va a parar a vertederos abiertos, con lo que buena parte del plástico puede pasar al medio ambiente o los cursos de los ríos. En La India, señalan los autores, muchas de las botellas de plástico aparecen acumuladas en las playas. Un estudio reciente realizado en el Atlántico Norte mostró el recorrido de un residuo de plástico durante 7000 kilómetros en 207 días, mientras que en otros estudios se ha documentado cómo los residuos de plástico arrojados desde barcos o en las desembocaduras de los ríos viajan hasta el Atlántico Sur, donde se han identificado objetos de la década de 1970.
“Un trozo de plástico arrojado en un río o en el océano puede aparecer en el otro extremo del mundo”
“Nuestros marcadores con un “mensaje en una botella” muestran cómo de lejos y cómo de rápido se pueden mover la contaminación por plásticos”, asegura Emily Duncan, que trabaja en la Universidad de Exeter. “Demuestra que se trata de un problema verdaderamente global, dado que un trozo de plástico arrojado en un río o en el océano puede aparecer pronto en el otro extremo del mundo”. Los autores consideran que estos dispositivos, que emulan las características de una botella real pero con la electrónica integrada, podrían ser una “poderosa herramienta” de educación ambiental. “Esto se podría usar para educar sobre el problema de los plásticos en los colegios”, asegura Duncan, “y que los niños puedan ver dónde viajan sus botellas. Y los datos de estos marcadores podrían alimentar modelos globales que nos ofrezca una imagen más clara de cómo el plástico se mueve por los océanos y dónde va a parar”.
Referencia: Message in a bottle: Open source technology to track the movement of plastic pollution. PLoS ONE 15(12): e0242459. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0242459
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