Hace tres millones de años la pequeña Lucy pasaba la mayor parte de su tiempo encaramada a los árboles y no era tan "terrestre" como se había especulado. Es la principal conclusión del equipo de Christopher Ruff, quien ha analizado y los huesos de la Australopithecus afarensis más famosa de la historia y los ha comparado con los de humanos actuales y chimpancés.
En un trabajo publicado en la revista PLoS ONE, el equipo de Ruff muestra las microtomografías por rayos X realizadas en el húmero y el fémur de Lucy y concluye, tras compararla, que la fuerza de sus extremidades estaba en un punto intermedio entre los chimpancés y los humanos. Durante mucho tiempo los paleoantropólogos han creído que los ancestros humanos debieron empezar a caminar por tierra en algún pasado remoto, pero conocer en qué momento y cómo lo hicieron entraña una gran dificultad. El análisis sobre los huesos de Lucy ofrece una oportunidad muy interesante para conocer hasta qué punto podía sostenerse sobre dos patas o cómo utilizaba los brazos para avanzar por el suelo.
"Esta es la prueba más evidente hasta la fecha de que Lucy y sus parientes pasaban realmente una parte importante de su tiempo en los árboles", asegura Ruff. Los resultados, según los autores, sugieren que los Australopithecus afarensis tenían costumbres arbóreas y que se alimentaban y refugiaban de los depredadores en lo alto de los árboles. El análisis de su sistema locomotor, además, indica que sus pasos no eran tan eficientes como los humanos, lo que limitaba su movilidad en el suelo.
Referencia: Limb Bone Structural Proportions and Locomotor Behavior in A.L. 288-1 ("Lucy"). (PLoS ONE) doi:10.1371/journal.pone.0166095
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