Estudios recientes apuntan a un posible aumento en la proliferación de medusas en todo el mundo. No obstante, no hay consenso científico al respecto, ni tampoco sobre las causas que podrían estar detrás. ¿El cambio climático? ¿Una disminución de depredadores? ¿La acción del hombre? ¿Otras?
Sea cual sea su causa (o causas), lo cierto es que los enjambres de medusas son percibidos con preocupación por bañistas y desde el sector pesquero y turístico. Para evitar consecuencias indeseadas, ¿es posible predecir la llegada de medusas a la costa y anticipar una respuesta?
Formación de enjambres de medusas
Las medusas experimentan variaciones interanuales en la densidad de sus poblaciones, lo que se traduce en fluctuaciones en el patrón de aparición de los enjambres de medusas. Cuando hablamos de enjambre nos referimos a un gran número de ejemplares en una zona determinada, independientemente de si el aumento se debe a la proliferación, la agregación o un cambio de distribución.
Basándose en datos recogidos en todo el mundo, los científicos han identificado un patrón oscilatorio natural en los enjambres con una periodicidad de 20 años, asociado a fluctuaciones climáticas.
Estudios más locales, realizados en la medusa clavel (Pelagia noctiluca), una de las más frecuentes en el levante español y con un elevado índice de picaduras, estimaron una periodicidad de formación de enjambres en el Mediterráneo de unos 12 años. Ese intervalo puede ser incluso más corto si nos centramos en mares más pequeños, como el mar Adriático o el mar de Alborán.
Si la temperatura superficial se eleva, las medusas proliferan
Aquí entran en juego los índices de circulación atmosférica, más concretamente la oscilación del Atlántico Norte (NAO) y la oscilación ártica (AO). Ambas fluctuaciones climáticas están relacionadas entre sí y son importantes para conocer el futuro meteorológico a medio plazo en Europa occidental y, por lo tanto, en España.
Su efecto tiene mayor impacto en invierno. Una combinación de valores bajos de NAO y altos de AO aumenta la temperatura superficial del agua en el mar de Alborán.
Es bien conocido que una temperatura superficial del agua elevada tiene un efecto sobre el ciclo biológico de Pelagia noctiluca, favoreciendo el desarrollo de sus gónadas y, por lo tanto, su proliferación. En consecuencia, los valores invernales de NAO y AO son buenos candidatos para anticipar la incidencia de enjambres de medusas el verano siguiente.
Ciencia ciudadana para detectar medusas
Para comprobar los efectos de estos índices macroclimáticos sobre las medusas es necesario disponer de fuentes de datos fiables sobre su aparición en playas.
Con este fin, la Diputación Provincial de Málaga, en colaboración con la desaparecida Aula del Mar, desarrollaron la aplicación Infomedusa, un proyecto de ciencia ciudadana.
Estas iniciativas son una forma de implicar a la sociedad en la ciencia y la investigación, recomendados por la Unión Europea.
El objetivo de la herramienta, en uso desde 2013, es alertar de la presencia y abundancia de medusas en el litoral de la provincia de Málaga, facilitando su seguimiento científico.
Predecimos la aparición de Pelagia noctiluca
A partir de los datos de Infomedusa, y conociendo cómo la NAO y la AO influyen sobre la temperatura superficial en el mar de Alborán, desarrollamos un modelo predictivo. Este modelo evalúa si la variación interanual de los índices atmosféricos en invierno puede predecir si va a haber condiciones para la proliferación de Pelagia noctiluca en verano.
Los resultados confirmaron que una NAO negativa y una AO positiva en invierno explicaban normalmente la incidencia de medusas baja y media en el verano siguiente, salvo cuando la incidencia era muy alta. Es decir, había otros factores además de la proliferación que explicaban por qué los enjambres llegaban a las playas.
Es ahí donde hipotetizamos un nuevo motivo: la acción del giro anticiclónico occidental del mar de Alborán en las Pelagias noctiluca.
El mar de Alborán presenta dos giros anticiclónicos: el occidental y el oriental. De acuerdo con la hipótesis de partida, cuando el giro occidental es fuerte, las medusas están atrapadas en una especie de carrusel, dificultando que lleguen a la costa. Sin embargo, cuando el giro se debilita o, incluso, desaparece, las medusas quedan liberadas, y pueden agregarse acabando en masa en las playas.
Por lo tanto, vemos cómo en el mar de Alborán hay tres factores a tener en cuenta a la hora de anticipar la llegada de medusas a las costas:
- Comportamiento invernal de NAO y AO, que pueden influir en el tamaño poblacional.
- Fortaleza y posición del giro occidental, que puede restringir o aumentar la movilidad de los enjambres.
- Preponderancia de vientos y corrientes costeras que determinarán, en última instancia, si los enjambres que se aproximen al litoral terminan en las playas.
Poco a poco vamos conociendo la ecología de estos cnidarios, pero aún queda mucho por estudiar e investigar. En cualquier caso, debemos aceptar que encontrarnos con las medusas cuando visitemos la playa es algo inevitable y natural. Ellas están en su hábitat, nosotros no. Intentemos encontrar alternativas de convivencia, sin dañar a las especies marinas ni a su medio.
Lucrecia Souviron Priego, Doctora en Biología, miembro del Grupo de Biogeografía, Diversidad y Conservación, Universidad de Málaga y Juan Jesús Bellido López, Investigador asociado en Biogeografía Marina, Universidad de Málaga.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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