El vertido de microplásticos que ha contaminado la costa gallega y otros litorales del país ha destacado la creciente problemática ambiental derivada de este material, una preocupación que, según muchos expertos, ha sido subestimada hasta ahora. Poco a poco, las principales agencias afectadas han ido desarrollando nuevas metodologías de alta resolución para cuantificar todo tipo de problemas derivados de estas partículas, como, por ejemplo, la presencia de micro y nanoplásticos en las botellas de plástico de agua, revelando además datos impactantes a la par que pasmosos.
Sobre todo debido a la importancia de este fluido para el desarrollo de la vida en general. El agua está dentro de todas las personas, pero también por el cielo (en las nubes, por ejemplo), en los acuíferos subterráneos que se esconden debajo de la tierra, en los ríos y mares o en alimentos de todo tipo. El agua está en todos lados: es tan omnipresente que llega a pasar incluso desapercibida. Pero, en verdad, no hay otra sustancia más importante para el planeta.
Esa es una de las principales razones por las que en La Tierra hay vida y no en otros planetas. En los últimos días, el agua está acaparando las portadas de muchos periódicos y las cabeceras de diferentes informativos. Sin embargo, su exposición en primer plano no deriva de noticias positivas: los microplásticos, esas diminutas partículas de plástico, menores de cinco milímetros y compuestas de polímeros y aditivos potencialmente tóxicos, están invadiendo las diferentes costas gallegas y otros muchos litorales peninsulares.
Pero el asunto no termina ahí. Recientemente se ha ido investigando la posible presencia de estas sustancias en otros contextos, como, por ejemplo, en recipientes embotellados y destinados al consumo humano. Un grupo de científicos estadounidenses han analizado esa misma hipótesis, considerando finalmente que el agua envasada en botellas de plástico de un solo uso puede contener cientos de miles de microplásticos que han pasado desapercibidos hasta ahora.
Solamente una entre 20 marcas españolas se libra de los microplásticos
Los resultados, publicados en la revista científica PNAS, identifican una concentración de 359 nanogramos de nano y microplásticos por litro de agua embotellada. Estos niveles son comparables a los obtenidos en otro estudio anterior (diciembre del 2023); estimando ambos que un adulto promedio podría ingerir cerca de 262 microgramos de partículas de plástico al año, considerando un consumo diario de 2 litros de agua. Además, se han identificado otros 28 aditivos plásticos entre todas las muestras analizadas.
Estos compuestos químicos, mayoritariamente estabilizantes y plastificantes, se añaden al polímero plástico principal para otorgarle diversas propiedades. La liberación de estos aditivos al agua plantea preocupaciones serias adicionales debido a su alta toxicidad para todo tipo de células, alteradas ante la presencia de microplásticos.
Para ello, los investigadores de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), utilizaron una nueva metodología basada en la microscopia de dispersión Raman estimulada (SRS). Esta consiste en sondear las muestras con dos láseres sintonizados para hacer resonar moléculas específicas, revelando a un algoritmo informático sus verdaderas propiedades. Así pues, el equipo analizó un total de tres marcas populares de agua embotellada en Estados Unidos, encontrando 240 mil fragmentos de microplásticos y nanoplásticos.
En este contexto, resulta sorprendente y llamativo los resultados obtenidos para el caso cuya muestra es española: después de analizar 280 botellas de agua de 20 marcas que se venden en España, "solo una muestra estuvo libre de polímeros de microplásticos o nanoplásticos", detalla el artículo publicado. El estudio, no obstante, no indica las marcas de las botellas analizadas.
Así pues, el estudio liderado por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idaea) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), así como la investigación americana, muestra ahora que el problema también está presente en las aguas envasadas que se comercializan. Se trata de una preocupación que también pone en riesgo directo la salud humana.
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