La cultura de la gente de Monte Alto, que vivió en la costa del Pacífico de la actual Guatemala entre el 500 y el 100 a.C, sembró la costa desde Chiapas hasta El Salvador con una serie de misteriosas esculturas que los locales conocen como “barrigones”. Aunque se desconoce cuál era la función de estas grandes moles de piedra, que a veces representan a una especie de divinidad oronda y otras solo una gran cabeza, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard acaba de descubrir que escondían un interesante secreto. Fueron construidas con rocas magnetizadas, seguramente por la caída de rayos, y diseñadas para que algunas de sus partes salientes acumularan la mayor parte del material imantado.
En un trabajo publicado en la revista Journal of Archaeological Science, el equipo de Oswaldo Chinchilla y Roger Fu, detallan el resultado del análisis de once de estas esculturas de basalto mediante magnetómetros y otras técnicas para detectar el magnetismo de las rocas. El test inicial reveló que al menos diez de las once esculturas tenían anomalías magnéticas significativas, según detallan en Smithsonian, y que siete de ellas tenían anomalías fuertes. El equipo detectó posteriormente que cuatro de los “barrigones” presentaban el mayor magnetismo en la zona del ombligo y que las tres grandes cabezas presentaban mayor actividad magnética en la zona de las sienes y las mejillas. En opinion de Chinchilla, es como si la gente de Monte Alto “eligiera los salientes y les dieran forma de tal manera que el magnetismo podría ser medido en ciertos puntos de la anatomía de las esculturas”.
"Estaban buscando estos salientes magnéticos que tuvieran esas propiedades magnéticas”
“La antigua gente de Monte Alto quizá estaba buscando estos salientes magnéticos que tuvieran esas propiedades magnéticas”, asegura Elizabeth Paris, coautora del artículo. Según los autores, estas esculturas no parecen ser retratos de nadie en concreto, sino que pueden representar a entidades más genéricas, como los muertos o los antepasados a los que quizá trataba de honrar con estos grandes bloques de piedra. Es posible también que eligieran las zonas más imantadas para los puntos claves de la figura con la intención de sorprender a quienes se acercaran, quienes provistos de fragmentos de magnetita o hematitas podrían tener la sensación de que la roca contenía una fuerza sobrenatural
Lo interesante, en cualquier caso es que el descubrimienro de varas de hemática con una antigüedad de hasta 3400 años hace pensar a los autores que quizá estas culturas conocieron el magnetismo antes incluso que los propios griegos y Tales de Mileto, a quien se atribuye la primera mención en el siglo VI a.C. Los autores creen que este podría ser solo el principio de un gran descubrimiento y aseguran que sería interesante aplicar las mismas mediciones a otras esculturas creadas en Mesoamérica por civilizaciones posteriores, como la Olmeca o los propios mayas.
Referencia: Knowledge of magnetism in ancient Mesoamerica: Precision measurements of the potbelly sculptures from Monte Alto, Guatemala (Journal of Archaeological Science) https://doi.org/10.1016/j.jas.2019.03.001
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