Los gritos de los monos aulladores en las selvas de América Central y Sudamérica llevan siglos fascinando a los humanos, desde los antiguos mayas hasta los modernos primatólogos. Con su impresionante garganta, estos animales son capaces de emitir un sonido profundo que sacude los bosques y se escucha hasta a kilómetros de distancia. El propio Charles Darwin, que visitó la zona en su viaje con el Beagle antes de desarrollar la teoría de la selección natural, calificó este coro de rugidos en sus diarios de "desagradable concierto".
“Cuando se trata de reproducción no puedes tenerlo todo”, aseguran los investigadores.
El objetivo de esta batalla de alaridos nocturnos es precisamente el de conseguir reproducirse y perpetuar los genes propios en las siguientes generaciones. El mono aullador que más y mejor ruge consigue su propio harén de hembras y tiene más éxito reproductivo, pero ¿qué pasa con los que quedan en segundo lugar? El equipo de Jacob Dunn, de la Universidad de Cambridge, ha llevado a cabo un exhaustivo análisis sobre los detalles de esta carrera evolutiva y publica los sorprendentes resultados en la revista Current Biology.
La conclusión de los investigadores, tras estudiar los rasgos anatómicos y el comportamiento de varios grupos de monos, es que aquellos machos que dan mayores alaridos y tienen más desarrollado el aparato fonador tienen los testículos más pequeños y generan menos espermatozoides. La clave para entender esta aparente contradicción está en el comportamiento social de estos monos. Los machos que tienen más éxito - los mejores aulladores - ponen en fuga a otros competidores y reúnen en torno a sí un grupo de hembras con las que se reproducen sin competencia. Los machos con el hueso hioides más pequeño - la estructura fundamental para la emisión de los aullidos- conviven en grupos mixtos donde compiten con varios machos por reproducirse, con lo que tener unos testículos más grandes y producir más espermatozoides es una ventaja evolutiva.
Los científicos entienden que se ha producido esta especie de contrapartida o balance evolutivo en los grupos de monos aulladores. "En términos evolutivos", explica Dunn, "todos los machos luchan por tener la mayor descendencia que sea posible, pero cuando se trata de reproducción no puedes tenerlo todo. Hay pruebas en otros animales de que los machos que invierten recursos en cuerpos grandes, colores brillantes o defensas como cuernos o largos colmillos, no pueden invertirlos en rasgos reproductivos". "Sin embargo", añade, ésta es la primera prueba en cualquier especie de un intercambio de recursos entre el desarrollo vocal y la producción de esperma".
El hallazgo, insisten los autores, es una confirmación más de la teoría desarrollada por Darwin, pues se produce un ajuste entre las estrategias pre y post copulatorias. En otras palabras, aseguran, en los monos aulladores compiten los rasgos que permite acceder a la pareja con aquellos que ayudan a los machos a competir por felicitar sus óvulos.
Estos monos de apenas 7 kilos desarrollan sonidos similares a los que emite un tigre
A pesar de todo, los científicos aún desconocen la causa última de este mecanismo. "Es posible que invertir recursos en desarrollar grandes órganos vocales sea tan costoso que no hay energía suficiente para invertir en las gónadas", asegura Dunn. "De modo alternativo, utilizar estos grandes órganos vocales para rugir puede ser tan efectivo espantando a los machos rivales que no hay necesidad de desarrollar grandes testículos". Los análisis acústicos de los aullidos, además, indican que estos monos emiten un sonido que corresponde con animales de un tamaño muy superior, hasta el punto de que estos monos de apenas 7 kilos desarrollan niveles sonoros similares a los que emite un tigre. Pero, como ha demostrado Dunn, ser el rey de los animales gritones tiene un precio.
Referencia: Evolutionary Trade-Off between Vocal Tract and Testes Dimensions in Howler Monkeys (Current Biology) DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2015.09.029
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