Ciencia

No, nadie exterminó a los hombres de la península hace 4.500 años

Arqueólogos y expertos en prehistoria de la Península Ibérica protestan por las informaciones “infundadas” que han aparecido en los medios sobre una supuesta invasión al inicio de la Edad de Bronce. Varios coautores del estudio original expresan su malestar en Next y explican el malentendido.

Cerca de un centenar de expertos en prehistoria de la Península Ibérica han enviado un comunicado a los medios para protestar por las informaciones aparecidas en los últimos días en casi todos los medios nacionales en los que se habla de una invasión de poblaciones del este que “borraron del mapa” a los varones y tuvieron “un acceso preferente a las mujeres locales, una y otra vez” hace 4.500 años. “Queremos mostrar nuestra perplejidad, consternación y preocupación por el tono y el lenguaje de la noticia, así como nuestra protesta por su falta de rigor científico y periodístico”, aseguran, al tiempo que insisten en que la utilización de términos “como “invasión”, “conquista” o “borrar del mapa” no solo está completamente fuera de contexto en el conocimiento que actualmente se tiene de este periodo prehistórico, sino que es injustificada a la luz de las evidencias empíricas existentes”.

En el equipo principal están “muy disgustados por cómo se ha manejado la información”

La polémica se produce a partir de las afirmaciones hechas por el genetista estadounidense David Reich en un foro organizado por en la revista New Scientist. En un artículo en el mismo medio, el periodista Michael Marshall aseguraba que las evidencias genéticas halladas por Reich y su equipo a partir del análisis del ADN de más de 150 individuos desenterrados en la Península Ibérica, indican que hace unos 5.000 años, una población de nómadas de la cultura yamna llegó desde el este con tecnologías superiores - como carros y caballos domesticados - y sobrepasó a las poblaciones locales. El hecho de que el cromosoma Y masculino desaparezca en las poblaciones posteriores les lleva a concluir que los hombres locales fueron “reemplazados”.

Aparte de que se trata de un estudio que todavía está en fase de revisión, lo que ha desatado el enfado de los arqueólogos e historiadores españoles y portugueses firmantes del comunicado es la utilización de términos que bien parecen sacados de un episodio de 'Juego de Tronos’ y que no casan con las evidencias que se han hallado hasta ahora. Entre los firmantes hay varios de los coautores del estudio de Reich, quienes aseguran a Next que en el equipo principal “están muy disgustados por cómo se ha manejado una información de forma descontextualizada convirtiendo en titulares términos sensacionalistas, que nada tienen que ver con el lento devenir de nuestras sociedades del pasado”. “El contenido de ese estudio científico de ADN no tiene absolutamente nada que ver con la noticia falsa, sensacionalista y manipulada en la que se habla de masacres e invasiones”, asegura otro de los coautores que prefiere permanecer en el anonimato. “Como mucho otros colegas, estamos ciertamente  preocupadas con la forma en la que se traslada al gran público unos resultados, que tras muchos años de riguroso e intenso estudio, no concuerdan con el contenido de un artículo en revisión”, asegura una de las coautoras españolas firmantes del comunicado. “La terminología empleada es poco afortunada, arriesgada y reduccionista en cuanto al complejo mosaico genético que muestran nuestras poblaciones del pasado en el ámbito peninsular”

Un científico comenta una interpretación en un foro y un periodista se queda con la parte llamativa

Otros expertos se muestran molestos por que no se haya contrastado antes esos titulares con alguno de los muchos especialistas en la materia que hay en España y Portugal. “Estos resultados son fruto de muchísimas excavaciones y de muchos años de investigación”, aseguran. “Por tanto creemos que deben de trascender a la sociedad unos resultados científicos debidamente interpretados en su tiempo y en su contexto”. El catedrático de Prehistoria de la Universidad de Sevilla y experto en la Edad del Cobre Leonardo García Sanjuán cree que el malentendido viene de una “combinación de circunstancias desafortunadas” en el que un científico comenta una posible interpretación en un foro y un periodista se queda con la parte llamativa. “El uso de esos términos de invasión y exterminio es inconcebible para los hombres de esa época, porque nadie tiene una tecnología de exterminio ni de matanza”.

¿Qué sucedió entonces en la península en ese periodo de transición entre el Neolítico y la Edad de Bronce? Hace entre 4.000 y 4.500 años las evidencias arqueológicas muestran que hubo un cambio en algunas manifestaciones culturales y estructurales de las sociedades, pero apuntan a que fue de una manera gradual. Hay varias investigaciones que tienen eso como temática, en el final del tercer milenio AC ocurre algo en un periodo de tiempo relativamente corto, entre el 2000 y el 2100 a. C., pero todo apunta a que puede ser fruto de una serie de variables”, asegura el arqueólogo portugués António Valera. “Pudo tener que ver con el clima, la movilidad social, las contradicciones internas o la desigualdad, un conjunto de factores que nada tiene que ver con invasiones, exterminios o esclavización de mujeres, todo eso es absolutamente increíble”.

“Lo que sucedió no es tan simple como que llegara una caravana de guerreros y arrasaran con todo”

Como ejemplo, entre los expertos cobra cada vez más fuerza la posibilidad de que un evento climático, identificado por los climatólogos en ese periodo con el nombre de evento 4.2 ky BP y que provocó una gran sequía que duró décadas, tuviera un papel determinante en estos cambios. “Hay un montón de elementos y lo que no es aceptable es simplificar de manera tan brutal. Lo que sucedió no es tan simple como que llegara una caravana de guerreros y arrasaran con todo”, sentencia García Sanjuán. “No le puedo adelantar resultados del estudio, pero ninguna de las ideas titulares [aparecidas en los medios] es cierta, desde luego la Península Ibérica en el tercer milenio AC debió estar lejos del escenario que se dibuja y por lo que vamos sabiendo más bien debió mostrar escenarios de convivencia e integración de gentes e ideas”, apunta una de las investigadoras que trabaja estrechamente con Reich.

Detrás de la polémica también hay un choque entre genetistas y arqueólogos, ya que los primeros están revolucionando el conocimiento que tenemos de estas épocas con sus resultados sin tener en cuenta, en ocasiones, el trabajo realizado antes por los prehistoriadores. Ni Carles Lalueza-Fox ni Iñigo Olalde, genetistas implicados en el estudio, han querido hacer declaraciones a este diario. “Los genetistas pueden identificar variabilidad en el código genético pero para explicar eso hay que entender a la sociedad y los datos los tenemos los arqueólogos”, asegura el catedrático de la Universidad de Sevilla. “Todo esto se está estudiando y tiene que ser comparado con datos de diferentes ciencias y tenemos que ser muy cautelosos con lo que decimos”, añade Valera. “Hablar de invasiones y masacres los datos arqueológicos que tenemos es erróneo, y decirlo de la manera en que se ha dicho es irresponsable”.

“Las palabras del periodista pueden transmitir ideas racistas, xenófobas y machistas, cuanto menos”

Sobre la mesa está también un componente de responsabilidad, a juicio de los firmantes de la carta de protesta, debido a “la actual sensibilidad social y política con respecto a los procesos migratorios”. “En el contexto que vivimos en el auge del populismo xenófobo, que se hable de estas cuestiones como invasiones y exterminios con esta ligereza es lo que están deseando escuchar algunos”, añade García Sanjuán. “En los años 30 cuajó el fascismo y en esa época la arqueología fue utilizada por los movimientos fascistas y el nazismo para justificar sus fines. Lo que no conviene es hacer una presentación defectuosa y pobre de la ciencia que pueda ser malinterpretada, sobre todo en medios importantes con una influencia mundial”.

El problema viene del texto publicado por un periodista británico en el New Scientist”, indica una de las coautoras españolas muy próxima a Reich. “No es un fallo cualquiera, se trata de un tema complicado por las consecuencias interpretativas, detrás de las palabras malinterpretadas y tervigersadas del periodista se pueden transmitir ideas racistas, xenófobas y machistas, cuanto menos”. “Solo la  estrecha colaboración de diferentes campos científicos”, concluye, “podrá ir perfilando estos interrogantes en los que influyeron muchos factores de cara a la movilidad de grupos o individuos a lo largo de la Prehistoria”.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP