Ciencia

La verdad sobre el exoesqueleto del Mundial de Brasil 2014: más espectáculo que ciencia

El Mundial de fútbol de Brasil comenzará con el saque de honor a cargo de una persona parapléjica provista de un exoesqueleto que le permita caminar. El mundo estará pendiente de una puesta en escena que, según los expertos, tiene más de espectáculo que de avance real, pero que llevará la ciencia en millones de hogares. El investigador a cargo del proyecto se defiende de las críticas por no cumplir lo que había anunciado.

A Miguel Nicolelis le ha pillado el toro y no va a poder cumplir todo lo que prometía. A principios de 2012, este neurocientífico brasileño de la Universidad de Duke anunciaba que la ceremonia inaugural del Mundial de Brasil comenzaría con un avance científico de gran magnitud. "Será como poner un hombre en la Luna", "inauguraremos una nueva era de la neurociencia" o "será el final de las sillas de ruedas", eran algunas de las afirmaciones que hacía durante las entrevistas. Su idea era llevar a la práctica con humanos algo que ya había demostrado con brillantez con monos: implantar electrodos en el cerebro de una persona parapléjica y conseguir que caminara mediante su pensamiento, con un enlace directo entre sus neuronas y un exoesqueleto robótico que traduciría sus movimientos. La persona elegida se levantaría de la silla, caminaría con el exoesqueleto y daría la patada inaugural antes del partido Brasil-Croacia.

ACTUALIZACIÓN 12-06-2014: El saque histórico que nadie vio (Vídeo)

Pero a medida que se acercaba la fecha, los planes de Nicolelis cambiaron. En lugar de usar implantes cerebrales - que requieren de una operación quirúrgica previa - la persona que realice el saque inicial llevará un gorro con electrodos que lean la señal eléctrica a nivel superficial  - el llamado electroencefalograma (EEG), una tecnología que el propio Nicolelis ha criticado duramente durante su carrera por su falta de precisión. "La baja resolución de estos interfaces EEG", llegó a decir en 2011, "hace inviable que los usemos en nuestro laboratorio". Cuando le preguntan ahora por el cambio decisión, Nicolelis argumenta que vio los pobres resultados de otros grupos en este campo y que no merecía la pena correr el riesgo. Y añade que su tecnología invasiva estaba dirigida a movimientos de brazos, que son mucho más complejos. "Así que decidí que, en el caso de la locomoción, estaba bien empezar con la fase conocida de la tecnología", se justificaba hace unos días en la revista Science.

https://youtube.com/watch?v=mg8TAJdQKyY%3Frel%3D0

"Eso lo hacemos nosotros todos los días", asegura José Luis Pons, investigador del CSIC.

El cambio de criterio le ha costado algunas críticas en la comunidad científica, entre los que consideran que lo que va a realizar no supone ningún avance significativo respecto a lo que ya se conoce y que no vale los 17 millones de dólares que ha invertido el gobierno brasileño. Las críticas se suman a los que consideran que puede estar dando falsas esperanzas a las personas con algún problema de movilidad, dado que se les hace creer que existe una tecnología que todavía no está disponible en el mercado. "Se ve muy claro que es un espectáculo y no tiene ningún tipo de sustento científico", asegura José Luis Pons, investigador del CSIC y uno de los pioneros en el desarrollo de este tipo de neuroprótesis. "Decodificar la señal del pensamiento y trasladarlo a un exoesqueleto en tiempo real no tiene nada de nuevo. Eso lo hacemos nosotros todos los días", explica a Next. "Todo esto es un espectáculo, que está muy bien, pero el hecho de que una persona se levante de una silla de ruedas, dé un par de pasos y le dé a la pelota, no representa ningún avance respecto a lo que ya se está haciendo en muchos laboratorios hoy en día".

Aspecto del exoesqueleto de Nicolelis

Sobre la relevancia científica de la demostración, hay críticas aún más duras. Andrew Schwartz, investigador de la Universidad de Pittsburgh, aseguraba en Wired hace unas semanas que "todo lo que veremos en la demostración será que la robótica 'mola', no el control cerebral, y probablemente el dispositivo esté preprogramado". "No estamos convencidos de que se trate de señales reales controlando la locomoción y no un artefacto", aseguraba Guy Chéron, investigador belga que lidera un proyecto europeo para desarrollar exoesqueletos. Es decir, que podría ser el robot el que hiciera casi toda la tarea a la hora del saque. De confirmarse las sospechas de estos científicos, la ceremonia inaugural sería un paripé parecido al de la flecha y el pebetero de las Olimpiadas de Barcelona 92, aunque todo el mundo quedará convencido de que lo que ha visto es real.

El paripé sería parecido al del Barcelona 92 y el pebetero

Lo que nadie pone en duda es que Nicolelis es un espléndido científico, y ha dado sobradas pruebas de ello. Sus experimentos pioneros mostraron al mundo cómo un mono podía controlar un brazo robótico y ejecutar una tarea mediante el pensamiento, gracias al implante de electrodos. Su última aportación fue un trabajo en el que demostraba que los monos podían manejar estos brazos robóticos y tener algo parecido al sentido del tacto. Pero en materia de implantes en humanos se le han adelantado varios equipos, entre ellos los de la Universidad de Pittsburgh y la de Brown, quienes han demostrado recientemente cómo personas tetrapléjicas pueden hacer cosas como tocar la mano de su pareja con un brazo robótico o beber una lata de refresco.

Entonces, si disponía de la tecnología para hacerlo, ¿por qué Nicolelis no ha hecho la demostración completa en la inauguración del Mundial? Además de las prisas, parece que Nicolelis ha tenido un problema con los permisos. El investigador de origen brasileño Eduardo Rocón, del grupo de Bioingeniería del CSIC, ha pasado unos meses en Brasil y ha tenido contacto con Nicolelis durante el proceso. "Además de los problemas de tiempo", explica a Next, "Nicolelis ha tenido problemas burocráticos con los permisos del comité ético. Conseguir la autorización para hacer implantes cerebrales en dieciséis niños no era una tarea fácil". José Luis Pons también tiene claro que él no habría aprobado una prueba así para una simple demostración. "No hay un sustrato científico que justifique implantar electrodos en algo que está claro que es un espectáculo", asevera.

Nicolelis no habría conseguido el permiso del comité ético para poner implantes para un espectáculo

Preguntado hace unos días por la revista Science sobre el alcance científico de su demostración, el propio Nicolelis rebaja ya el tono y baja a la tierra. "No [vamos a demostrar nada científicamente] en el estadio. Vamos a mostrar una cosa bonita, pero la demostración para la comunidad científica vendrá en las publicaciones que vendrán después... Pero no estamos haciendo esto para una revisión por pares. Esto es un espectáculo para el mundo". ¿Qué es lo que veremos entonces? Básicamente, la persona que maneje el exoesqueleto lo hará imaginando sus movimientos. La señal eléctrica de su cerebro se transforma en órdenes que el robot transforma en pequeños pasos hasta golpear la pelota.  Las órdenes que puede darle, según Nicolelis, van desde empezar a andar, detenerse, acelerar, girar a izquierda y derecha o darle a la pelota. El dispositivo tiene un sistema de vibraciones que permite al sujeto recibir sensaciones del suelo que pisa, como una especie de tacto que aumenta la sensación y el control.  Y los científicos lo han probado en ambientes de mucho ruido, para asegurarse de que el ambiente del estadio no interfiere en las órdenes que recibe el interfaz.

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En la universidad de Berkeley ya muestran cómo personas parapléjicas pueden andar con exoesqueletos

Lo que lamenta la comunidad científica es que no haya un avance real en lo que se considera el campo más prometedor: el implante de electrodos directamente en el cerebro. Hasta los que trabajan con electroencefalograma, como Eduardo Rocón, reconocen que la tecnología está tocando techo. El problema es que la señal es muy pequeña y la estamos midiendo después de pasar por el cuero cabelludo, el cráneo... y es muy difícil obtener información muy precisa. Más bien avanzamos hacia la neuromodulación, es decir, una tecnología en la que los dispositivos cada vez estarán más integrados con el ser humano". Y, en este contexto, hasta la demostración con un exoesqueleto quedará obsoleta por rudimentaria, añade el científico. "En el futuro los dispositivos estarán implantados en los mismos músculos, sin necesidad de un aparato externo".

Conseguir que los niños hablen un rato de ciencia y no solo de fútbol ya será un logro

A pesar de todos los problemas, ni los más críticos quieren restarle importancia al desafío de Nicolelis. "El valor añadido de lo que está haciendo Nicolelis es dar a conocer a la gente que hay toda una serie de desarrollos que no son exclusivos suyos que permiten hacer estas cosas", asegura Pons. "Es verdad que nosotros ya lo hacemos con parapléjicos y que podríamos hacer algo similar, pero hay que tener valor para hacerlo ante millones de personas", bromea Rocón. "El exoesqueleto no es una gran cosa, pero para nuestro campo nos vendrá muy bien porque atraerá la atención sobre lo que puede hacer esta tecnología". Para Nicolelis, conseguir que los niños hablen un rato de ciencia y no solo de fútbol ya será un logro. "Se trata solo de llamar la atención sobre el hecho de que hay entre 20 y 25 millones de personas paralizadas en el mundo y que la ciencia, si se apoya y financia adecuadamente, puede hacer algo sobre ello. Si empezamos ahora - y ésta es la primera patada simbólica - puede que podamos hacer algo en los próximos años".

ACTUALIZACIÓN 12-06-2014El saque histórico que nadie vio (Vídeo)

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