La idea de salir del propio cuerpo y verse desde el techo se asocia con los fenómenos paranormales que tanto entretienen a los espectadores de los programas de misterio. El fenómeno, en cambio, se produce en un área muy específica del cerebro y es bien conocido por los neurocientíficos. La clave está en una zona del hemisferio derecho conocida como circunvolución angular que, al ser estimulada, o sufrir un daño, cambia radicalmente la perspectiva visual del individuo. En diciembre de 2000, por ejemplo, el doctor Olaf Blanke, del Hospital Universitario de Ginebra, operaba de epilepsia a una mujer de 43 años cuando ésta comunicó a los doctores que les estaba viendo desde arriba. “Estoy en el techo”, les dijo, “estoy mirando hacia abajo, a mis piernas. Les veo a los tres”.
La casuística de este tipo de experiencias es bien conocida, pero el caso que acaban de publicar científicos de la Universidad de Ottawa en la revista Frontiers in Human Neuroscience es especialmente llamativo. Se trata de una paciente de 24 años que dice poder salir del cuerpo voluntariamente y experimentar esta sensación varias veces al día con total naturalidad, hasta el punto de que le sorprendía que el resto de las personas no pudieran hacerlo. La chica, estudiante de psicología, empezó a tener estas experiencias desde niña, antes de dormirse, cuando se veía a sí misma desde la parte alta de la cama. "Era capaz de verse a sí misma dando vueltas en el aire sobre su cuerpo", escriben científicos.
La paciente es capaz de verse flotando sobre su cuerpo varias veces al día.
A los autores del estudio, Andra M. Smith y Claude Messier, les llamó la atención la ausencia de emociones que suele acompañar a estos episodios y consideran que es el primer caso de una persona que puede provocar la experiencia voluntariamente y sin tener ningún daño cerebral aparente. Para conocer mejor el mecanismo que se activa en el cerebro de la paciente, realizaron una serie resonancias magnéticas funcionales y descubrieron que se produce una desactivación de la corteza visual y se activan, en cambio, varias regiones del hemisferio izquierdo relacionadas con la representación del movimiento corporal, así como el cerebelo. En otras palabras, su cerebro vive completamente la experiencia de estar moviéndose y su visión real es sustituida por la recreada. A todos los efectos, para ella es como estar flotando en la habitación, aunque se trate de una mera alucinación.
Lo interesante del caso es que los médicos aún desconocen el origen del trastorno y que, según los científicos, podría ser uno entre muchos otros casos en los que el paciente asume el fenómeno como normal y no lo comenta con nadie ni acude a un hospital. En cualquier caso, si usted tiene una experiencia de este tipo o conoce a alguien que la tenga, aconséjele que se acerque a un neurólogo, pues podría tratarse del primer síntoma de una enfermedad.
Referencia: Voluntary out-of-body experience: an fMRI study (Frontiers in Human Neuroscience)
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