Conocer qué parte de nuestro cerebro se activa cuando practicamos habilidades matemáticas ha sido motivo de discusión entre algunos científicos durante varias décadas. De un lado estaban quienes apostaban que se trata de una actividad estrechamente relacionada con la comprensión lingüística, y de otro quienes interpretaban que se trata de una capacidad independiente y más relacionada con procesamiento del espacio, el tiempo y los números.
Los autores midieron la señal cerebral de matemáticos y no matemáticos
En un trabajo publicado este lunes en la revista PNAS, el equipo de Marie Amalric y Stanislas Dehaene arrojan un poco más de luz a la cuestión gracias a un estudio detallado de la señal voluntaria de 30 voluntarios. Los autores del trabajo reclutaron a 15 matemáticos profesionales y a otros 15 profesionales no matemáticos pero de igual cualificación académica y midieron su señal cerebral mediante resonancia magnética funcional cuando realizaban las mismas tareas.
En concreto, los investigadores sometieron a los dos grupos a una serie de afirmaciones de alto nivel matemático y otras no relacionadas con las matemáticas, que deberían calificar como verdaderas, falsas o no significativas. Lo que descubrieron los autores del estudio, tal y como describen en PNAS, fue que cuando las preguntas versaban sobre álgebra, geometría y topología, el cerebro de los 'matemáticos' mostraba una alta actividad en las zonas bilateral intraparietal, inferior temporal y lóbulo prefrontal, mientras que en los 'no matemáticos' aparecían en reposo.
El resultado indica que se accionan áreas diferentes a las del lenguaje durante el cálculo
Lo interesante del asunto es que estas regiones son diferentes de las relacionadas con el lenguaje y la semántica, que aparecían activas en los 'no matemáticos' cuando les preguntaban por cualquiera de las materias. Esas mismas regiones sí se activaban cuando los 'no matemáticos' hacían cálculos numéricos, de la misma forma que en los matemáticos.
Estos resultados, afirman los autores, confirman la hipótesis de que el pensamiento matemático complejo activa las mismas áreas que el sentido básico de la numeración, que es distinto de la red que nos permite dar sentido al lenguaje. Este hecho puede explicar por qué tener un sentido de los números muy desarrollado en la infancia puede predecir las capacidades matemáticas de las personas en el futuro.
Referencia: Origins of the brain networks for advanced mathematics in expert mathematicians (PNAS)