Algunos lesionados medulares podrían tener margen de mejora con una rehabilitación adecuada. Es la principal conclusión de un ambicioso estudio presentado por el equipo de Miguel Nicolelis en Scientific Reports, en el que documentan los resultados obtenidos tras poner en marcha un programa de rehabilitación especial con ocho personas con una lesión crónica en la médula espinal durante un periodo de doce meses.
El protocolo, basado en estrategias no invasivas, consiste en el uso de un exoesqueleto que permite caminar a los pacientes a partir de la lectura de su actividad cerebral, así como de ejercicios en ambientes virtuales que les permiten tener un retorno sensorial a través de la vista y el tacto. Después de seguir este entrenamiento por etapas, aseguran los autores, los sujetos experimentaron una mejora clara en las sensaciones (tanto del tacto como de la localización del dolor) así como algunos avances en control muscular en zonas inferiores a la zona de la lesión medular, lo que supone todo un logro.
“Quizá desde un punto de vista anatómico la lesión original no destruyó todas las fibras de la médula espinal
Como resultado de la rehabilitación, la mitad de los pacientes pasó a una situación de "paraplejia incompleta". "El resultado ha sido una gran sorpresa para nosotros", asegura Nicolelis, quien investiga en la en la Universidad Duke y se hizo conocido para el gran público con su puesta en escena del saque de inauguración del Mundial de Brasil 2014 por una persona tetrapléjica. "Lo que hemos visto es que el entrenamiento a largo plazo con interfaz cerebro-máquina dispara una recuperación neuronal parcial, motora, táctil y sensorial", añade. "Pensamos que aunque clínicamente se les ha diagnosticado como parapléjicos completos, y no tenían ningún movimiento ni ninguna sensibilidad, quizá desde un punto de vista anatómico la lesión original no destruyó todas las fibras de la médula espinal".
Lo más impactante es que la terapia ha conseguido mejoras en pacientes que llevan más de diez años diagnosticados con una lesión medular. El "paciente 1", una mujer de 31 años, llevaba 13 años con parálisis y al principio del entrenamiento no podía sostenerse de pie con ayuda de suspensorios, pero al final aprendió a hacerlo con andadores y la ayuda de un terapeuta. Después de un año de entrenamiento, incluso era capaz de mover un poco las piernas cuando permanece suspendida. "Hasta ahora, nadie había visto la recuperación de estas funciones en un paciente después de tantos años diagnosticados con parálisis completa", asegura Nicolelis.
Los resultados también son observables en la actividad de la corteza sensomotora de los pacientes. Al principio del proceso, si le decían a uno de los voluntarios parapléjicos que moviera las piernas, ni siquiera se registraba actividad en esa área. "El cerebro había borrado casi por completo la representación de sus miembros inferiores", explica el científico. Después de meses de rehabilitación, los investigadores comenzaron a ver la actividad correspondiente a las piernas en el cerebro. "Básicamente, el entrenamiento reinsertó la representación de los miembros inferiores en el cerebro de los pacientes", dice Nicolelis.
El entrenamiento reinsertó la representación de los miembros inferiores en el cerebro de los pacientes
La forma de inducir estos cambios consiste en una especie de truco de ilusionismo: hacer creer al cerebro que está caminando y forzar las reconexiones. "La sensación táctil está sincronizada y el cerebro del paciente crea la sensación de que están caminando por sí mismos, sin la asistencia de dispositivos", explica el neurocientífico. "Esto induce la ilusión de que están sintiendo y moviendo sus piernas. Nuestra teoría es que haciendo esto, inducimos la plasticidad no solo a nivel cortical, sino también en la médula espinal".
La intención de los autores es que la rehabilitación reactive algunas de esas fibras sobrevivientes que aún permanecen conectadas a la médula espinal del paciente y aprovecharlas para que mejoren y crezcan las conexiones. "Debido a nuestro entrenamiento al hacerlos andar", explica Nicolelis, "podemos haber disparado una reorganización plástica en la corteza cerebral, y podríamos ser capaces de transmitir algo de esta información de la corteza a través de estas escasas fibras más allá de la lesión". La esperanza de Nicolelis y sus colaboradores es que el uso de estas tecnologías permita diseñar nuevas terapias y mejorar la calidad de vida de las personas con determinado tipo de lesiones medulares y abrir una vía de esperanza para su inmovilidad.
Referencia: Long-Term Training with a Brain-Machine Interface-Based Gait Protocol Induces Partial Neurological Recovery in Paraplegic Patients (Scientific Reports) DOI 10.1038/srep30383
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