A principios de abril, Juanito (nombre ficticio) empezó a manifestar alguna dificultad respiratoria que sus padres lo achacaron al asma que suele sufrir asociado a la alergia en primavera. Unos días después, este niño madrileño de 12 años empezó a sentirse mal, con vómitos y diarreas, y su médico comenzó un seguimiento a distancia desde su centro de salud, pensando que se trataba del típico problema de estómago o de una indigestión. “Estuvo dos días en casa con fiebre, mejorando y empeorando, hasta que de repente dijo que veía mal”, relata a Vozpópuli uno de sus familiares. Fue entonces cuando decidieron llevarle a las urgencias del Hospital Niño Jesús de Madrid, donde permanece ingresado tras haber pasado una semana en la UCI.
Juanito es uno de los niños que ha hecho saltar las alarmas en España y otros países europeos por el aumento repentino de casos de shock pediátrico en plena pandemia. “Son pocos casos y la asociación con el coronavirus todavía no está clara”, explica Pablo Rojo, jefe de a Unidad de Infectología Pediátrica del Hospital 12 de Octubre, en Madrid. Los pediatras de otros países empezaron a notar este repunte hace alrededor de 15 días y lanzaron el aviso a principios de semana para que otros sanitarios y los propios padres estén pendientes de estos síntomas. “Tenemos una red de pediatras que se dedican al coronavirus en toda Europa, y por eso cuando vimos los casos nosotros nos pusimos en contacto con Italia, con la unidad de Pediatría del hospital Bambino Gesù, que también tenían tres casos, y con Londres, que tenían casos en varias unidades de pediatría”, relata Rojo. El goteo comenzó en Madrid hace dos semanas, cuando empezaron a aparecer un niño cada dos días con síntomas similares a los de Juanito, parecidos a los que aparecen con la enfermedad de Kawasaki y el shock tóxico y que son de carácter inflamatorio.
Los síntomas son fiebre, dolor de tripa, vómitos, piel y ojos rojos y en ocasiones tensión baja
Todos estos casos presentan más o menos con la misma evolución: fiebre, dolor de tripa, vómitos, piel y ojos rojos y en ocasiones tensión baja. La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha publicado un comunicado este martes en el que, como sus colegas británicos e italianos, llaman a la calma a las familias y recalcan que “es un cuadro conocido, que puede ser desencadenado por diversos agentes infecciosos, y tiene un tratamiento bien establecido”. “Conocemos estos casos y se ha alertado a los pediatras de atención primaria”, insiste Cristina Calvo experta de la AEP en materia de Covid-19. “Es un caso conocido, extremadamente raro e infrecuente y si estos casos se presentan en nuestro país podemos tratarlos sin ningún problema”. Todas las fuentes médicas consultadas por este diario insisten en que no hay motivos para alarmarse, aunque es conveniente que los padres sepan reconocer este cuadro para atender a los niños cuanto antes mientras se determina si tiene alguna relación con el coronavirus. “Los padres tienen que saber que ante estos síntomas de vómitos, diarrea y malestar general del niño con fiebre, deben acudir al hospital, igual que con cualquier otro síntoma que les llame a ellos la atención, como en condiciones normales”, explica Jesús Ruiz Contreras, jefe de servicio de Pediatría del Hospital 12 de Octubre.
¿Por qué ahora?
Una de las cosas que llama la atención es que este cuadro sintomático aparezca ahora, dos meses después del inicio de la pandemia en Europa y que en China no hubiera habido ningún reporte de este tipo de afectación en los niños. “A nosotros también nos llama la atención”, reconoce el doctor Rojo. “Lo que ocurre es que ahora mismo ha habido más casos en España, Italia e Inglaterra que en China, y cuando hay enfermedades poco frecuentes, algunos cuadros solo aparecen si hay muchos casos”, explica. Las enfermedades inflamatorias como la de Kawasaki no son demasiado frecuentes, pero el aumento de casos en plena pandemia es lo que despertó las sospechas. ¿Cómo de grande es este aumento? En España hay ahora mismo entre 20 y 25 ingresos hospitalarios de niños por este cuadro, pero aún no se conocen los datos. En Barcelona se cuentan con los dedos de la mano los casos en el Hospital Vall d’Hebron y Sant Joan de Deu (ninguno grave) y en el 12 de Octubre, en Madrid, hay dos casos activos, uno de ellos ya en planta. En este hospital, la doctora Elisa Fernández-Cooke está recogiendo todos los casos de Kawasaki de España para analizar el alcance este repunte que, según los especialistas, es sin duda significativo. “Algunos de estos niños se han diagnosticado por Kawasaki y otros de shock tóxico y no sabemos si ha sido un cúmulo de casos o si nos hemos acelerado con la relación por el coronavirus, pero lo estamos analizando”, admite Rojo.
En España hay ahora mismo entre 20-25 ingresos hospitalarios de niños por este cuadro
Otro de los aspectos más llamativos es que no todos los niños dan positivo en la prueba por coronavirus, lo que podría explicarse, en parte, porque es más difícil tomar las muestras en los pequeños que en los adultos. En el caso de Juanito, ni sus padres ni su hermano menor, de 9 años, han presentado síntomas de la enfermedad, pese al contacto permanente. Tampoco saben cómo se pudo contagiar, dado que desde que terminaron las clases no había vuelto a salir de su domicilio salvo desplazamientos muy cortos, apenas cruzar una calle, para cambiar de casa porque sus padres viven separados. En su caso, además, los médicos no sospecharon que podía tener relación con el coronavirus hasta que empeoró y dio positivo en la segunda prueba, cuando vieron que tenían infección en los intestinos y que “se extendía rapidísimo a otros órganos”. “El virus le afectó a la función renal, al hígado, a un pulmón y al intestino grueso”, explica su familiar a Vozpópuli. “Menos mal que al corazón no llegó, como se ha visto en los casos de Reino Unido”.
“El virus le afectó a la función renal, al hígado, a un pulmón y al intestino grueso”
En el caso de que se confirmase que este nuevo cuadro clínico en los niños está provocado por el SARS-CoV-2 no significaría que fuera más grave. De hecho, sería en parte buenas noticias porque ya saben cómo tratarlo y que es consecuencia de una “desregulación” del sistema inmune y de la respuesta inflamatoria que desata el virus, también en los adultos. A los niños se les está dando los mismos medicamentos que a los mayores afectados por Covid y eso parece estabilizarlos, aunque aún es pronto para saber qué tratamiento está siendo efectivo. “El shock pediátrico que estamos viendo no es ni más grave ni más mortal que los que hemos visto en Kawsaki y otras enfermedades”, especifica el doctor Rojo. “Si fuera Covid, la manifestación es un poco diferente a la de los adultos, porque si bien es una desregulación inmune, en los mayores tiene mucha afectación pulmonar, y aquí estamos viendo un cuadro de inflamación sistémica pero no solo del pulmón”, explica. “Las inflamaciones son brutales”, confirma la tía de Juanito. “El niño estaba como un globo, casi no podía abrir los ojos de la inflamación que tenía en la cara, tenía el abdomen y la cara hinchadas, provoca unas inflamaciones terribles”.
En cualquier caso, insisten los especialistas, en los pocos niños en los que Covid parece tener un efecto más allá de los síntomas leves [la inmensa mayoría de los niños que lo han tenido lo han pasado tranquilamente en sus casas] las manifestaciones serían más digestivas o cardiacas, que pulmonares, pero todavía es todo muy especulativo. “De momento, a la gente que estamos viendo y tratando estas enfermedades nos corresponde determinar si de verdad está causado o no [por el coronavirus], esto lo sabremos en un breve espacio de tiempo”, explica el doctor Ruiz Contreras. “Pero el mensaje mas importante que yo les puedo dar es que si aparece en cualquier niño síndromes gastrointestinales, de vómitos y diarrea, dolor abdominal y fiebre, acudan inmediatamente al hospital, para tratar estos cuadros”.
Si los niños han empezado a manifestar estos síntomas mientras estaban confinados, lo más probable es que se hayan contagiado dentro la familia, lo que también debería llevarnos a extremar la precaución estos días en que por fin pueden salir a la calle. “Si es un niño mayor y tolera la mascarilla, debe ir con mascarilla”, subraya Ruiz Contreras. “Se debe respetar la distancia de seguridad de dos metros, desde luego no se deben hacer corrillos entre los padres y hay que tener también cuidado con los juguetes para que no sean compartidos por los niños. Al volver a casa, por supuesto, lavado de manos con agua y jabón o con solución alcohólica porque se puede tocar el botón del ascensor y puede estar en ese momento colonizado por el coronavirus. Es decir, seguir las medidas estrictas que se han comentado en salud pública, que eso va a hacer que la infección sea muy difícil que se produzca en los niños que salgan. De lo contrario, si no observamos estas normas, los niños y los adultos se pueden contagiar y puede suponer un retraso en el control de la enfermedad”.
Juanito apenas tenía fuerza para repetir una frase: “Estoy hecho mierda”
Durante los momentos más duros, Juanito apenas tenía fuerza para repetir una frase: “Estoy hecho mierda”. Tres semanas ingresado, una de ellas en la UCI, le han dejado muy débil y está empezando a mover los brazos y a poder comer solo. Ahora está cada vez más cerca de recibir el alta. Todos los años, con cualquier enfermedad, algunos niños enferman gravemente e incluso algunos mueren. En este caso no va a ser una excepción, pero los pediatras insisten en que no hay que alarmarse por este tipo de informaciones. “Le puede tocar a cualquiera”, recuerda la tía de Juanito, quien tiene claro que los médicos y el conocimiento han sido cruciales para que su sobrino salga de esta. “Todo el proceso ha sido un monitoreo constante de dónde había infección, qué se estaba desestabilizado y dónde había que actuar. Ha sido maravilloso. Lo ha mantenido vivo la ciencia”.
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