A finales del año 2013 los científicos detectaron una enorme masa de agua en el golfo de Alaska cuya temperatura era hasta 2,5º C más alta que la media. Durante los siguientes tres años, el fenómeno - al que bautizaron como The Blob (por la película que se tituló en español “La masa devoradora”) - se expandió hacia el sur y provocó la muerte de millones de criaturas marinas. Entre otros muchos efectos, los biólogos registraron la desaparición de 100 millones de bacalaos en el sur de Alaska, se produjeron afloramientos de algas tóxicas que mataron a cientos de focas, miles de aves marinas aparecieron muertas en las playas y las ballenas jorobadas perdieron muchas de sus crías.
El calentamiento de las aguas de Alaska es solo uno de los muchos episodios recientes en que las olas de calor marinas han causado estragos. En 2010, por ejemplo, el fenómeno bautizado como ‘Ningaloo Niño’ batió todos los records de temperatura superficial en las costas occidentales de Australia y en 2016 la zona del Indo-Pacífico se calentó tanto que los científicos lo llamaron “la piscina de agua caliente”. Pero, debido a la novedad y a la falta de definiciones claras sobre lo que se debe considerar “ola de calor marina”, los científicos han tardado en tener claro lo que estaba sucediendo a nivel global.
En un trabajo publicado este lunes en la revista Nature Climate Change, el equipo de Dan Smale ha analizado el registro histórico y ha llegado a la conclusión de que este tipo de olas de calor se ha incrementado un 54 por ciento en el periodo 1987-2016 respecto al periodo 1925-1954. Y advierte además de que el efecto sobre especies y ecosistemas es altamente destructivo. En concreto, los autores advierten de que estas subidas de temperatura en el agua del mar pueden alterar el funcionamiento de ecosistemas completos y aumentar la mortalidad de las especies, y apuntan a varias regiones concretas en el Pacífico, Atlántico e Índico que son especialmente vulnerables debido a que la biodiversidad depende en gran medida de determinados limites de temperatura.
Para finales de siglo las olas de calor marinas serán hasta 41 veces más frecuentes
“Globalmente, las olas de calor marinas se están volviendo más frecuentes y duraderas, y se han registrado eventos que rompen todos los registros en la mayoría de océanos en la ultima década”, escriben. Y no solo eso, advierten, sino que el cambio climático hará que los episodios empeoren y la mortalidad aumente. Desde 2016, los climatólogos han definido como ola de calor marina aquel episodio de cinco o más días en el que las temperaturas del océano superan en un 10% a las registradas en las tres décadas anteriores.
Basado en esta definición, en 2018 un equipo de investigadores publicó en Nature Communications otro análisis que indicaba que el número de días de estas olas de calor se había duplicado desde 1982. Y de acuerdo con sus proyecciones, de seguir así, para finales de siglo las olas de calor marinas serán hasta 41 veces más frecuentes. Pero también serán más intensas y más largas, con hasta 100 días con 2,5ºC por encima de la media, “lo que llevará a los organismos y ecosistemas marinos por encima de sus límites de resiliencia”.
Referencias: Marine heatwaves threaten global biodiversity and the provision of ecosystem services (Nature Climate Change) DOI 10.1038/s41558-019-0412-1 | Emerging risks from marine heat waves (Nature Communications)
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