Los olores que nos gustan o nos disgustan están determinados principalmente por la estructura de la molécula de olor particular. Un estudio colaborativo en el que participaron investigadores del Karolinska Institutet, Suecia, y la Universidad de Oxford, Reino Unido, muestra que las personas comparten preferencias de olores independientemente de su origen cultural.
"Queríamos examinar si las personas de todo el mundo tienen la misma percepción del olor y les gustan los mismos tipos de olores, o si esto es algo que se aprende culturalmente", dice Artin Arshamian, investigador del Departamento de Neurociencia Clínica del Instituto Karolinska. “Tradicionalmente se ha visto como cultural, pero podemos demostrar que la cultura tiene muy poco que ver con eso”.
El trabajo, que se publica esta semana en la revista Current Biology, muestra que la estructura de la molécula de olor determina si un olor se considera agradable o no. Los investigadores encontraron que ciertos olores gustaban más que otros, independientemente de la afiliación cultural de los participantes.
“Las culturas de todo el mundo clasifican los diferentes olores de manera similar sin importar de dónde provengan, pero las preferencias de olor tienen un componente personal, aunque no cultural”, dice Arshamian.
Poblaciones indígenas estudiadas
El estudio fue posible gracias a una red internacional de investigadores que colaboraron en una combinación única de métodos experimentales y estudios de campo.
Muchos de los investigadores son trabajadores de campo que trabajan con poblaciones indígenas. Para este estudio, los investigadores seleccionaron nueve comunidades que representan diferentes estilos de vida: cuatro grupos de cazadores-recolectores y cinco grupos con diferentes formas de agricultura y pesca. Algunos de estos grupos tienen muy poco contacto con los alimentos o artículos domésticos occidentales.
Ambientes olorosos dispares
“Dado que estos grupos viven en ambientes olorosos tan dispares, como la selva tropical, la costa, la montaña y la ciudad, capturamos muchos tipos diferentes de 'experiencias de olor'”, asegura Arshamian.
Se hicieron pruebas con 235 personas, a quienes se les pidió clasificar los olores como agradables o desagradables
El estudio incluyó un total de 235 personas, a quienes se les pidió clasificar los olores en una escala de agradable a desagradable. Los resultados muestran variación entre los individuos dentro de cada grupo, pero una correspondencia global sobre cuáles son los olores agradables y desagradables. Los investigadores muestran que la variación se explica en gran medida por la estructura molecular (41 por ciento) y por preferencia personal (54 por ciento).
“La preferencia personal puede deberse al aprendizaje, pero también podría ser el resultado de nuestra composición genética”, sostiene Arshamian.
Los olores favoritos
Los olores que se les pidió a los participantes que clasificaran incluían vainilla, que olía mejor, seguida de butirato de etilo, que huele a melocotón. El olor que la mayoría de los participantes consideró menos agradable fue el del ácido isovalérico, que se puede encontrar en muchos alimentos, como el queso, la leche de soja y el zumo de manzana, pero también en el sudor de los pies.
Según Arshamian, una posible razón por la que las personas consideran que algunos olores son más agradables que otros, independientemente de la cultura, es que dichos olores aumentaron las posibilidades de supervivencia durante la evolución humana.
"El siguiente paso es estudiar lo que sucede en el cerebro cuando olemos un olor particular".
“Ahora sabemos que existe una percepción universal del olor que está impulsada por la estructura molecular y que explica por qué nos gusta o nos disgusta cierto olor”, continúa Arshamian. "El siguiente paso es estudiar por qué esto es así al vincular este conocimiento con lo que sucede en el cerebro cuando olemos un olor particular".
Referencia: The perception of odor pleasantness is shared across cultures (Current Biology) DOI 10.1016/j.cub.2022.02.062
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