Ciencia

La película de la vida rebobina 200 millones de años

El descubrimiento de una estructura microbiana con 3.700 millones de años de antigüedad en Groenlandia podría cambiar lo que sabemos sobre la proliferación de los primeros organismos. Quizá la vida se abrió paso en el entorno más hostil y de manera más fácil de lo que se pensaba.

Hace 3.700 millones de años la Tierra no era un lugar en el que apeteciera estar. La superficie aún estaba candente tras el impacto de decenas de miles de asteroides durante el "bombardeo intenso tardío" y, aun así, en algún recoveco entre aquellas inmensas moles de materia en formación, ya había microorganismos abriéndose paso.

Es la principal hipótesis del equipo de Allen Nutman, quienes publican este miércoles en Nature el hallazgo de una serie de  estructuras parecidas a los estromatolitos en el cinturón de rocas verdes de Isua, en Groenlandia, que podrían corresponder a organismos microbianos que habitaron la Tierra hace 3.700 millones de años, unos 220 millones de años antes de lo que se pensaba. Hasta ahora, la evidencia más antigua de la vida en la Tierra se encontraba en las rocas sedimentarias del occidente de Australia, donde se han identificado estromatolitos de hasta 3.500 millones de años de antigüedad.

“El hallazgo confirma que si le das la más mínima oportunidad a la vida, ésta saldrá adelante"

Los fósiles encontrados por Nutman y su grupo son formaciones sedimentarias de entre 1 y 4 centímetros de altura que quedaron al descubierto después del deshielo de una zona de nieves perennes. Estas estructuras están conservadas en rocas metamórficas y parecen el resultado de la calcificación de diminutas capas de microorganismos, de una forma parecida a los estromatolitos. ¿Se puede afirmar con toda certeza que se trata de organismos vivos? El problema, como afirma Abigail C. Allwood en un artículo complementario en Nature, es que "las estructuras que se parecen a los estromatolitos se pueden formar sin la acción de organismos vivos", lo que dificulta mucho su identificación. En el caso de este estudio, los autores afirman haber descubierto una nueva forma de señal biológica para identificar estas formas de vida, por lo que están convencidos de su descubrimiento.

La textura y forma de la roca indica, a su juicio, que no se trata de simples pliegues, y las concentraciones de titanio y potasio apuntan a que ese sedimento en concreto se diferencia del resto encontrado en otras formaciones. En palabras de Carlos Briones, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), “este es un de los principales puntos a favor del descubrimiento: que los autores utilizan biomarcadores complementarios y alternativos a los usados hasta ahora y con ello apoyan el origen biológico de estos supuestos estromatolitos, que retrasarían en más de 200 millones de años la primera señal sobre la presencia de vida en nuestro planeta. Pero aún queda mucho que investigar sobre estas formaciones”. 

De confirmarse la idea de que estas formaciones son sedimentos depositados por organismos vivos en una fecha tan temprana, estaríamos ante uno de los descubrimientos más impactantes sobre la evolución de la vida en nuestro planeta. Como explica Allwood, significaría que "si le das la más mínima oportunidad a la vida, ésta saldrá adelante" y que los primeros organismos no aparecieron de forma gradual, sino que empezaron a proliferar desde los primeros momentos de la historia de la Tierra (se había formado apenas 800 millones de años antes). Esto también podría cambiar la forma en que buscamos vida en otros planetas, como por ejemplo en Marte, cuya superficie no era tan diferente de la Tierra cuando los microrganismos hallados en Groenlandia proliferaban entre la roca.

El hallazgo también podría cambiar la forma en que buscamos vida en otros planetas

Aun así, a falta de más detalles y nuevos hallazgos, hay quien permanece escéptico. El profesor Juan Manuel García Ruiz, investigador del Laboratorio de Estudios Cristalográficos de Granada y especialista en fenómenos de autoorganización en estructuras biológicas y geológicas, cree que las limitaciones del artículo son las mismas de otros artículos sobre estromatolitos precámbricos, en los que los restos de los millones de organismos que debieron estar involucrados en la creación de esas estructuras, “brillan por su ausencia”. "En este artículo ni se habla de que no han dado con ellos", explica el investigador a Next. "En mi opinión, que el artículo se haya publicado en una revista de impacto refleja la sensación actual que muchos tenemos de que la vida aparece en el planeta muy pronto y de ahí la predisposición a aceptar señales de vida primitiva, aunque no estén muy bien fundadas".

Referencia: Rapid emergence of life shown by discovery of 3,700-million-year-old microbial structures (Nature) DOI 10.1038/nature19355

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