En 1883 el naturalista escocés William Caldwell llegó a las lejanas tierras de Australia con una sola misión: estudiar a los ornitorrincos y equidnas y confirmar si era verdad que, como decían algunos, aquellos mamíferos ponían huevos. Con el respaldo financiero de la Universidad de Cambridge, la Royal Society y el gobierno británico, Caldwell pasó largos meses sobre el terreno y recolectó alrededor de 1.400 especímenes con la ayuda de un gran grupo de aborígenes australianos.
En 1884, el equipo finalmente encontró un equidna con un huevo en su bolsa y un ornitorrinco con un huevo en su nido y otro a punto de ser puesto. Rápidamente, Caldwell puso un telegrama urgente a Londres que ha pasado a la historia:
"Monotremas ovíparos, óvulo meroblástico”.
Con aquel mensaje informaba a sus colegas de que no se trataba de un rumor y que era cierto que aquellos animales desafiaban lo que se conocía hasta entonces sobre los mamíferos.
Un tesoro olvidado
Durante los últimos 150 años, las muestras recogidas por Caldwell y trasladadas hasta Inglaterra quedaron sepultadas en el olvido. Hasta que Jack Ashby, subdirector del Museo de Zoología de la Universidad de Cambridge, se puso a bucear en el archivo mientras investigaba para un nuevo libro sobre mamíferos australianos.
“Sabía por experiencia que no hay una colección de historia natural en la Tierra que realmente tenga un catálogo completo de todo lo que contiene, y sospeché que los especímenes de Caldwell realmente deberían estar aquí”, recuerda. Y tenía razón: tres meses después de que Ashby le pidiera al Gerente de Colecciones Mathew Lowe que estuviera atento, dio con una pequeña caja de especímenes en el museo con una nota que sugería que eran de Caldwell. Había encontrado un tesoro perdido de la historia natural.
La colección recién descubierta incluye equidnas, ornitorrincos y marsupiales en diferentes etapas de la vida, desde el huevo fertilizado hasta la adolescencia. Caldwell fue el primero en hacer colecciones completas de cada etapa de la vida de estas especies, aunque no todos los especímenes se han encontrado en el museo.
Historia de una paradoja
Esta colección única y recién redescubierta no había sido catalogada por el museo, por lo que hasta hace poco el personal desconocía su existencia. “Una cosa es leer los anuncios del siglo XIX de que los ornitorrincos y los equidnas en realidad ponen huevos”, apunta Ashby. “Pero tener los especímenes físicos aquí, vinculándonos a ese descubrimiento hace casi 150 años, es bastante sorprendente”.
“Tener los especímenes físicos aquí, vinculándonos a ese descubrimiento hace casi 150 años, es bastante sorprendente”
La historia del ornitorrinco es ola historia de una paradoja. No en vano, en 1800 fue descrito temporalmente con el nombre de Ornithorhynchus paradoxus porque la existencia de un animal que tuviera todos aquellos rasgos parecía imposible. Un año antes, cuando el primer ejemplar de ornitorrinco llegó al Museo de Historia Natural de Londres, lo primero que hicieron los naturalistas fue tratar de descoser el pico y las patas ante la sospecha de que se trataba de la burda falsificación de un taxidermista. Hoy día, el ejemplar aún conserva las marcas de las tijeras en el lugar donde el profesor pensó que le habían cosido el pico.
Huevos de ornitorrinco
Una vez reconocida su existencia, la cuestión de si algunos mamíferos ponen huevos se convirtió en una de las cuestiones más importantes de la zoología del siglo XIX y fue objeto de acalorados debates en los círculos científicos. Naturalistas como Jean-Baptiste Lamarck, Georges Cuvier, Etienne Geoffroy, Richard Owen o Thomas Huxley debatieron intensamente la posibilidad de que existiera un mamífero que pusiera huevos, algo que ponía a prueba lo que se conocía hasta entonces sobre la evolución.
Es por eso que la colección de pequeños frascos recién descubierta por Ashby tiene un enorme valor y representa el enorme esfuerzo científico que se dedicó a resolver este misterio. “En el siglo XIX, muchos científicos conservadores no querían creer que pudiera existir un mamífero que pusiera huevos, porque esto respaldaría la teoría de la evolución, la idea de que un grupo de animales era capaz de transformarse en otro”, apunta Ashby. “Las lagartijas y las ranas ponen huevos, por lo que muchas personas descartaron la idea de que un mamífero pusiera huevos; creo que sintieron que era degradante estar relacionados con animales que consideraban 'formas de vida inferiores’”.
Ni extraños ni inferiores
Durante 85 años, los naturalistas europeos intentaron encontrar pruebas de que los ornitorrincos y los equidnas ponen huevos, incluso preguntando a los aborígenes australianos, pero los resultados que enviaron a casa fueron ignorados o descartados. Ashby subraya que durante los últimos dos siglos, los científicos han menospreciado constantemente a los mamíferos australianos describiéndolos como extraños e inferiores. Él cree que este lenguaje continúa afectando cómo los describimos hoy y socava los esfuerzos para conservarlos.
“Los ornitorrincos y los equidnas no son animales extraños y primitivos, como los describen muchos relatos históricos”
“Los ornitorrincos y los equidnas no son animales extraños y primitivos, como los describen muchos relatos históricos, están tan evolucionados como cualquier otra cosa. Es solo que nunca han dejado de poner huevos”, asegura, y agrega: “Creo que son absolutamente increíbles y definitivamente vale la pena valorarlos”.
Los equidnas cubiertos de plumas son los mamíferos más extendidos en Australia. Cubren todo el continente y se han adaptado a vivir en todos los climas, desde montañas cubiertas de nieve hasta los desiertos más secos.
Los ornitorrincos son uno de los únicos mamíferos que pueden detectar la electricidad y uno de los únicos mamíferos que producen veneno. Con una cola como un castor, un pico plano y patas palmeadas como un pato.
Tanto los ornitorrincos como los equidnas tienen una combinación única de rasgos que los científicos del siglo XIX pensaron que solo deberían existir individualmente en mamíferos, reptiles o aves. Esto los convirtió en el centro de los debates sobre la evolución.
* El nuevo libro de Ashby, Platypus Matters: The Extraordinary Story of Australian Mammals, se publica en el Reino Unido el 12 de mayo de 2022 por HarperCollins.
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