La mayoría de las personas tienen una imagen amable de los suricatos, el simpático mamífero que habita en el desierto del Kalahari y al que muchos recuerdan por el personaje de Timón, en la película de “El Rey León”. Sin embargo, el comportamiento territorial y grupal de estos animales que el equipo de Mark Dyble documenta esta semana con detalle en un artículo publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B.
El trabajo es fruto de la observación durante 11 años del comportamiento de varios grupos de estos animales en su hábitat natural (entre enero de 2008 y febrero de 2019), donde los enfrentamientos entre clanes desencadenan en ocasiones una violencia que acaba con la muerte de algunos individuos. En concreto, según el trabajo, en más de la mitad de las interacciones (un 64,7%) los suricatos se comportan de manera agresiva persiguiendo a sus oponentes o desplegando lo que los científicos han calificado como una “danza de la guerra”, un ritual por el que los suricatos ponen su cola erecta y erizan su piel con el objetivo de aparentar ser más grandes.
“Hemos demostrado que las interacciones entre los grupos de suricatos nunca son amables, que la mayoría implican alguna forma de agresión y que una minoría termina con violencia física”, asegura Dyble. “Sin embargo, incluso cuando las interacciones entre grupos de suricatos no acaba en violencia física pueden tener consecuencias territoriales, con los grupos perdedores mudándose a madrigueras temporalmente abandonadas más cerca del centro de su territorio o con los grupos ganadores moviéndose a madrigueras más lejos del suyo”.
Lucha por el territorio
A pesar de estos brotes de violencia, los suricatos son animales muy sociales que muestran un alto grado de cooperación dentro de sus grupos, que suelen tener alrededor de 20 individuos en los que un macho y una hembra dominante monopolizan la reproducción y tienen un 80% de las crías del clan. Pero son tan territoriales que la interacción con otros grupos puede acabar con la muerte de algunos de ellos.
Los autores del trabajo han identificado seis comportamientos distintos que suelen poner en práctica de manera secuencia cuando interacciones con otro grupo: observación del grupo rival, persecución de este, puesta en escena de la danza de guerra, retirada, excavación en las madrigueras de los rivales y contacto físico agresivo. Estas interacciones suelen durar alrededor de 20 minutos y en un 86% de los casos acaban con uno de los dos clanes en retirada. Solo en un 9% de los casos muere al menos uno de los individuos que participan en la trifulca.
“Si queremos entender la violencia en las sociedades humanas, necesitamos entender sus raíces evolutivas”
Los investigadores analizaron el comportamiento de 10 grupos de un tamaño medio de 20 individuos y documentaron 422 interacciones entre clanes. “Si queremos entender la violencia en las sociedades humanas, necesitamos entender sus raíces evolutivas”, asegura el autor principal del estudio. “Esto requiere entender por qué otros grupos de animales pelean y qué gana o pierden haciéndolo. Hemos observado que aunque la agresión intergrupal de los suricatos acaba ocasionalmente con la muerte de un individuo, las victorias en estas peleas con grupos rivales son esenciales para mantener el territorio. En un ambiente tan duro como el Kalahari, una buena calidad del territorio es clave para la supervivencia del grupo a largo plazo”.
Referencia: Intergroup aggression in meerkats (Proceedings of the Royal Society B ). DOI: 10.1098/rspb.2019.1993
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