Ciencia

Osos polares en la cinta de correr

Hasta ahora se sospechaba que la forma de caminar poco eficiente de estos animales les ponía en especial riesgo ante el deterioro de su hábitat. Un equipo de investigadores se las ha ingeniado para probar si es cierto.

No corren buenos tiempos para ser un oso polar. El deshielo ártico está provocando un descenso en la población de estos animales, que ahora tienen que desplazarse muchos más kilómetros para encontrar comida. Una de las posibles causas de este declive se apuntoó en los años 70 y 80, cuando varios estudios indicaron que los osos polares consumen más energía que otros animales de tamaño similar al desplazarse porque deben aplicar parte de las calorías a conservar la temperatura.

Para calcular cuánto oxígeno consume un animal de 240 kg, el método tradicional no iba a funcionar

Interesados por las supervivencia de estas criaturas, el equipo de Anthony Pagano y Terrie Williams se embarcó en la difícil tarea de poner a prueba esta hipótesis y medir cuál es el consumo de energía real de un oso polar cuando corre sobre el hielo y si realmente es tan diferente del de otras especies. Para calcular cuánto oxígeno consume un animal de 240 kg el método tradicional de colocarle una mascarilla mientras corre no iba a funcionar. “A los grandes carnívoros no les gusta que les pongas nada en la cara”, apunta Williams. Así que tuvieron que ingeniárselas para construir una gran cabina de 3,6 metros de largo, con estructura de acero y material antibalas en sus paredes, y colocar en su interior una cinta de correr sobre la que colocar a los osos durante las pruebas.

El resultado se publica esta semana en un artículo en la revista Journal of Experimental Biology en el que los autores describen cómo trasladaron esta estructura de dos toneladas a diferentes zoológicos y pasaron meses entrenando a los animales para que corrieran encima de la cinta de manera constante. El truco, como se advierte en los vídeos, consistió en premiarles con alimentos, de forma que mantuvieran el interés por seguir desplazándose dentro de la cámara metabólica. Al mismo tiempo, los científicos podrían grabar sus movimientos, además de medir la cantidad de oxígeno consumido por los osos durante la tarea.

Los autores sometieron a las pruebas a osos polares y a osos grizzlies para comparar las tasas metabólicas de ambos, aunque la dificultad fue diferente en cada caso. “Encontrar alimentos que los osos polares encontraron suficientemente apetitosos fue un desafío”, relata Williams. Los osos grizzlies, por su parte, se mostraron más cooperativos. “Ellos simplemente tiraban hacia delante; no les importaba si la cinta iba más deprisa o más despacio, todo lo que les preocupaba eran los premios en forma de alimento”.

El consumo de energía era idéntico entre las dos especies de oso e igual al de otros animales del mismo peso

El resultado, sin embargo, fue una sorpresa para el equipo: el consumo metabólico de ambas especies al caminar a velocidades en torno a los 4,6km/h era prácticamente igual entre ellas e idéntico al de otras especies del mismo peso. Pese a lo que se había creído hasta ahora, el consumo de energía de los osos polares al desplazarse no es superior al de otros grandes mamíferos, aunque los autores sospechan que el desplazamiento por el agua (a muy baja temperatura) sí puede serlo. Los motivos por los que estos animales están sufriendo el impacto del deshielo no está, por tanto, en el coste energético de desplazamiento por tierra, aunque los autores sospechan que puede haber otros costes, como el de mantenerse sobre las patas, que en los osos son mayores que en otras especies como los elefantes.

Referencia: Energetic costs of locomotion in bears: is plantigrade locomotion energetically economical? J. Exp. Biol. 221, doi:10.1242/jeb.175372.

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