En 2003, los arqueólogos hallaron los restos de un esqueleto humano a unos seis metros de profundidad en el yacimiento indonesio de Liang Bua. Entre los fósiles de Homo floresiensis se encontraron un cráneo que reveló lo pequeño que fue su cerebro, del tamaño de un chimpancé –cerca de 400 cm3–, y unas extremidades que permitieron determinar una altura de 106 centímetros en edad adulta, por lo que se ganó el apodo de “hobbit”.
El hallazgo de este pequeño homínido, emparentado con especies humanas que vivieron en África y Asia hace entre 1 y 3 millones de años, se hizo público en Nature en octubre de 2004, y desde entonces su existencia y desaparición han sido motivo de debate en la comunidad científica.
Según los primeros análisis, el esqueleto fósil del “hobbit” tenía una antigüedad de 18.000 años, aunque la especie pudo vivir hasta hace 12.000 años, como demostraron los restos óseos fragmentados de otros individuos. Esta datación implicaba que el diminuto hombre de Flores sobrevivió en la isla durante 40.000 años más tras el paso de los humanos modernos por el archipiélago y su llegada a Australia hace 50.000 años.
Todos los restos óseos de Homo floresiensis hallados tienen entre 100.000 y 60.000 años de antigüedad
Sin embargo, las excavaciones realizadas de 2007 a 2014 en la cueva indonesia revelan ahora en un nuevo artículo de Nature que todos los restos óseos de Homo floresiensis hallados tienen entre 100.000 y 60.000 años de antigüedad, y las herramientas atribuidas a los individuos de esta especie se datarían hace entre 190.000 y 50.000 años.
Los arqueólogos de varias nacionalidades llegaron a esta conclusión al extender cada año su área de excavación. “Cada vez se hizo más claro que había una gran base remanente de depósitos más antiguos”, apunta Thomas Sutikna, autor principal del trabajo en la Universidad de Wollongong (Australia) y el Centro de Investigación para la Arqueología de Indonesia.
El suelo de la cueva se cubrió posteriormente de sedimentos más recientes durante los últimos 20.000 años. La edad de estas rocas se atribuyó erróneamente a los restos del “hobbit”. El uso de una serie de métodos científicos para datar sedimentos, carbón vegetal, cenizas volcánicas y huesos ha permitido a los científicos reevaluar la edad de los depósitos que contenían los restos de Homo floresiensis, así como los propios fósiles. La secuencia estratigráfica resulta ser mucho más compleja.
El posible encuentro con humanos modernos
Hace 50.000 años, los Homo sapiens se aventuraron a atravesar las islas del sudeste asiático y llegaron a Australia. Pero aún se desconoce si estos se cruzaron con los pequeños Hombres de Flores durante su periplo. Aún faltan evidencias de la presencia de humanos modernos en la isla de Flores en ese momento.
“Algunas zonas del sudeste asiático pudieron estar habitadas por denisovanos u otros homínidos durante este periodo”, informa a Sinc Sutikna. Pero “la prueba más antigua de la existencia de Homo sapiens en la isla indonesia data de hace unos 11.000 años, aunque sabemos que estuvo presente en otras islas de la región hace 50.000 años”, subraya a Sinc Richard Roberts, otro de los autores e investigador en la Universidad de Wollongong (Australia).
“Al menos en el caso de Australia, las evidencias apuntan a que los humanos desempeñaron un papel decisivo en la extinción de animales endémicos gigantes –megafauna– que una vez deambularon por el continente. ¿Fue Homo floresiensis otra víctima de la expansión de nuestra especie?”, se cuestiona Roberts.
La repentina desaparición del “hobbit”
"Cambios climáticos, erupción de volcanes, llegada de humanos modernos son posibilidades que se barajan en la desaparición de Homo floresiensis", dice
Aunque se especulan varias hipótesis sobre qué causó la extinción conjunta de todas estas especies, los científicos aún desconocen con precisión las causas. “Cambios climáticos al final del Pleistoceno, erupción de volcanes, posible llegada de humanos modernos, entre otras, son posibilidades razonables que se barajan en la desaparición relativamente simultánea de Homo floresiensis y otras especies”, dice a Sinc Matthew Tocheri, coautor del estudio e investigador en la Universidad de Lakehead (Canadá) y del Instituto Smithoniano (EE UU).
Homo floresiensis no fue la única especie que desapareció repentinamente hace unos 50.000 años. “Buitres, cigüeñas gigantes, un tipo de elefante pigmeo llamado Stegodon, e incluso el dragón de Komodo desaparecieron de la secuencia junto al Hombre de Flores”, recalca Tocheri.
Los científicos insisten en que aún es necesaria más investigación para documentar lo que pasó realmente. Pero, sin duda, la clave podría estar en la desaparición del Stegodon pigmeo, hasta ahora el único gran herbívoro conocido en la isla de Flores que sirvió de fuente de alimento para el Hombre de Flores y otros animales.
“Si algo causó el descenso poblacional de este elefante primitivo, posiblemente pudo tener también un efecto adverso en estas otras especies”, concluye el investigador.
Referencia bibliográfica: Thomas Sutikna et al. “Revised stratigraphy and chronology for Homo floresiensis at Liang Bua in Indonesia” Nature 30 de marzo de 2016
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