Los seres humanos somos criaturas especialmente ruidosas. No solo estamos ensordeciendo a las criaturas marinas con nuestros barcos, plataformas petrolíferas y sónares, sino que nuestras actividades cotidianas en las costas también resultan audibles a larga distancia. Es la principal conclusión presentada este lunes por la investigadora Christine Erbe, de la universidad australiana de Perth, en la reunión anual de la Sociedad Acústica de América. “Los humanos generan ruido subacuático en el momento en que se meten en el agua”, asegura Erbe, que lleva años investigando el sonido que producen industrias y maniobras militares en el mar, pero sentía curiosidad por saber que ruidos producimos a nivel individual.
“Los humanos generan ruido subacuático en el momento en que se meten en el agua”
“Mucha gente no se da cuenta de que el sonido viaja extremadamente bien bajo el agua y llega muy lejos”, explica. “Podemos escuchar un barco a cientos de kilómetros de distancia. Y cuando estamos en el océano, podemos escuchar a los barcos llegar mucho antes de que aparezcan en el horizonte”. Este sonido humano está provocando un problema en muchas especies, pues ocupa el canal que utilizan para comunicarse, alimentarse o aparearse. “Para entender cuánto interferimos en la vida de los animales marinos necesitamos medir los sonidos que provocamos bajo el agua”, indica Erbe. “Y para hacerlo, utilizamos hidrófonos - básicamente micrófonos bajo el agua - que graban los sonidos de los barcos que pasan o, como en este estudio, el de la gente que nada por encima”.
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Durante las pruebas realizadas en una piscina, Erbe y su equipo se sorprendieron mucho al descubrir lo ruidosas que somos las personas incluso en actividades tan sencillas como nadar o bucear. “Gracias a las grabaciones simultáneas de vídeo y audio, fuimos capaces de asociar sonidos específicos con actividades - incluyendo diferente estilos de natación, buceo, remo en kayak y submarinismo”, explica la especialista. “Resulta que la mayoría del sonido está relacionado con las burbujas que generamos en la superficie del agua. Cada vez que tus brazos penetran en la superficie cuando nadas, empujas una nube de burbujas bajo el agua, que vibra y envía una onda acústica”.
Erbe y su equipo se sorprendieron mucho al descubrir lo ruidosas que somos las personas
Cada estilo de natación produce un sonido diferente, hasta el punto de que los investigadores fueron capaces de predecir a qué estilo correspondía cada sonido sin verlo. El movimiento de la pala al remar también produce un patrón de sonido agudo muy particular y los submarinistas generan un patrón de sonido con sus botellas de oxígeno que es claramente distinguible en las profundidades, a medida que respiran. Los autores indican que obviamente ninguno de estos sonidos va a dañar a los animales en su ecosistema, pero es cierto que muchos pueden oírnos a gran distancia y que nuestra presencia es constante en muchas zonas del océano.
Referencia: Underwater sound pressure and particle motion (acceleration, velocity and displacement) from recreational swimmers, divers, surfers and kayakers (Acoustical Society of America)
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