La Agencia Espacial Europea (ESA) ha situado un nuevo satélite en la órbita de Marte pero todavía no sabe qué ha ocurrido con el módulo de aterrizaje Schiaparelli, del que perdió la señal poco antes de que tocara la superficie del planeta. El director de operaciones de vuelo de la ESA, Paolo Ferri, informó desde el centro de control de operaciones de la agencia en Darmstadt (Alemania) de que, tanto en el radio telescopio de Pune (India) como en el satélite Mars Express, se perdió la señal en el mismo momento. Es posible que Schiaparelli se haya perdido pero también que la ESA pueda intentar restablecer la comunicación, según Ferri.
A media noche la agencia recibirá en su centro de control de operaciones datos de telemetría que ha mandado el satélite -Orbitador de Gases Traza (OGT)- y que serán analizados durante la noche. La ESA dará mañana más información de qué ha ocurrido con el módulo de aterrizaje. Considera que es posible que Schiaparelli haya iniciado el descenso, se haya despegado el paracaídas y después se haya separado del escudo frontal y del paracaídas, pero no está claro si se ha estrellado contra la superficie o si ha aterrizado. Ferri descartó que el satélite MRO de la agencia estadounidense NASA haya conseguido datos de Schiaparelli.
La ESA ha hecho una valoración optimista porque ha logrado situar en la órbita correcta el Orbitador de Gases Traza, cuyos objetivos en la misión Exomars son comprender mejor el origen del metano y buscar señales de la existencia de vida en ese planeta. Se trata de una órbita muy elíptica, cuya distancia a Marte varia desde 300 a 96.000 kilómetros, por ello necesitará cuatros días marcianos en completarla (un día marciano es de 24 horas y 37 minutos). El OGT se separó el domingo de Schiaparelli, a una distancia de 900.000 kilómetros del planeta rojo y el lunes la ESA cambió su trayectoria para que no colisionara con Marte, sino que se insertara en su órbita.
Una vez alcanzado su destino, era necesario cambiar su trayectoria mediante una compleja maniobra de frenado para que entrara en la órbita de Marte al ser capturado por su gravedad, para ello el OGT activó un motor que permaneció encendido más de dos horas y una vez en la órbita la nave miró hacia la Tierra. La función de Schiaparelli es fundamentalmente probar nuevas tecnologías europeas de descenso y aterrizaje, concretamente el control de la orientación y velocidad en el contacto con la superficie. Además debería realizar pruebas científicas en la superficie del planeta, donde podrá funcionar entre dos y ocho soles, nombre con que se conoce a los días marcianos, dependiendo de la duración de las baterías.
Si el módulo no se ha perdido y la ESA logra restablecer la comunicación, esta parte de la misión podrá continuar. ExoMars es un proyecto de la ESA y la agencia rusa Roscosmos para buscar vida en la superficie de Marte de tipo bacteriano. El objetivo es comprobar si hay o hubo vida en ese planeta, que en su origen tenía condiciones similares a la Tierra y favorables a la vida. El proyecto tiene dos misiones: la primera fue el lanzamiento de ExoMars el 14 de marzo con el OGT y Schiaparelli y la segunda será el lanzamiento de un rover en 2020, que deberá aterrizar en el planeta, se moverá por él y taladrará hasta dos metros su superficie para sacar muestras. Los instrumentos de Mars Express, misión que se lanzó en 2003 y todavía manda datos, proporcionan vistas extraordinarias del planeta rojo y su entorno pero aún quedaba sin resolver la pregunta sobre la existencia de metano en su atmósfera y cómo se produce.
En la Tierra el metano está relacionado con la aparición de la vida, pero es producido principalmente por procesos biológicos y en una pequeña medida por actividad volcánica o hidrotermal. El OGT analizará el gas metano en la atmósfera de Marte y de dónde procede con mucha más precisión que otras misiones hasta ahora y buscará evidencia de depósitos de agua helada en su superficie. Marte es uno de los planetas más explorados desde los años 60 del siglo pasado. Numerosas misiones de EEUU, la antigua Unión Soviética, India, Japón y Europa han volado hasta Marte, más de 40 en total hasta ahora, aunque muchas han fracasado. Europa ha participado en las misiones estadounidenses, soviéticas y japonesas desde comienzos de los años setenta mediante colaboración científica y la contribución de instrumentos. Pero fue Mars Express la primera misión interplanetaria europea. Llevaba un módulo de aterrizaje llamado Beagle-2, pero falló al intentar aterrizar sobre la superficie del Planeta Rojo, aunque su orbitador sigue funcionando y mandado datos científicos.
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