La revista BMJ (antes British Medical Journal) avisa en un duro editorial de que la administración Trump “está actuando de manera que suprimirán la investigación y limitará la comunicación de temas científicos que le parezcan inconvenientes políticamente”.
Las políticas iniciales “chocan de frente con las comunidades científica y sanitaria”, afirman los editores Jose Merino, Elizabeth Loder y Kamran Abbasi, y el profesor de Harvard de política sanitaria, Ashish Jha en el texto. "Las políticas de Trump en otras áreas también pueden dañar la salud”, añaden.
Por ejemplo, apuntan a las restricciones de comunicación en varias agencias de protección ambiental y de salud pública, mientras que la información científica en las páginas webs gubernamentales “está desapareciendo y convirtiéndose en inaccesible”. Y avisan de que las propuestas para reformar la FDA, organismo que regula los productos alimenticios y farmacéuticos, “hará retroceder la capacidad de la agencia para asegurar la seguridad y eficacia de medicamentos aprobados, dañando no sólo al pueblo americano sino también al de otros países que siguen las indicaciones de la FDA”.
La política de inmigración de Trump entorpecerá la contratación de científicos, advierten
La derogación instantánea del Obamacare, sin alternativa viable, va a ser ciertamente dañina, escriben los autores. Además, la política de inmigración de Trump “interrumpirá el flujo de ideas y conocimiento científico, entorpecerá la contratación de científicos en las instituciones americanas, limitará las oportunidades de práctica para médicos internacionales y empeorará la escasez de trabajadores sanitarios”.
Por supuesto, Trump no es el primer político que desprecia los principios científicos o favorece los “hechos alternativos”, “pero esta situación parece diferente y bastante más preocupante”, afirman.
Señalan que los Estados Unidos son una nación poderosa con una profunda influencia en la salud de la población mundial. “Este poder e influencia, si es mal dirigido, dañará los esfuerzos para crear un mundo más sano y más fuerte, uno que apoye la salud de la mujer, que condene la tortura y otros abusos de derechos humanos, que trate a los refugiados e inmigrantes con dignidad y hospitalidad, y que asegure que todas las personas, especialmente las más vulnerables, tengan acceso a un sistema de salud de alta calidad”.
La solución que propone el BMJ es “reafirmar nuestro compromiso para fomentar y aplicar las mejores pruebas para la política y práctica, ser un foro abierto para un debate riguroso que desafíe el status quo y en el que todos contemos, decir la verdad a los poderes y apoyar a quienes hagan lo mismo, y hacer una campaña activa por un mundo mejor, basado en nuestros valores de transparencia, independencia e integridad científica y periodística”, explican.
“Las comunidades científicas y sanitarias deben comprometerse a servir a los pacientes y el público”
“Salga por donde salga Trump, las comunidades científicas y sanitarias deben comprometerse a servir a los intereses de los pacientes y el público”, afirman. “Con las armas de la ciencia, guiados por los hechos y las evidencias, podemos crear un planeta más sano, no sólo para los americanos, sino para todos los pueblos del mundo”.
Referencia: Editorial: Standing up for science in the era of Trump (BMJ)
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