Ciencia

“Nos estamos preparando para una segunda oleada de esta pandemia”

Margarita del Val coordina el equipo del CSIC que trabaja para anticiparse a lo que vendrá cuando detengamos los contagios. En su opinión, debemos aprender de los errores de la primera oleada y aislar los focos.

La viróloga e inmunóloga del CSIC Margarita del Val es una de las científicas españolas que trabaja en primera línea para detener el avance de la pandemia. Ella y su equipo están aplicando sus conocimientos en un proyecto integral del CSIC para anticiparse a los efectos de una segunda oleada de contagios cuando se “aplane” la curva. Su prioridad es conseguir las pruebas que le permitan determinar cuántas personas han pasado realmente la enfermedad, de lo que dependerá en buena medida la vuelta a la normalidad.

¿Cómo es su trabajo ahora mismo?

Nosotros estábamos en otra cosa, pero hemos cambiado radicalmente. Estábamos en intentar atender cómo funciona la respuesta inmunitaria a infecciones crónicas. Nos hemos centrado en lo que se llama respuesta inmunitaria celular, no la de anticuerpos, en cómo nuestro cuerpo elimina las células infectadas, las fábricas de virus. Porque esto es un aspecto importante en infecciones que se cronifican y quedan ahí sin acabarse de eliminar, y en particular para intentar entenderla y para poder mejorar el diseño de vacunas dirigidas a este tipo de dolencias.

Y ahora están trabajando en aportar este conocimiento para luchar contra el coronavirus, ¿no?

Efectivamente. El CSIC ha lanzado una plataforma que se llama “Salud Global” con la idea de una investigación integral, con la idea de integrar la investigación actual y estar preparados en investigación y asesoramiento para futuras pandemias, o más a corto plazo, para una potencial segunda oleada de esta misma pandemia. Hay un comité de coordinación integrado por diez personas, y yo soy la coordinadora. Y además nos hemos volcado con un proyecto que empezamos hoy. Se trata de resolver cosas muy inmediatas: vamos a estudiar cómo se recuperan los pacientes, cuál es la respuesta inmunitaria, cuál es la respuesta más potente y cuál correlaciona con una mejor evolución de la enfermedad, para entender qué es lo que deberíamos pedir a una vacuna, y también ver cuál es la situación en la población para ver cuánta gente ha sido asintomática, etc. Saber un poco cuál ha sido la exposición de la población.

Porque ahora mismo vamos a ciegas en cuanto a esos datos…

Sabemos los casos, sabemos los muertos, no sabemos cuántos tests dan negativos cada día, por ejemplo, por lo tanto no sabemos cuántos se hacen, aunque nos hablan de 15000 a 20000 al día, no sabemos cuántos días se llevan haciendo así ni cuántos se han hecho. Y esto por ejemplo en Corea sí que se sabe, se sabe cuántos se hacían cada día, cuantos daban positivo y negativo, cuántos infectados, el rango de edad, otras patologías subyacentes. Eso, aunque hay cierta información, depende mucho de que los datos se transmitan de las CCAA al gobierno central, y se transmite solo una parte, la mitad aproximadamente, y quedan muchos por transmitir. Nos tenemos que fijar en los países que han tenido éxito, y uno de los éxitos de Corea del Sur es haber hecho un suficiente número de test a población asintomática, y nosotros solo cada vez nos centramos más en la poblaciones que van a entrar en el hospital, a efectos prácticos para saber si les aislamos o no. Y no se está testando a la gente que tiene pocos síntomas y se queda en su casa y por supuesto tampoco se está testando a asintomáticos. La idea es saber cuál es la situación más que solo al cortísimo plazo, para tener una idea a medio plazo de cómo seguir.

“Dependemos mucho de que los datos se transmitan de las CCAA al gobierno central y se transmite solo una parte”

¿Hay un plan concreto para hacer estos tests masivos?

No que yo sepa todavía, pero se han comprado muchos tests y pensamos que lo habrá.

Parece que el sistema inmune sigue un patrón distinto en los que se recuperan y en los que se ponen graves, ¿no?

Eso parece, que hay una cierta asociación de la gravedad con un bajo recuento de linfocitos en sangre que podría ser debido a que los linfocitos se drenan de la sangre y van a inundar el órgano infectado, donde se encuentra el virus. También se asocia la gravedad con una alta presencia de inmunoglobulina G, y un tercer aspecto de la gravedad es la tormenta inflamatoria que se desencadena en los casos más graves, que incluye la producción de grandes cantidades de algunas interleuquinas. Ya se dispone anticuerpos comerciales que bloquean la interleuquina, y uno de ellos se ha usado en un ensayo el hospital Ramón y Cajal por una médico inmunóloga, parece que ha hecho los primeros ensayos y tiene buena pinta.

El hecho de que muchos pacientes estén asintomático durante muchos días, ¿hacen diferente al coronavirus de otros virus?

Me alegra que me lo preguntes porque me extraña que no se sepa. Siempre ocurre así, la horquilla siempre es amplia ante cualquier infección y siempre hay un periodo asintomático. Esa horquilla es amplia por varias razones, por ejemplo por la cantidad de virus que infecta a cada persona, que además es incontrolable. No sabemos si te ha contagiado una persona que tiene una cantidad de virus en sus excreciones muy alta o una que las tiene muy bajas, si ha sido un asintomático o alguien que tiene muchos síntomas, ni tampoco sabemos si quien te ha contagiado te ha transmitido una gotita o te ha tosido en la cara. La dosis inicial de infección es muy desconocida y muy variable. Y luego el estado de salud inmunitario de cada uno de nosotros es muy distinto. Lo uno mezclado con lo otro hace que todas las infecciones tengan una gran heterogeneidad en cuanto a cuánto tardan en manifestarse los síntomas. Lo que es raro o distinto en este virus respecto a su hermano que era el SARS y lo que ha resultado muy peligroso es que sea contagioso cuando todavía no tienes síntomas. Esta es la diferencia. Pero hay otros agentes contagiosos que lo son, como la varicela, que se contagia mucho antes. Los síntomas claros de la varicela que son las pústulas, por ejemplo, se producen 15 o 20 días de la infección primaria, que cursa como un simple catarro.

Lo que es raro o distinto en este virus es que sea contagioso cuando todavía no tienes síntomas

El coronavirus tarda muchas semanas en desaparecer, ¿es especialmente pegajoso en comparación con otros virus?

Este virus no es raro en particular, nosotros trabajamos con infecciones que se quedan crónicas, y hay infecciones que se te quedan años, el sida, por ejemplo, o la hepatitis C que se te quedaba años antes de los nuevos tratamientos. Luego hay infecciones crónicas que son infinitas, es decir, nosotros estamos latentemente infectados con un montón de virus y bacterias, que a lo mejor el 95 por ciento de la población mundial. Eso existe, que haya una persistencia es muy frecuente, lo que pasa es que los virus que persisten más tiempo son virus que se han adaptado a persistir sin causar daños en condiciones de salud. Son oportunistas, muchas se reavivan cuando tenemos algún problema. Los herpes, por ejemplo, son los típicos que infectan a casi toda la población humana. Los herpes labiales se calcula que afectan a unos 3.000.000 millones de personas y no en todos se reactiva. Hay otros herpes que les ocurre lo mismo. La varicela, por ejemplo, conocida técnicamente como varicela zóster y el zóster se reactiva décadas después y está ahí, de fondo, y puede aparecer cualquier día. Tenemos el citomegalovirus que aparece cuando hay transplantes de órganos, el de la mononucleosis y otros.

¿Qué posibilidades hay de que sea de los que se va a quedar?

No lo sabemos todavía, pero si nos quedamos con lo que ha ocurrido con el SARS 1, esperaría que no sea de los que persisten porque no se ha reactivado.

¿Tenemos más o menos claro cuánto podría durar la inmunidad de alguien que ya lo haya pasado?

En principio, parece que a corto plazo sí se estaría inmunizado, en cualquier caso, si no fuese muy potente y solo durase dos años, inmunidad tiene que haber. Porque se ha creado una respuesta inmunitaria muy fuerte y ha sido eficaz en controlar la infección primaria, y eso crea memoria inmunitaria sí o sí. En el peor de los casos podría ocurrir que no tuviese inmunidad protectora total y pudiese ser reinfectado en una segunda ola de la epidemia, pero entonces mi predicción es que sería mucho más benigna que la primera infección. Y en los enfermos crónicos se esperaría que fuese mucho más benigna, igual que son muy benignos los virus catarrales.

“En alguien que haya pasado el virus, mi predicción es que una segunda infección sería mucho más benigna”

¿Cómo de importante puede ser hacer estos test de anticuerpos y/o de respuesta inmune celular?

Antes de nada, los tests son importantes para saber quiénes son los contagiadores, lo importante no es si yo me contagio, sino si yo puedo contagiar a otro, que es como saturamos el sistema sanitario y pongo en riesgo a personas vulnerables del entorno más cercano, a mis mayores, enfermas crónicos (sobre todo con problemas cardiovasculares, otras enfermedades respiratorias y diabetes). Es importante saber cuánta gente está infectada de una manera leve o inaparente para saber cuántos han podido contagiar a otros, cuál es la mayor fuente de contagio y saber cuál es la población vulnerable para poder protegerles.

Lo que muchos se preguntan es hasta qué punto haber tenido más contagios que otros países nos “ayudará” a volver antes a la vida normal.

Imagina que encontramos que el 70% de la población ha pasado la enfermedad. Eso sería maravilloso. Las enfermedades de las que nos vacunamos de bebés tienen letalidades muy altas y para estas enfermedades sabemos que la cobertura tiene que ser el 95% de la población. Para este haría falta que el 70% de la población estuviese inmune para que los saltos de alguien contagiado a alguien no contagiado estuviesen muy limitados por el escudo de este 70% de personas que se interprondrían. Esto es lo que se llama inmunidad colectiva. Si se infecta alguien será un problema, pero no saturará el sistema sanitario. Pero si estamos en el otro extremo, un 1 un 5%, hay que verlo al revés, el 95% seguiríamos igual de vulnerables, con lo cual, si hubiese otra oleada sería igual de brutal que está, prácticamente.

“Lo que no hemos hecho en la primera- porque era una epidemia nueva y no lo sabíamos- hay que hacerlo en la segunda”

¿Es disparatado pensar que el hecho de tener más contagiados que otros países puede tener un lado ligeramente “positivo”?

Ojalá estuviésemos en el 50 o 70%, pero yo opino que no. Hay gente que opina que en dos oleadas llegaremos a esos niveles. Yo creo que estamos muy lejos pero por eso quiero medirlo. Un científico lo que tiene que hacer es medirlo, no opinar. Por eso es importante determinarlo a nivel de población y de decidir cómo hacemos. Porque si estamos muy pocos que hayamos pasado la infección, en la siguiente oleada - que no sabemos si vendría en otoño o antes - tendríamos que cortar inmediatamente cualquier caso, aislar a esa persona en lugar de aislarnos a toda la población, aislar a todos sus contactos, testarlos, y hacer una restricción muy exhaustiva para restringir el contagio al máximo en esa segunda oleada. Lo que no hemos hecho en la primera- que era una epidemia nueva y no lo sabíamos- hacerlo en la segunda. Que esta primera oleada, que es durísima a nivel sanitario, económico y de ansiedad, que este precio tan gordo que estamos pagando en la primera oleada, nos sirva para que aprendamos de él.

“Que este precio tan gordo que estamos pagando en la primera oleada nos sirva para que aprendamos”

¿Pero tenemos alguna idea de cuándo va a ser esa segunda oleada?

No lo sé, pero en Hong Kong y Singapur ya van por la segunda. ellos tienen la situación contraria, han controlado ta bien la primera que no tienen inmunidad colectiva y ya les ha llegado la segunda. La inmunidad colectiva ha dependido de que lleguen nuevos contagiadores, que han sido gente que viene de fuera. Por eso todos acaban de cerrar sus fronteras a gente que venga de fuera. La segunda oleada depende de que haya contagiadores, y eso es muy grave y tiene implicaciones muy potentes sobre quién viene a esos países que han pasado la epidemia. En Hong Kong habían vuelto a trabajar y a celebrar bodas y al final han tenido que hacer otra cuarentena mucho más drástica que antes.

Por lo que veo, no hay solución fácil. Incluso los que lo pararon tienen ahora otro problema añadido, ¿no?

Ya, lo que pasa es que Singapur económicamente no ha sufrido lo que hemos sufrido nosotros. Tengo un hermano allí y ha estado trabajando y sigue. Sus restricciones era que le tomaban la temperatura y un trazado muy exhaustivo y tener el gel hidroalcohólico hasta en la sopa. En casa, el trabajo, en todos los lados… Pero eso, comparado con lo que tenemos nosotros ahora, es perfectamente llevadero.

¿En nuestros caso, podríamos pensar en levantar la economía con los que ya han pasado la enfermedad?

Hay que valorarlo, pero sobre todo hay que fijarse en lo que ha pasado en China. Una de las cosas que nos ha pasado a los europeos que no nos hemos crecido lo de China. Conozco a mucha gente que no se lo creía, y hay que tener en cuenta que China es un país que ya está muy adelantado, y lo que han hecho lo han hecho porque hacia falta. Para la fase de recuperación nos tenemos que fijar en lo que ha hecho China. Una de las cosas, por ejemplo, es que el aeropuerto de Wuhan sigue cerrado nueve semanas después, o que acaban de levantar ligeramente la cuarentena después de dos meses después de llevar bastante tiempo sin transmisión. Han sido muy cautos y aún así han seguido teniendo casos importados…

Algunos expertos están poniendo en duda la cifra de muertos que dio China en función de las muertes que no constaron en el registro, ¿qué opina?

No lo he oído, pero todo ese exceso de muertes sería por coronavirus, porque muchos mueren porque no ha tenido la atención adecuada, los llamados “fallecimientos colaterales”. Lo que sí que he visto son los datos del Sistema de Vigilancia de la mortalidad diaria (MoMo) del ISCIII y hay un exceso de muertes en las comunidades con una población más envejecida - y también en Madrid. En concreto hay una mortalidad en la última decena de días de marzo muy superior a la que ha habido en los últimos doce años en esas mismas zonas en esos mismos días del año. A veces del doble, por ejemplo en hombres mayores de 74 años. Esto te está dando una indicación de que ha habido más muertos de los que se contabilizan como coronavirus, alguno será que no se le haya diagnosticado a tiempo, otros pueden ser fallecimientos colaterales porque no han podido recibir la atención sanitaria. En Wuhan no sé como será eso, porque su sanidad es radicalmente española, pero aquí estamos viendo que habrá más fallecimientos que los cuantificados.

Hay una discusión sobre si aconsejar a toda la población que lleve mascarillas habría sido útil, ¿qué opina?

Si se usan bien, sí, pero aquí yo he visto a personas se la quitaban para toser. No entienden que el problema es que tú contagies, no que a ti te contagien. Las mascarillas son para no contagiar a los demás. Y yo veo a gente que se baja la mascarilla para hacerse el selfi. El mal uso de la mascarilla es probablemente peor. O las usamos bien o no llegamos a ningún lado.

¿Qué la perece el tránsito de personas continuo por los platós de televisión?

Cuando en mi centro hubo un casos sospechoso de coronavirus, el compañero de piso de una persona del centro había dado positivo, la persona no tenía síntomas pero se quedó en casa y todos sus compañeros también se tuvieron que ir a cuarentena. En aquel momento dijeron “los demás vida normal”, pero me llamaron a un plató de televisión y yo dije “eso no es mi vida normal” mi vida normal no es enfrentarme a personas nuevas, me voy a autolimitar a mí misma. Y hubo un par de televisiones que buscaron a otro invitado que estuviera dispuesto a ir. Y me pareció fatal. Yo ahora pido que conste que la entrevista va a ser por Skype para decir que esto es lo que hay que hacer y que se puede hacer sin ningún problema. Hay que darse cuenta de que hay muchas cosas que no son imprescindibles y se pueden hacer de otra manera,. Y en televisión deberían también trabajar desde casa.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Habrá que hacer autocrítica, pero a toro pasado es muy fácil. Ahora es momento de pensar en positivo y no en negativo. Creo que tenemos que aprender. No lo vamos a negar, pero vamos a ver cómo podemos aprender de ello. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Una de las cosas que quizá no somos conscientes es que éramos el 100% de la población vulnerables. He escuchado a economistas compararlo con otras epidemias de gripe y hay que insistir que esto no es una gripe, frente a la que tenemos una cierta inmunidad. Este virus es 100% nuevo y nuevo para el 100% de la población, y esos dos conceptos son los que quizá debemos revisar.

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