“Diga adiós a las gafas. No necesita ir al oftalmólogo, tome las riendas de sus ojos”. Si alguien le ofrece quitartle las gafas con un mensaje como este, lo más probable es que le acabe quitando su tiempo y su dinero, cuando no su salud. Decenas de terapeutas ofrecen cada día métodos fraudulentos y peligrosos que no han pasado ningún tipo de control y que pese a anunciarse como inocuos pueden terminar provocando problemas de visión.
Uno de los métodos más en boga es el "yoga ocular", que promete solucionar problemas como la miopía, el astigmatismo o la presbicia simplemente haciendo ejercicios con los ojos. El discurso habitual suele demonizar el uso de las gafas por ser un recurso "no natural". "Imaginaos que tenéis un esguince y os dicen que tienes que llevar una muleta y que esa muleta es para siempre", explica Berto Alós, uno de los muchos terapeutas de esta técnica. "No es lo que queremos. Imaginaos todos los que tenéis que llevar gafas con muletas… Lo que queremos es no llevar gafas". Como otros, Alós defiende que muchas personas han terminado prescindiendo de las gafas gracias a sus ejercicios o volviendo a usar un par de los que se tienen guardados en el cajón con una graduación menor.
"Se va retrocediendo hasta que llega un momento en que ya uno se las quita", asegura María del Mar García en uno de los vídeos de Yoga Ocular Madrid. "Aprendemos a tomar conciencia de nuestros ojos y no tiene efecto secundario ninguno", insiste, e incluso asegura que la técnica puede evitar operaciones o la aparición de glaucoma. También afirma que pueden mejorar sustancialmente la miopía y la presbicia y, lo más grave, que “los niños también pueden hacer este tipo de ejercicios, adaptados a su edad”.
Los romanos ya pensaban que mirar a través de una esmeralda permitía relajar la visión
Para Sergio Barbero, científico titular del CSIC en el Instituto de Óptica, esta es la parte más preocupante de este tipo de pseudoterapias. "En un adulto los cambios por quitarse las gafas van a ser relativamente pequeños", explica a Next, "pero si un chaval no está bien corregido puede avanzar más rápidamente su miopía que si está corregido y tener problemas en el futuro".
Para Barbero, técnicas como el yoga ocular son el fruto de creencias erróneas sobre la vista firmemente arraigadas desde hace siglos. "Los romanos ya pensaban que mirar a través de una esmeralda el tono verdoso permitía relajar la visión", recuerda. Estos terapeutas, que cobran entre 60 y 70 euros por cada hora de sesión, se sirven de un efecto conocido en óptica y optometría que produce resultados engañosos. "Si una persona se quita las gafas, su agudeza visual va a caer brutalmente", explica, "pero, transcurrido un tiempo, va ser capaz de recuperar agudeza por un proceso de adaptación, un proceso neuronal por el que el cerebro consigue desencriptar esa imagen emborronada". Esto les hace pensar que han recuperado su problema de miopía, pero es solo un espejismo que luego tendrá consecuencias.
La miopía puede crecer hasta más rápido en pacientes sin corregir y los efectos pueden ser irreversibles
Desde el foro opticosoptometristas.org distintos profesionales de la salud visual llevan unos meses organizándose para denunciar este tipo de pseudoterapias que pueden ser peligrosas para la salud. "Los últimos meta-análisis referentes a la miopía y la agudeza visual de pacientes sin corregir sugiere que la no corrección de los defectos visuales pueden provocar ambliopía bilateral (caída de la agudeza visual sin justificación orgánica) que luego puede revertir en parte si se corrige la refracción, pero puede provocar que el sujeto no alcance todo su potencial de agudeza visual en el futuro", explican. "Además, también se desprende de la investigación que la miopía puede crecer hasta más rápido en pacientes sin corregir que si se tuviera la graduación corregida, a pesar de los ejercicios de relajación".
El gurú que quiso acabar con las gafas
En España, la técnica del "yoga ocular" fue introducida por el psicólogo y periodista Manuel Palomar, quien imparte cursos de "recuperación visual" en Valencia desde el año 1981. Pero la verdadera inspiración - como suele pasar con otras pseudociencias- hay que buscarla en el pasado, en concreto, en las afirmaciones del oftalmólogo estadounidense William H. Bates (1860-1931) quien planteó una terapia alternativa que pretende "curar" una visión defectuosa y las enfermedades del ojo a través de ejercicios específicos, lo que ahora se conoce como método Bates. Utilizado correctamente, afirmó Bates, sus métodos restauran la visión perfecta sin necesidad de llevar gafas, cirugía, medicamentos u otras intervenciones médicas convencionales. "Según sus seguidores más devotos, el método Bates puede curar prácticamente a todo el mundo de la visión imperfecta", recuerdan desde Opticosoptometristas. "A veces, en cuestión de minutos".
No hay pruebas de que pueda controlarse la miopía mediante ningún método de relajación
Todas estas afirmaciones no tienen ningún fundamento científico y se basan en un error fundamental, creer que los errores refractivos como la miopía no son causados por las características fisiológicas del ojo, sino por una combinación de "tensión" y de hábitos incorrectos y atribuir a los movimientos del globo ocular afectan a la acomodación del cristalino. "Bates sostiene que los músculos que rodean el globo ocular alteran temporalmente su forma", explican los expertos. "Este es el mecanismo de acomodación de algunos peces, pero no de los mamíferos. En los mamíferos, los músculos que rodean al globo, llamados músculos extraoculares, mueven el ojo, pero no afectan su forma ni su potencia, y por tanto no están relacionados con la acomodación. De hecho, las investigaciones sobre este tipo de variaciones concluyen que apenas hay cambios perceptibles y que, por tanto, no hay pruebas de que pueda controlarse la miopía mediante ningún método de relajación. Sobre la sensación temporal de mejora, un estudio reciente lo atribuye a tres factores: efecto placebo, adaptación a la borrosidad y aprendizaje perceptual, e incluso memorización de los tests de agudeza visual.
Gafas con agujeros y miradas al sol
Como pasa habitualmente con las pseudociencias, las creencias disparatadas nunca vienen solas. En los cursos de yoga visual también se fomenta el uso de gafas con agujeros (estenopeicas) para mejorar la agudeza visual. “A todos nuestros alumnos les recomendamos estas gafas para ver la tele, para leer…", asegura María del Mar de Yoga Ocular Madrid.
"Yo las uso para ir por la calle, lo único que no se pueden usar es para conducir". Según estos terapeutas, al utilizar estas gafas se debe mirar a través de un agujero cada vez, haciendo saltar la mirada de un punto a otro para favorecer el movimiento continuado de los ojos y que queden "relajados y vivos" al tiempo que mejora la agudeza visual. Pero nada más lejos de la realidad, según lo expertos.
No solo reducen el tamaño del campo visual y la luz, sino que pueden causar una alteración del sistema nervioso llamada poliopia y que provoca la visión de imágenes múltiples. Además, las gafas reticulares disminuyen la cantidad de acomodación y producen la dilatación permanente de la pupila, "lo que desmonta la teoría de que los músculos trabajan más y así mejora la acomodación en pacientes con presbicia".
Mirar al sol, como proponen algunos terapeutas, puede producir lesiones graves en el ojo
Otra de las prácticas peligrosas que defienden los promotores del yoga ocular y el método Bates, es que mirar directamente al sol al amanecer o atardecer es curativo para el ojo. "Se mira al sol con los ojos abiertos y parece ser que la energía del sol entra de una forma muy peculiar y llega a sanar muchas cosas, entre ellas temas de visión", asegura Berto Alós en una de sus clases. "Una cosa que se hace en yoga ocular son baños de sol, mirando al sol con los ojos cerrados unos dos minutos o cinco minutos", insiste.
"Esta práctica es muy peligrosa y la desaconsejamos totalmente por el riesgo de maculopatías que pueden llegar a ser irreversibles”, aseguran los ópticos optometristas consultados por Next. Sobre la afirmación de que se puede sobrevivir captando la energía del sol y sin comer, el llamado "sungazing", casi no merece la pena ni argumentar.
Existen otras prácticas pseudocientíficas relacionadas con la visión y totalmente desacreditadas, como la iridiología o la reflexología, y algunas particularmente repugnantes, como la sialoterapia, que consiste en tratarse los ojos con saliva, dada su supuesto efecto analgésico y bactericida. En algunas webs se habla de personas que han recuperado la vista milagrosamente gracias a su saliva (diluida en agua para que escueza menos), una práctica que puede costarnos un disgusto porque, como advierten los expertos, al añadir un líquido con menor pH, más ácido, aumenta las probabilidades de infección, dado que se altera la primera defensa que tiene el ojo para protegerse.
Susana Marcos, investigadora del Instituto de Óptica del CSIC y una de las científicas más brillantes a nivel internacional en materia de visión, no cree que en este terreno proliferen más las pseudociencias que en otros campos. "El problema es que en algo que tiene alta prevalencia como los problemas visuales, siempre habrá quien prometa que algo va a funcionar sin demasiado esfuerzo".
Para el colectivo de ópticos-optometristas, la existencia de este tipo de engaños muestra la necesidad de más campañas de información de este tipo de actividades para evitar el daño causado no sólo a nivel particular sino también a nivel general. A nivel social encontramos los daños causados a las arcas públicas por los tratamientos "extras" y el descrédito que sufren los diferentes colectivos sanitarios, recalcan. Pero lo más preocupante puede suceder a las personas que se ponen en manos de estos falsos terapeutas. "En el mejor de los casos, se pueden sufrir una estafa económica", concluyen, "pero en el peor de los casos se verá comprometida su salud produciendo un empeoramiento de la dolencia e incluso, si la enfermedad es grave, acabar en el fallecimiento del enfermo".
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