La doctora Bharti Khurana trabaja en el servicio de radiología de urgencias del hospital Brigham, en Harvard. Hace unos meses recibió a una paciente que llegó con la nariz rota al centro y a la que cuando sometieron a una radiografía detectaron otra fractura anterior, ya soldada, en la misma zona. La médico examinó entonces el historial de la paciente y encontró radiografías anteriores donde detectó una fractura de muñeca, lo que le llevó a pensar inmediatamente en un caso de maltrato continuado que su médico no había detectado. Este caso le llevó a pensar que podía haber centenares de casos parecidos que pasaran por delante de los doctores cada día y que, con un entrenamiento mínimo, se podría aprender a detectar.
“Estos patrones de lesión podrían poner a los radiólogos en alerta sobre la existencia de una posible violencia doméstica”
“El caso nos llevó a contactar con otros médicos de urgencias y colegas que estaban trabajando ya en los aspectos clínicos y sociales de este asunto”, recuerda la doctora Khurana. “Nos pusimos a diseñar una investigación para determinar de manera objetiva los hallazgos clínicos y radiológicos en esta población”. El trabajo, que se ha hecho público este lunes en el encuentro anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA), ha consistido en la revisión del historial médico de 87 víctimas de violencia doméstica y 35 de abusos sexuales en busca de lesiones similares.
“Desde la perspectiva radiológica identificamos patrones comunes de lesión como tejidos debilitados y fracturas en extremidades, que a menudo implicaban las extremidades distales superiores, lo que sugiere una lesión durante un intento defensivo”, indica la doctora Elizabeth George, autora principal del estudio. “Otras lesiones que vimos con frecuencia fueron las fracturas faciales, que representan una zona fácilmente accesible para provocar un trauma. Estos patrones de lesión podrían poner a los radiólogos en alerta sobre la existencia de una posible violencia doméstica”.
Los investigadores examinaron 665 imágenes médicas tomadas durante un periodo de cinco años
De los casos de violencia por parte de la pareja estudiados, se examinaron 665 imágenes médicas tomadas durante un periodo de cinco años, la mayoría radiografías de pecho, seguidos de ecografías obstétricas y radiografías del aparato musculoesquelético. Entre las 35 víctimas de asalto sexual las lesiones traumáticas de huesos fueron menores. “Los radiólogos deben estar al tanto de que la violencia de pareja es um problema de salud publica muy frecuente”, insiste la doctora George. “Afecta a una de cada cuatro mujeres en Estados Unidos. Muchos de los pacientes a las que atendemos pueden tener este desgraciado historial”. “Nuestros hallazgos apuntan a la compleja naturaleza de estas situaciones sociales y la necesidad de una programa de intervenciones orientadas no solo a identificar los casos, sino a intervenir en varios aspectos de la salud de estos pacientes”, añade Khurana.
Los autores apuntan que los médicos de urgencias están, lógicamente, pendientes de los problemas agudos con los que acuden los pacientes, y por eso pueden pasar por alto otros problemas. “Como consecuencia puede que no se dé suficiente importancia a las viejas fracturas o las deformidades relacionadas con estas fracturas”, indica Khurana. “Pero la presencia de fracturas nuevas y antiguas puede ser esencial a la hora de hacer un diagnóstico de este tipo de violencia”. Este tipo de lesiones se manifiestan en forma de engrosamiento del hueso o cambios u¡y desviaciones sutiles de su estructura. Los investigadores indican que la detección de este tipo de lesiones debería poner en marcha a un equipo multidisciplinar que pueda ayudar a la víctima en todos los ámbitos en los que el maltrato está afectando a sus vidas. “Esperamos que los resultados de nuestro estudio”, concluyen, “aumenten la concienciación y cimenten el camino hacia más estudios y recursos con equipos multidisciplinares encargados de cuidar de esta población vulnerable”.
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