Desde hace algunos años la restricción calórica es una de las grandes vías de investigación anti-envejecimiento. En pruebas con diferentes animales, desde gusanos hasta ratones, se ha visto que ingerir una cantidad menor de alimentos, sin llegar a la malnutrición, tiene efectos positivos para la salud y aumenta la esperanza de vida. Pero los efectos de este sistema en mamíferos superiores están cuestionados desde que dos experimentos paralelos con monos Rhesus dieran resultados contradictorios.
La historia se remonta a 2009 cuando un equipo de la Universidad de Wisconsin-Madison informó de los buenos resultados de la restricción calórica en monos Rhesus. Aquellos que ingerían menos calorías, aseguraban los investigadores, aumentaban la esperanza de vida y tenían tasas significativamente menores de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Unos años después, en 2012, un equipo de Instituto Nacional de Envejecimiento de EE.UU. (NIA) informó de que su experimento con monos Rhesus mostraba algunas mejoras en la salud pero ningún beneficio significativo en la esperanza de vida.
Los dos laboratorios competidores han revisado los datos de más de doscientos monos
Cinco años después, ambos equipos publican una revisión conjunta de sus resultados en Nature Communications y, además de encontrar las posibles causas de sus discrepancias, aseguran que los efectos de la restricción calórica sobre la esperanza de vida de estos primates sí son válidos y observables. "Estos resultados conflictivos han arrojado una sombra de duda sobre el paradigma de la restricción calórica", explica Rozalyn Anderson, coautora del estudio. Ahora, en un gesto poco habitual, los dos laboratorios competidores han revisado los datos de más de doscientos monos en ambas investigaciones y han arrojado luz sobre el fondo del asunto.
La primera causa de la diferencia de los resultados hay que buscarla en los grupos de edad seleccionados por cada equipo de investigadores. Los análisis comparativos indican que la dieta restringida tiene efectos beneficiosos en los animales de más edad pero no tiene efectos visibles en los más jóvenes, de modo que aquí se produjo una diferencia de criterio que afectó a los resultados. Por otro lado, el grupo de animales control de más edad del equipo del NIA comía menos que el grupo de control de Wisconsin y la dieta en ambos grupos era sustancialmente diferente. Mientras los animales de Madison comían alimentos naturales, los del NIA tomaban alimentos procesados con mayores contenidos de azúcar. Por último, los autores han identificado varias diferencias claves en los efectos de la restricción calórica por sexos, es decir, han visto que no afecta igual a machos que a hembras y que estas últimas son menos vulnerables a los efectos de la grasa que sus compañeros.
En general, los científicos han observado que una restricción moderada de la alimentación tiene efectos positivos en la salud y esperanza de vida, pero que no aumenta significativamente cuando se reduce aún más esta ingesta de calorías. El estudio no aporta pruebas definitivas de que este mecanismo ralentice el envejecimiento en los primates, pero mantiene la vía abierta para investigar más a fondo los beneficios de este método sobre la salud y la posible traslación de estos resultados a los humanos.
Referencia: Caloric restriction improves health and survival of rhesus monkeys (Nature Communications) DOI: 10.1038/NCOMMS14063
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación