La primera vez que tuvimos noticia de Ian Burkhart fue en el verano de 2014, cuando un equipo de científicos de la Universidad de Ohio anunció que había conseguido restaurar el movimiento de su mano mediante una tecnología llamada Neurobridge. El muchacho había quedado tetrapléjico en 2010 tras un accidente en una piscina y tenía su cuerpo totalmente paralizado como consecuencia de una lesión medular. El daño le había impedido mover un solo músculo de su cuerpo hasta aquel día, en que él y los investigadores observaron atónitos cómo podía mover su propia mano con solo pensarlo.
El avance ha sido publicado este miércoles en la revista Nature, donde sus autores - Chad Bouton, Nick Annetta y Ali Rezai - explican en qué consiste el implante neuronal y el interfaz que transmite las órdenes hasta los músculos del brazo. El sistema consiste básicamente en insertar una serie de microelectrodos en la corteza motora de Burkhart, de modo que cuando piensa en mover la mano, el chip recibe esas señales eléctricas, las envía hasta el ordenador y éste las traduce en una serie de señales que llegan hasta el brazo del chico y estimulan el movimiento de los músculos.
Los científicos han conseguido que el paciente mueva la muñeca, que pueda rotar la mano y activar el movimiento de varios dedos, lo que le permite agarrar y manipular objetos, e incluso jugar un poco al Guitar Hero, como vemos en las imágenes difundidas por Nature. Cuando se produce una lesión medular lo que ocurre básicamente es que el cerebro y los nervios motores de la persona quedan desconectados, así que la estrategia seguida por el equipo podría definirse como una especie de "puente neuronal", pues permite restablecer algunas de esas conexiones. El proceso es fascinante desde el punto de vista científico porque requiere un proceso previo de 'descifrado': los investigadores colocan al paciente frente a un monitor y le piden que imagine un movimiento concreto de la mano mientras leen su señal cerebral. Con esas coordenadas pueden acudir luego al cerebro y programar los movimientos en función de las señales que la persona pone en marcha cuando piensa en moverse.
El sistema requiere un proceso previo de 'descifrado' de la señal cerebral
En el caso de Burkhart, asistió a tres sesiones de entrenamiento a la semana durante 15 meses después de que le implantaran los electrodos, un proceso laborioso y que requiere plena implicación del paciente. El esfuerzo le está sirviendo para desenvolverse en algunas tareas diarias como agarrar un vaso y beber, todo un avance en la vida de alguien que no podía más que mover los músculos de cuello para arriba. "Si le devuelves a alguien algo de la independencia que tenía", asegura, "eso es grande". Los autores del trabajo confían en que cuando se introduzcan algunas mejoras esta solución pueda abrir nuevas posibilidades a las personas paralizadas por este tipo de lesiones medulares e incluso que se pueda aplicar a otros daños cerebrales, como los provocados por ataques isquémicos.
Referencia: Restoring Cortical Control of Functional Movement in a Human with Quadriplegia (Nature) DOI 10.1038/nature17435
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