El acné es una de las principales preocupaciones dérmicas de los adolescentes. Se trata de una patología dermatológica que tiene su origen en un anormal funcionamiento del aparato pilosebáceo y que engloba tanto los poros tapados (puntos negros o espinillas y puntos blancos), como los diferentes granos y protuberancias mucho más profundas (tales como todo tipo de pústulas, quistes y nódulos).
Estos suelen aparecer en la cara, el cuello, el pecho, la espalda, los hombros e incluso en la parte superior de los brazos; por lo que se trata de una enfermedad muy versátil en este sentido. Por lo normal, su presencia viene acompañada de fuertes picores e incomodidades, perjudicando la imagen del individuo con cicatrices serias y permanentes si no es tratado y controlado de forma adecuada.
Basta con echar un ojo a las estadísticas de prevalencia publicadas en cualquier revista especializada, como es el caso de Elsevier, para considerar el acné como una patología puberal y pospuberal, es decir, antes y después de la pubertad (entre los 15 y los 19 años). El acné afecta al 80% de la población general, en grado variable. Se estima, además, que 3 de cada 4 adolescentes padecen esta enfermedad, cuya aparición no está vinculada al sexo, si bien es cierto también que en mujeres los síntomas suelen aparecer antes.
La lucha contra el acné ha sido siempre un dolor de muelas para los científicos. Hasta el momento, tan solo han surgido tratamientos para trabajar y controlar su presencia, pero ninguno marca de forma puntual cómo combatirlo. El laboratorio de Biología Sintética Traslacional de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) ha conseguido manipular la bacteria cutánea ('Cutibacterium acnes') para que produzca y segregue una molécula terapéutica que trate el acné.
El posible adiós del acné: este es el tratamiento testado por la UPF
Publicados este mismo martes en la revista Nature Biotechnology, los resultados de la investigación de la UPF, liderados por el científico Marc Güell, muestran que se ha logrado editar el genoma de la bacteria de la piel para que esta segregue y de lugar a la proteína NGAL, conocida por ser un mediador del fármaco contra el acné. Este mismo, comercializado bajo el nombre de la isotretinoína, ha demostrado reducir el sebo al provocar la muerte de los sebocitos (células de la glándula sebácea cuya acumulación producen el acné).
La universidad ha detallado que el equipo de científicos insistió en editar el genoma de esta bacteria porque "resulta atractiva para la biología sintética a la hora de tratar enfermedades de la piel, dado que reside en el interior de los propios folículos pilosos donde se libera el sebo", confirma la investigación. No obstante, esta bacteria también destaca por su importancia para la homeostasis de la piel, su estrecho contacto con dianas terapéuticas relevantes y el hecho de demostrarse que se injerta con éxito cuando se aplica a la piel.
De momento, por el contrario, la bacteria manipulada se ha probado únicamente en líneas celulares de la piel y su administración se ha validado en ratones de laboratorio. Cuando esta se aplica en la piel de los roedores, vive y produce la proteína de interés. Sin embargo, la piel de estos animales "no es comparable a la de los seres humanos, porque tiene más pelo, es más suelta, tiene menos lípidos y un mecanismo de sudoración distinto", advierte la universidad.
Por ello, en conclusión, la UPF destaca la necesidad de "probar la nueva bacteria en un modelo alternativo, que represente en mejor manera la piel humana, como los modelos de piel en 3D". Estos últimos se asemejan a la arquitectura del tejido de la piel humana y ofrecen una plataforma de testeo mucho más eficaz y adecuada que el cultivo celular bidimensional o que las pruebas con animales.
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