El vuelo anual de los ánsares indios (Anser indicus) sobre el Himalaya es una de las mayores proezas de la naturaleza y ha sido ampliamente estudiado por investigadores de todo el mundo. Lo que intriga a los expertos, en concreto, es cómo pueden mantenerse activas estas aves a una altura en las que la baja densidad del aire hace casi imposible el vuelo y la respiración y a la que muy pocas criaturas pueden navegar. Pero dado el entorno externo y remoto donde se produce esta travesía, no resulta demasiado fácil de estudiar.
Ahora, el equipo de Jessica Meir, en colaboración con la NASA y la Universidad de Columbia Británica (UBC), acaba de utilizar un enfoque muy original para abordar la cuestión. En un trabajo publicado esta semana en eLife, los científicos describen una serie de experimentos con un grupo de 19 gansos a los criaron y entrenaron para volar en el interior de un túnel de viento de la NASA mientras tomaban diferentes datos sobre su metabolismo. Las aves volaron en varias sesiones en el interior del túnel provistas de sensores y máscaras que medían su ritmo cardíaco, los niveles de oxígeno en sangre, la temperatura y la tasa de gasto metabólico, además de cuántas calorías quemaban a la hora.
Dentro del túnel, los investigadores simularon las condiciones del entorno a baja, media y gran altura, alterando la concentración de oxígeno que las aves respiraban a través de la máscara. Y lo que han visto es que en las condiciones de menor concentración de oxígeno (el 7% de la cima del Everest frente al 21% del nivel del mar) el ritmo cardíaco y la frecuencia de aleteo permanecía inalterado mientras que el gasto metabólico bajaba. ¿El “truco”? Para que esto suceda las aves bajan la temperatura de su sangre para que tenga una mayor capacidad de almacenar oxígeno, explican.
El resultado se suma al de trabajos anteriores donde se había visto que estos ánsares tienen unos pulmones más grandes, una hemoglobina más eficiente y una estructura ósea y muscular que permite aprovechar mejor el oxígeno. El único inconveniente, observan, es que las sesiones de vuelo en el interior del túnel de viento eran de unos cuantos minutos y no son del todo extrapolables a las sesiones de varias horas de vuelo que ellas viven en el entorno real pero, en líneas generales, el trabajo contribuye a conocer mejor qué condiciones físicas tienen estos animales para poder realizar un viaje como el que hacen cada año por encima de las montañas más altas del planeta.
Referencia: Reduced metabolism supports hypoxic flight in the high-flying bar-headed goose (Anser indicus) (eLife)
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