Ciencia

¿Estamos preparados para un rebrote de la viruela?

El hallazgo de seis viales con restos del virus en un laboratorio de Maryland (EEUU) ha despertado viejos miedos hacia una enfermedad que se dio por erradicada en 1980. Pese a llevar almacenadas 60 años, al menos dos de las muestras halladas poseen poder infectivo. España, como otros países, guarda dos millones de vacunas contra la enfermedad para un caso de emergencia.  

El pasado 1 de julio los operarios del laboratorio de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Bethesda, Maryland (EEUU), realizaban una mudanza cuando uno de ellos encontró una pequeña caja de cartón en el fondo de un frigorífico. La caja contenía 16 viales, de los cuales seis estaban etiquetados con una palabra que hizo saltar todas las alarmas: "viruela". Tras el aviso, los técnicos de los centros de control y prevención de enfermedades (CDC) se pusieron inmediatamente en camino y trasladaron los viales a otro laboratorio de Atlanta, donde se han analizado en condiciones de máxima seguridad.

La viruela mató a 300 millones de personas solo en el siglo XX

La noticia causó especial preocupación entre las autoridades sanitarias porque la viruela, además de ser una de las enfermedades que más vidas humanas se ha cobrado a lo largo de la historia  - se calcula que mató a 300 millones de personas solo en el siglo XX -, se dio por erradicada en 1980 y solo se conservan dos muestras del virus en dos laboratorios especiales de EEUU y Rusia cuya destrucción definitiva sigue siendo motivo de debate. ¿Cómo pudo haberse traspapelado una muestra de un virus tan peligroso en el fondo de un congelador? El frigorífico pertenece a la agencia de seguridad de alimentos y medicamentos (FDA) que trabaja aquí desde 1972 y se disponía a mudarse, pero desde el CDC aseguran que los viales pueden tener hasta 60 años de antigüedad y haber sido almacenados en los años 50, cuando la enfermedad todavía campaba a sus anchas. Según los primeros datos, las muestras se habrían conservado a una temperatura de 4 C todo este tiempo, lo que según los especialistas consultados por Next el pasado viernes, hacía altamente improbable su viabilidad.

Viales con capacidad de infectar

"Sesenta años después, y a esa temperatura, probablemente no queda ningún virus intacto", nos decía Juan Carlos Sáiz, director del Departamento de Biotecnología del INIA. "En términos generales", añade, "a cuatro grados un virus como éste puede durar semanas, congelado a -20 C te puede durar meses y a -70 C te puede durar toda la vida, que es como se conservan las muestras en los laboratorios". "El número de partículas infectivas va disminuyendo progresivamente con los años", explica Mariano Esteban, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) experto en la enfermedad, "pero si el vial se ha conservado en condiciones de esterilidad puede que haya alguna partícula". Aunque su resistencia depende de cada cepa, los virus no se conservan eternamente y lo normal es que su cápsida se vaya deteriorando hasta dejar salir el material genético, con lo que pierden su capacidad de infectar.

"Lo primero que se hace en estos casos es comprobar si efectivamente se trata de viruela", nos cuenta Rafael Blasco, especialista en viruela del INIA, "y se buscan trozos de genes con una técnica que se llama PCR. Para saber si el virus aún es peligroso", añade, "se hace un estudio de infectividad, que consiste en coger esas muestras y echarlas en unos cultivos de células que tenemos en el laboratorio. Si hay algún virus que está vivo es capaz de infectar una célula, sacar copias de sí mismo y volver a infectar otra célula, de tal manera que en unos días se vería una expansión del virus infectivo".

Al menos dos de los viales conservaban su capacidad para causar una infección 

Las pruebas realizadas a principios de la semana pasada indicaban que, efectivamente, los viales contenían ADN del virus de la viruela, pero quedaba por conocer si las muestras eran capaces de hacer enfermar a alguien. En la madrugada del viernes al sábado, los primeros análisis mostraron que al menos dos de los viales conservaban su capacidad para causar una infección y reactivar la enfermedad. Es decir, si una de las muestras se hubiera roto o alguien la hubiera abierto, se habría infectado con el virus. Afortunadamente, ningún trabajador ha tenido riesgo de infectarse en esta ocasión, pero la posibilidad de que haya otras muestras y alguien las manipule sin protección está ahí. De hecho, no son los primeros viales de viruela que aparecen extraviados en algún laboratorio. En los años 90, otras muestras olvidadas aparecían en el Instituto Suizo de Vacunas, en Berna y el comité de asesoramiento sobre la viruela de la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó recientemente de la destrucción de una cepa con fragmentos del ADN del virus clonados en Sudáfrica.  Otros viales encontrados en la Europa del Este se destruyeron hace una década para evitar que cayeran en manos indeseadas y terminaran siendo usadas en un ataque bioterrorista.

La última víctima de la viruela se infectó por accidente en un laboratorio

"Los accidentes pasan", asegura Juan Carlos Sáiz. “Si mañana yo me muero y no he rotulado muy bien los tubos lo lógico es que lo destruyan, pero a veces se quedan ahí y pasan desapercibidos". "A lo mejor estas muestras pasaron inadvertidas", especula Esteban, "puede que fuera cambiando la persona responsable, que se jubilara o que se fuera y quedara algo en el refrigerador". La seguridad en los laboratorios que albergan estas muestras siempre ha sido una prioridad, y más aún desde que la última víctima de la enfermedad, la fotógrafa Janet Parker, se infectó en una de estas instalaciones. Parker trabajaba bajo la sala en la que se manejaban las peligrosas muestras y se contaminó porque alguien no había tenido en cuenta los conductos de ventilación. Falleció el 11 de septiembre de 1978, con 40 años, y por fortuna solo había contagiado a su madre, que sobrevivió. Pero ¿qué pasaría ahora, cuando la población lleva tres décadas sin recibir ninguna vacunación?

Cómo actuar en caso de crisis

"Ese escenario sería tremendamente preocupante", explica Rafael Blasco a Next , "sobre todo porque la población humana ha crecido muchísimo y porque la mitad ha nacido después de que se dejara de vacunar y no tienen ningún tipo de inmunidad respecto al virus". "Si ahora se suelta la viruela, la población es naif a la enfermedad y arrasaría si no se controlara a tiempo", añade Sáiz.  Por fortuna, la viruela no se contagia por el aire con la velocidad que lo hace la gripe y el contagio se produce cuando el enfermo ya presenta síntomas, lo que permitiría ganar tiempo. "Existe ya protocolo de contención y actuación inmediata", explica el español Mariano Esteban, que pertenece al comité de asesoramiento de la OMS en esta materia, que supervisa las medidas a tomar. "Lo más urgente es el aislamiento de la persona o personas infectadas y luego aplicarles los tratamientos con antivirales para tratar de bloquear inmediatamente la infección. La viruela se transmite con más dificultad que la gripe, es por contacto con la persona, por lo cual a una persona infectada se la puede aislar con gran facilidad".

Defensa conserva dos millones de unidades de vacuna contra la viruela y 48.000 para uso militar

¿Qué pasaría en España si hubiera un brote de la enfermedad? Nuestro país, como otros, mantiene un stock de vacunas gestionados por Defensa para el caso de una reaparición de la enfermedad. En concreto, confirman a Next fuentes del Gobierno, España tiene dos millones de unidades de vacuna contra la viruela que conserva el ministerio de Defensa, que dispone de otras 48.000 unidades para uso militar. "La población puede estar tranquila porque las medidas para evitar la extensión de la enfermedad serían inmediatas y muy seguras", asegura Esteban. "La OMS tiene los protocolos establecidos para evitar que se pudiera extender y controlar el foco". Después de los ataques terroristas del 11S en 2001, se han desarrollado nuevos fármacos antivirales y se almacenaron vacunas por miedo a un ataque con esta enfermedad, nos cuenta Blasco. "Una ventaja", explica, "es que los stocks de esta vacuna serían válidos porque la viruela es muy estable, no hay variaciones anuales como las de la gripe". Lo que hay que tener en cuenta para estar tranquilos es que precisamente se erradicó la viruela primero porque se usó la vacuna y porque había ya un gran conocimiento de contención y tratamiento a la población, asegura Esteban. "Y por algo”, concluye, “la viruela es la única enfermedad que el ser humano ha erradicado de este planeta". 

Destruir o no destruir 

Las dos últimas muestras del virus de la viruela se conservan, por un acuerdo internacional, en el CDC de Atlanta y en el centro de investigación de virus VECTOR en la ciudad de Novosibirsk, en Rusia. Aunque inicialmente estaba previsto destruir estas muestras después de la erradicación de la enfermedad, los expertos no se ponen de acuerdo sobre la conveniencia de hacerlas desaparecer. Aunque estas cepas no se necesitan para fabricar vacunas, el principal motivo para mantenerlas es que podrían servir para investigar si hubiera nuevos descubrimientos.  Si se destruyeran, aunque difícil, se podría reconstruir el virus a partir de su genoma, como se ha hecho con la polio. “Con lo que ha avanzado la tecnología”, explica Blasco, “dentro de un tiempo cualquiera podrá hacer un virus de la nada”.  Por eso existe una prohibición internacional para trabajar en ese sentido. 

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