El fútbol no pasa por sus mejores momentos en lo extradeportivo. El pasado viernes 3 de marzo, la Fiscalía de Nanterre acusó al jugador del PSG Achraf Hakimi por violación tras la declaración de una mujer de 24 años. Los hechos, sacados a la luz por Le Parisien, alertaron a las autoridades galas, que pusieron en marcha una investigación que ha terminado con el zaguero acusado y bajo control de la justicia francesa.
A expensas de ver cómo evoluciona el caso, los hechos que rodean a Achraf Hakimi son el último episodio de una lamentable lista de personalidades del fútbol que se han visto salpicadas por acusaciones, denuncias o quejas de terceras personas por casos de acoso, abuso o agresión sexual. Aunque es un mal que se está extendiendo por todos los rincones del planeta por igual, la diferencia con hechos sucedidos en el pasado es que ahora las víctimas cuentan con la valentía de denunciar y las instituciones se han volcado en estudiar cada caso que sale a la palestra.
El fútbol francés ha encadenado el caso Achraf con la dimisión el pasado mes de febrero de Noël Le Graët, presidente de la Federación Francesa de Fútbol. El ya exmandatario anunció su marcha durante una reunión del comité ejecutivo tras verse acorralado por una auditoría que denunció sus malas prácticas como dirigente y una serie de mensajes de carácter sexual hacia algunas colaboradoras. Esto último, destapado por la revista So Foot, se suma a la investigación en curso de la Fiscalía de París por acoso moral y sexual.
La auditoría fue encargada por el Ministerio de Deportes tras conocerse la exclusiva de So Foot, y, aunque tardó cinco meses en ver la luz, sus resultados fueron demoledores para un Le Graët sobre el que sobrevuelan testimonios de acoso sexual, entre otras, de Florence Hardouin, directora general de la Federación Francesa de Fútbol, así como de la agente de futbolistas Sonia Souid.
España no se libra
En nuestro país también hemos tenido casos muy graves en los últimos tiempos. Dani Alves todavía continúa en prisión por su caso de agresión sexual contra una mujer el pasado mes de diciembre en una discoteca de Barcelona. Los magistrados explicaron en su auto que comparten con las acusaciones que concurre un "elevado riesgo de fuga" debido en parte a la gravedad del delito que se le imputa y a los "severos indicios de criminalidad" que obran contra el futbolista.
El caso de Santi Mina fue otro de los que más conmocionó a la opinión pública española. El ya exjugador del Celta fue condenado por la Audiencia de Almería a cuatro años de prisión por un delito de abuso sexual a una mujer en junio de 2017 en Mojácar, si bien fue absuelto de agresión sexual. El pasado mes de septiembre, el tribunal acordó que seguiría en libertad con la obligación de concretar su domicilio en Arabia Saudí, donde actualmente desarrolla su carrera futbolística.
Raúl Calvo, Víctor Rodríguez y Carlos Cuadrado, jugadores entonces de la Arandina, fueron condenados a finales de 2019 a 38 años de prisión por agredir sexualmente a una menor de edad en 2017. Sergi Enrich y Antonio Luna obtuvieron una pena de dos años por un delito de descubrimiento y revelación de secretos. Los futbolistas mantuvieron una relación sexual con una mujer y lo grabaron en vídeo.
Incluso David Villa, máximo goleador histórico de la selección española y campeón del mundo, vio emborronada su carrera en verano de 2020 cuando Skyler Badillo, extrabajadora del New York City FC, lo acusó de acoso sexual. El delantero se defendió, aunque el caso quedó algo difuminado cuando la entidad estadounidense reveló que, tras la investigación interna llevada a cabo por el club, se admitió que hubo un comportamiento "inapropiado e inaceptable", pero no se llegó a mencionar al asturiano de forma directa.
Robinho, condenado a 9 años
El más grave de todos estos casos lo protagonizó en 2013 Robinho. El exjugador del AC Milan fue acusado en 2013 de participar en una violación grupal a una mujer de 23 años. En 2022, el Tribunal Supremo italiano firmó una sentencia que condenaba al futbolista a nueve años de cárcel. Tras un año entero de problemas para solicitar la extradición a Brasil, país al que huyó, finalmente cumplirá su pena en la nación que lo vio nacer.
Así lo confirmó Carlos Federico Santos, subprocurador general de Brasil, quien explicó que "no hay impedimento legal para la transferencia de la ejecución de la pena". De este modo, se cierra uno de los expedientes más negros en la historia moderna del fútbol. Uno más que expande una tendencia de abusos de poder e impunidad por parte de un colectivo que siempre ha creído, y así se demuestra, que vive por encima del bien y del mal.
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